TALENTOS

MARÍA DÍAZ MEGÍAS

Ganadora del V Premio SGAE de Teatro Ana Diosdado con ‘Mater dolorosa’, que nos invita a repensar la maternidad y la gestación subrogada

POR PABLO GIRALDO

Mater dolorosa, obra ganadora del V Premio SGAE de Teatro Ana Diosdado, trata un asunto central: la gestación subrogada y su controversia. Pero su autora, la sevillana María Díaz Megías, va más allá y nos traslada una pregunta como una sombra que recorre todo el relato: ¿Cuándo es la maternidad un anhelo genuino y cuándo un deseo inducido? 


Mater dolorosa profundiza en el tema a través de la historia, contada en paralelo, de dos mujeres conectadas por la maternidad, al tiempo que ilumina los aspectos más oscuros de una práctica que se sitúa en el centro del debate público. El texto dialoga tanto con Yerma (Federico García Lorca, 1934) como con Cucaracha con paisaje de fondo (Javier Ballesteros, 2022) y nos invita a replantearnos nuestra idea de maternidad. 


El premio de la Fundación SGAE, que reconoce la dramaturgia femenina con carácter anual, está dotado con 4.000 euros. Pero, además, la obra será publicada en un libro de la colección Teatroautor el próximo otoño e incluida en el Ciclo SGAE de Lecturas Dramatizadas 2024. Mientras todo eso llega, no podíamos esperar para charlar con María Díaz Megías.


Mater dolorosa se abre con un recordatorio de que ser madre o padre no es un derecho. ¿Te parecía importante resaltar esa idea para hablar de la gestación subrogada?

Me parecía interesante marcarlo desde el primer momento para situar al lector. Una de las ideas que me movía a escribir era hablar de esta concepción que existe hoy en día de que todo puede tener un precio, a todo le puedes poner un valor económico y, dependiendo del nivel de cada uno, puedes adquirirlo o no. El deseo debería ser solamente un deseo y no una moneda de cambio. Me parece interesante resaltar cómo la sociedad actual crea deseos que no necesitamos y los lleva a unos niveles en los que, si no los consigues, parece que no eres nadie. La maternidad y la paternidad entran también en ese sistema. 


¿Dónde está el germen de esta historia?

Mater dolorosa surge en el marco académico de la RESAD, como trabajo final de dramaturgia. Decido escribir una obra y recurro a una idea que ya llevaba sembrada en mí muchos años: la gestación subrogada. Era un tema que formaba parte de mis inquietudes y se juntó con un periodo muy personal en el que comencé a reflexionar sobre querer ser madre y si ese deseo era realmente mío o fruto de la educación que había recibido y de cómo estaba organizada la sociedad. ¿Quiero ser realmente madre o es que todo me ha llevado hasta aquí para albergar ese deseo? Al no encontrar una respuesta, quise unir mi inquietud por la gestación subrogada con la idea de cómo se plantea la maternidad hoy.

MARÍA DÍAZ MEGÍAS

(Sevilla, 1986) 


Es dramaturga, actriz y directora de escena. Está titulada en Interpretación Textual por la ESAD de Sevilla y especializada en Teatro Gestual por la Escuela Internacional de Teatro Berty Tovías de Barcelona. En 2013 fundó Teatro A La Plancha, su propia compañía, junto a Manuel Ollero y Selu Nieto, trabajando especialmente la poética de la imagen, lo grotesco y el universo del clown. Las obras más destacadas en las que ha participado como actriz y creadora son La última boqueá (2017) y Los Perros (2015), galardonada esta con el Premio Revelación en los IV Premios Lorca del Teatro Andaluz.


En 2022 terminó los estudios de Dirección Escénica y Dramaturgia en la RESAD, donde gestó De mentes rebeldes (Fundamentos, 2019) y Apátridas (Antígona, 2023). En 2021 ganó el Premio de Teatro Exprés organizado por la ATT con su texto Caracteres. Ese mismo año se estrenó El sueño en que caímos (2021), un encargo de Proyecto Ovella en el que María Díaz firmó la dramaturgia y la dirección, seleccionada en el Programa de Residencias de DT Espacio Escénico. En noviembre de 2023 ganó el V Premio SGAE de Teatro Ana Diosdado por Mater Dolorosa, un texto que habla sobre la gestación subrogada y la esclavitud de la mujer en el siglo XXI.

