CON PROFUNDIDAD Y ALEVOSÍA
‘COLABOS’ EN
LA MÚSICA POP
¿Crecimiento creativo o estrategia comercial? Hablamos con Rozalén, Shego, Álvaro Soler y más
POR CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA
Los nombres de estrellas combinados. La suma de talentos. Los llamados featurings. Son un signo de nuestro tiempo. En la última década se han multiplicado, y es difícil que entre las diez canciones más escuchadas de un artista de renombre no figure alguna colaboración. Podéis comprobarlo entrando en cualquier plataforma de streaming. Es algo que no ocurría hace décadas. ¿Nacen de la afinidad personal? ¿Del cálculo comercial basado en la suma de sus bases de fans? ¿Es el resultado de estas alianzas algo más que la adición de sus capacidades? Son cuestiones mucho más complejas de lo que parecen.
Hace años, en los ochenta y noventa, esta clase de tándems creativos escaseaban. Y cuando se daban era, por lo general, con resultados artísticos poco memorables. Recuerden aquel “Ebony and ivory” (1982) de Paul McCartney con Stevie Wonder o la versión de “Dancing in the street” (1985) de Mick Jagger con David Bowie. Mucho talento junto, escasos hitos creativos.
“La suma de seguidores de los artistas que protagonizan la colaboración es primordial en un panorama de negocio tremendamente agresivo y competitivo” (Ángel Carrión, Virgin Music)
La suya es una visión desde dentro de la industria. Eminentemente empresarial, claro. De hecho, desde Virgin han impulsado colaboraciones recientes “como la de Juan Magán junto a Akon, la de Kabasaki con Israel B y Quevedo, la de Raphael con Pablo López o la de Luz Casal con Viva Suecia”.
Hablan los autores y autoras
Rozalén
Pero, ¿qué piensan de esto los propios autores y autoras? ¿Obedece todo a una planificación desde los grandes (o pequeños) sellos? Rozalén parece darle la razón a Ángel Carrión, ya que reconoce que “la gran mayoría de las colaboraciones que he hecho nunca las he pedido yo”. No por ello son trabajos prefabricados o carentes de alma: “Para mí, la música es lo que sucede en una sobremesa, compartirla. Mira lo que es el folclore, que es lo que yo he hecho desde siempre: el cantar con gente. Y ha habido mucho feeling personal en colaboraciones en las que ambos veníamos de estilos súper diferentes”, confiesa. Reconoce, eso sí, que se sintió especialmente emocionada con “los maestros y los grupos de rock o de rap que yo escuchaba de niña, porque es algo como muy surrealista, que nunca hubiera soñado. Por ejemplo, con Víctor Manuel, que me llevó a cantar a Oviedo en su 50 aniversario, y a raíz de ahí canté con Ana Belén y grabé con Serrat o con Pablo Milanés”.
También el músico hispano alemán Álvaro Soler asume que son más las colaboraciones que nacen por iniciativa de su discográfica que por impulso propio, pero eso no significa que la química no pueda prender luego. Nos lo cuenta desde Berlín, donde reside la mitad del año: “La que me abrió más puertas fue la que hice con Jennifer Lopez, “El mismo sol” [2015], que sonó mucho en Latinoamérica y otros países de Europa, y yo diría que fue la más importante. Pero también está la que hice con Ray Dalton, por ejemplo, a quien hasta ese momento yo no conocía. Me pasaron su canción “Manila” [2021] y yo escribí la parte en castellano. Al final fue muy orgánico por el tipo de persona que es él: depende de las personas que hay detrás”, esgrime. Damos fe de que “Manila” es una de las canciones que generan mayor fervor por parte de sus fans en directo. Al igual que la remezcla de “La cintura” (2018), con Flo Rida y Tini, que nació de una petición suya al sello “para que encontraran a alguien para hacer un rap”. Resume Álvaro Soler que “cada colaboración es distinta: esto es como cuando te preguntan cómo se escribe una canción”.
Del mainstream al underground
Shego
Algo diferentes son las cosas en el ámbito alternativo. Como en el caso de las madrileñas Shego, quienes acabaron colaborando en uno de los cortes de REPUTA (2022), de Zahara, porque fue esta quien les escribió directamente porInstagram tras verlas en un concierto. Alucinaron con que la propia Zahara les permitiera “hacer y experimentar lo que quisiéramos con una canción tan personal como “Merichane”.
Entra ahí también el factor de admiración personal al que se refería Rozalén: cuando eran unas crías, Shego ya reverenciaban a Zahara. Maite Gallardo, Raquel Cerro, Charlotte Augusteijn y Aroa Elvira Delgado, que son sus cuatro componentes, confiesan que les gustaría colaborar, si pudieran elegir, “con Jimena Amarillo, Samantha Hudson o Amaral”. También creen que, por encima de cualquier cálculo estadístico, lo que debería imperar para que una alianza brille es la afinidad personal y creativa: “Hay un poco de todo, pero las que acaban saliendo de puta madre y disfrutas más son las que haces porque de verdad te interesa el proyecto que tiene una persona y crees que lo que va a salir de ahí es mágico. Aunque también exista la típica colaboración hecha como para que las dos partes ganen, aunque uno de los dos tenga más público”, argumentan.
En enero de 2023, Shego publicaron “Qué voy a hacer” en colaboración con Natalia Lacunza. Las madrileñas tienen un montón de galas por delante este año. Entre las más próximas están Vigo (28 enero), Barcelona (11 febrero) y Madrid (17 marzo, presentación oficial del disco). Síguelas en redes al final de esta página.
