“Este oficio da sus frutos. Pero, como parte de la industria, es duro y jodido”, dice Iván Martínez Lacámara (Zaragoza, 1977), uno de los sastres fundamentales de la música para el audiovisual en España. Galardonado por las bandas sonoras de series tan populares como La casa de papel (Camille Award 2022 y Jerry Goldsmith Award 2019) o Vis a vis (Premio Música para el Audiovisual Español 2019), Iván es un autor inteligente y prolífico cuya carrera se ha desarrollado en colaboración constante con el maestro Manel Santisteban.

“Hay quien me dice, pero tú haces arte, ¿no? Bueno, sí, pero arte aplicada, donde mi voz es relativa: dependo del propósito y la decisión de un tercero… y en eso nunca he tenido problema”, explica el autor. “Hay que saber adaptarse a las exigencias de una producción”. Martínez Lacámara recuerda que su trabajo tiene que sonar como una serie estadounidense, pero con medios y presupuesto españoles: “En USA tienen un compositor musical, diez o doce arreglistas y otros profesionales alrededor, pero aquí es más yo me lo guiso, yo me lo como”.

¿Hay que tener nervios de acero para gestionar tanta presión? “Sí, claro, e ir cumpliendo plazos. Cuando eres novato, esas cosas te superan y más que controlarlas, las toleras. Pero lo más complicado siempre es sentar las bases para trabajar con un caos que, finalmente, va funcionando. Sobre todo, si no te creas expectativas muy altas. Así evitas frustraciones”.

Iván Martínez Lacámara se crio rodeado de música en casa, obtuvo el grado profesional en el Conservatorio Superior de Zaragoza y vio claros sus pasos hacia el mundo de la tecnología musical, los sintetizadores y el ordenador. “Siempre lleva más tiempo conseguir que suene bien que el proceso de composición en sí”, dice.

En sus más de veinticinco años de trayectoria nunca se ha emocionado tanto como al escuchar su música interpretada en directo en el Fimucité (Festival Internacional de Música de Cine de Tenerife), el pasado 2020. “Aunque había hecho música sinfónica, siempre había sido por ordenador. La sensación que tuve en el festival de Tenerife fue bestial: que una gran orquesta toque tu música es otro mundo. En el caso de La casa de papel no fue solo orquestal; también hubo música electrónica grabada y una banda de rock”.

La música de La casa de papel en versión sinfónica viajó después a Polonia, también de la mano de Fimucité. Ahora intentan que este espectáculo de bandas sonoras pueda repetirse integrando las partituras de la última temporada. “Ya hay promotores interesados”, dice Iván.