DOCUMENTACIÓN Y DOSIS DE REALIDAD

La obra es una historia de ficción con mucho trabajo de fondo. ¿Cómo fue tu proceso de investigación?

Tardé un año y medio aproximadamente en escribir la obra y el primero fue de documentación. Es un tema muy profundo que abarca todo un sistema mercantil en el ámbito de la reproducción asistida, desde las donaciones hasta la gestación subrogada. Tuve que llevar a cabo un proceso muy amplio de documentación, de muchas lecturas y conversaciones, en el que me fui encontrando una realidad bastante dura. Era muy fácil acceder a una parte de información, que tiene que ver con el aspecto mercantil, pero había otra parte de desinformación y secretismo en lo que tiene que ver con las mujeres que gestan para otras personas. El salto más complicado fue trasladar todo eso a una cosa escénicamente interesante.

“Hay escenas que están sacadas de la realidad casi tal cual: cómo es el sistema de captación de las empresas de gestación subrogada, que actúan en nuestro país bajo bufetes de abogados, y cómo graban en vídeo sus anuncios” (María Díaz Megías)

Al final, configuraste una historia que tiene también sus dosis de realidad.

Una de las cosas que me di cuenta en ese proceso es que con poca información era muy fácil posicionarse sobre el tema. Me encontré con que muchas personas no lo veían como una práctica del todo negativa porque no tenían toda la información al respecto. Y yo sentía que había que reflejar todo eso, ponerlo al servicio del juego escénico. Había cosas que desde el principio tuve claras, pero hay escenas que están sacadas de la realidad casi tal cual: cómo es el sistema de captación de las empresas de gestación subrogada, que actúan en nuestro país bajo bufetes de abogados, y cómo graban en vídeo sus anuncios. Por eso me interesaba que las personas que accedieran al texto supieran que esto no es que me lo haya inventado yo, sino que es fruto de una investigación y muchas cosas no se alejan de la realidad. Cuando terminé de escribir la obra me quedé satisfecha con el resultado, pero aun así sentía que la realidad siempre me pasaba por encima. 


¿Cuánto peso suele tener la investigación en tus trabajos como dramaturga?

Siempre hay una parte importante de documentación en mis procesos, no solo a nivel de realidad y de investigación, sino también como fuente de inspiración. En este caso en concreto, era imposible que yo escribiera una coma sin datos, sin adentrarme en el mundo de la gestación subrogada desde un punto de vista documental y científico. 

María Díaz Megías recogiendo el V Premio SGAE Ana Diosdado de Teatro

¿Crees que faltan puntos de vista para llevar la maternidad al teatro? 

La maternidad es un tema bastante representado y que se está repensando mucho últimamente. Y creo que el cambio de paradigma pasa por replantear la maternidad y la paternidad como algo que no es imprescindible, que no es necesario. 


Este es un tema muy actual. ¿Tienes claro que tu teatro tiene que hablar del presente?

Tampoco tengo claro cuál es mi teatro ni tengo una obra tan extensa. Me siento muy joven escribiendo e inexperta en muchas cosas. En esta obra es así porque quería plasmar esta realidad, acercarla al público, hacerle pensar y colocarla en el centro del debate. Pero en otras obras he hablado de inmigración y de precariedad en las artes escénicas. Son temas que me inquietan en mi día a día y me obligan a reflexionar.

“Necesitaba poner en el centro a las verdaderas protagonistas, que son las mujeres que por una situación económica determinada se prestan a esto. Y, a través de ellas, reflejar todo este sistema y la hipocresía de la sociedad” (María Díaz Megías)

En esta época, muchos autores aplican la economía de medios a la hora de imaginar historias. Pero tú te atreves con una obra para ocho intérpretes y más de 30 personajes. ¿Hay que acabar con la austeridad a la hora de escribir?

A mí me encantaría que todos escribiéramos con una libertad que no tuviera que ver con la situación económica de los teatros o de la profesión. En este caso, no tenía mucha fe de que el texto fuera a llegar a montarse, así que decidí darme el gusto de escribir sin límites. Y fue una experiencia genial, porque no me autocensuré en ningún momento. De hecho, tenía muy claro desde el inicio que esta obra no tenía sentido si no había un coro de diez, doce o quince mujeres en el escenario todo el rato que fueran el eje de la narrativa. Necesitaba poner en el centro a las verdaderas protagonistas, que son las mujeres que por una situación económica determinada se prestan a esto. Y, a través de ellas, reflejar todo este sistema y la hipocresía de la sociedad. Es verdad que da pena que hasta en el proceso de escritura, que es tan previo a todo, tengamos que estar pensando en cuántos intérpretes o personajes nos podemos permitir, pero la realidad es la que es.

María posa de perfil, pero escribe de frente

POR ENCIMA DEL SISTEMA

¿Has temido autocensurarte por lo delicado del tema que estabas tratando?

Es un miedo que me ha acompañado desde el principio. Durante el proceso de investigación, en el que me enfrenté a los mecanismos de venta de estas agencias que operan en nuestro país y detecté su manipulación del lenguaje para captarte, hasta yo tuve un momento en el que me lo replanteé todo. Eso fue muy revelador. Tenía muy clara mi postura, pero me vi tan inmersa en este mundo que, de repente, un día me pregunté si no estaría siendo muy radical. Yo misma fui víctima del propio sistema que te atrapa cuando te habla del deseo de la maternidad y lo romantiza. Hubo momentos en que dudé, por ser un tema con mucha discrepancia. Después leía e investigaba sobre la parte que más me interesaba, uno de los sistemas esclavistas que tenemos hoy en día… y sabía que tenía que hablar de ello.


El teatro siempre será conflicto, ¿verdad?

Claro, porque a la hora de escribir, a mí no me interesaba representar una obra de buenos y malos. Aunque yo tuviera una opinión clarísima respecto al tema, quería elevar el discurso y dejar claro que tanto unos como otros somos víctimas de un sistema que nos manipula y nos pone precio. Por eso hablo del deseo de las mujeres y los hombres que acceden a este tipo de medios de reproducción, porque al final son víctimas de un sistema que te pone delante la posibilidad de la maternidad y la paternidad. Yo me preguntaba: ¿qué situación se tendría que dar en mi vida para recurrir a esto? Tener un deseo mucho más profundo de la maternidad y dejar que el sistema se encargue del resto.

“El deseo de maternidad, el cuidado y la reproducción son temas que forman parte de nuestra vida desde que somos muy pequeñas” (María Díaz Megías)

A pesar de lo delicado del asunto no renuncias a la sátira. ¿Tenías claro el tono irónico desde el principio?

Sí, porque la ironía, la comedia en general, hacen que las cosas lleguen de una manera más directa y profunda. Me parece que iba muy acorde porque me daba miedo centrarme puramente en la información y, en este caso, la comedia ayuda a aligerar cómo le llega al lector. 


Mater dolorosa trata un tema que afecta directamente a las mujeres. ¿Tiene un significado especial haber recibido el Premio SGAE Ana Diosdado, dedicado a la creación teatral contemporánea femenina? 

Sí, me hizo muchísima ilusión. No solamente que se premie la escritura de las mujeres, sino que el jurado estuviera compuesto también por mujeres. Me parece muy especial y bonito que el premio viniera de tantas compañeras. Al principio no tenía muy claro en boca de quién contar esta historia, pero decidí que fuera una mujer porque nosotras estamos muy tocadas por este tema. Yo me siento interpelada cuando se habla del deseo de maternidad, el cuidado y la reproducción, porque son temas que forman parte de nuestra vida desde que somos muy pequeñas.

Firma invitada

Pablo Giraldo (Avilés, 1985) es licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y La Sapienza de Roma. Es colaborador habitual de la revista Vanity Fair y ha trabajado para medios como Shangay, JotDown, RBA, S Moda o El Español, entre otros. También ha trabajado para festivales de artes escénicas como Madrid en Danza y Festival de Otoño y ha sido director de comunicación de El Pavón Teatro Kamikaze. Actualmente compagina su trabajo en el Teatro Español y Naves del Español en Matadero con su faceta de periodista cultural.


En Cultura Revista SGAE nº9 se encargó de una estupenda entrevista a la dramaturga Esther Carrodeguas.  

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Fotografías

Pablo Márquez (retratos frontales)

Manuel Lorenzo (Premio SGAE Ana Diosdado)

Alfonso Rodríguez Naranjo (retrato de perfil)

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