Afinidades y oportunidad comercial
Al final, independientemente de quien proponga el trabajo y cuál sea su génesis, ese pellizco de magia o de combustión espontánea de elementos ha de prender. Rozalén cuenta que “el deseo de ampliar públicos” le parece “algo muy frío; sobre todo tiene que haber afinidad personal y un compartir más puro”.
El periodista musical Joan S. Luna, redactor jefe de Mondosonoro, también asume que hay colaboraciones de todo tipo, unas más interesadas, otras más auténticas. Pero introduce un interesante matiz: “Es evidente que, en muchos casos, hay un interés genuino, pero pondría la mano en el fuego para asegurar que aquí no se cacarea tanto la colaboración como cuando se hace con fines comerciales”. Es obvio también para él que “se ha instaurado como una forma de retroalimentar seguidores para relanzar canciones sumando nuevas voces y llegar a otros públicos”. Sin querer generalizar, Luna resume de forma algo inquietante que “no hacen falta tantas colaboraciones como las que ahora mismo se dan: el mundo podría vivir sin ellas, pero entiendo que es una forma muy eficaz para crecer de forma exponencial”.
“Estamos ya muy acostumbrados, pero el mundo del rap lleva tirando de ‘feats’ prácticamente toda la vida” (Joan S. Luna, Mondosonoro)
¿Es posible que los géneros que ahora imperan, como el hip hop, el reguetón, el dembow, el trap o el bedroom pop, sean más propensos por su naturaleza a que los músicos colaboren entre sí? ¿Más que el rock y el pop de toda la vida? Ángel Carrión incide en la “bastardización de géneros actual”, en el hecho de que ya no existen “tribus musicales concretas” y en que aquellas viejas militancias se fueron difuminando “desde que, en los noventa, los artistas de hip hop y de metal comenzaron a asociarse de manera habitual”. Hoy en día, dice este representante de la industria, nos parece perfectamente normal (y muy excitante) “que Kae Tempest colabore con Grian Chatten de Fontaines D.C.; o Mall Grab con Brendan Yates, de la banda de hardcore Turnstile”. Más que creer que unos géneros sean más proclives a la mezcla que otros, se trata para él de que “las barreras de esos géneros han caído y es algo que al oyente le gusta”.
Joan S. Luna también se retrotrae a los años 90 o incluso más atrás para localizar el origen del fenómeno: “Estamos ya muy acostumbrados, pero el mundo del rap lleva tirando de feats prácticamente toda la vida, lo mismo que de los beefs. Al tratarse de canciones con menos sentido de autoría detrás, es más sencillo que pueda haber distintos protagonistas y se abra el campo a apariciones estelares”, comenta.
Matriz (2022), el último disco de Rozalén, recupera canciones del folclore español. La autora manchega las interpreta en colaboración con colegas como Rodrigo Cuevas, Sílvia Pérez Cruz, Eliseo Parra o Fetén Fetén. En este vídeo, María Rozalén canta “A Virxe do Portovello” con las gallegas Tanxugueiras
La lectura de Rozalén confirma que no hay una explicación simple para este fenómeno: “Puede que tenga que ver con el progreso de las redes sociales, o por los algoritmos que antes no existían y que hacen que, si tú te mezclas con otro, tengas mayor alcance”, dice, pero también quiere pensar que “hay menos etiquetas”. Ella misma se asombra de haber podido cantar “en festivales de rock, de indie, de folk o de lo que sea” con un perfil de “cantautora” que teóricamente no era propicio para ello.
El factor latino
Álvaro Soler
Son muchas las cosas que han cambiado, desde luego. Álvaro Soler asigna el auge de esta moda a su origen latinoamericano. “Es divertido colaborar con otra gente y experimentar un poco, pero en realidad esto nació en la música latina, donde todo el mundo colaboraba. De hecho, hay músicos que nunca habían sacado una canción solos, porque son una generación que nace del business de tener la mente metida en cuántas escuchas mensuales tengo. Si no tenías no sé cuántas en tu Spotify, la gente no quería hacer colaboraciones contigo o no te tomaban en serio porque te consideraban pequeño”, explica. Según sea la cultura de un territorio, unas colaboraciones se entienden mejor que otras: “Algunas funcionan mejor en unos países que en otros, y es bonito que cada cultura responda de una forma distinta”, recalca.
Y volvemos otra vez a la disyuntiva: ¿cálculo comercial para ganar más dinero o auténtico afán de enriquecimiento creativo? ¿Es posible conjugar ambos? Álvaro Soler es optimista y cree que aquella obsesión con la frialdad de las cifras va quedando atrás: “Creaba una falsa realidad de lo que es el éxito a través de los números, ya que es algo que nació básicamente por una razón comercial. Pero, por suerte, ya no se mide tanto por eso”, razona.
Joan S. Luna remata con una conclusión que es más un deseo que una absoluta certeza: “Si en muchas ocasiones, con que un artista de éxito recomiende a otro, eso lo convierte en superventas, imagina que lo invite a participar en su canción… Eso sí, a mi yo más fan de la música le gusta seguir creyendo que la mayoría de estas colaboraciones surgen de forma espontánea y porque los artistas quieren compartir su arte”.
“Candela”, con Nico Santos, es una de las colaboraciones más recientes de Álvaro Soler. El catalán reside gran parte del tiempo en Alemania, donde ofrecerá varios conciertos próximamente. También ha anunciado su participación en eventos en Austria o Hungría este año.
‘COLABOS’ Y ÉXITOS
Por Tito Lesende
Las colaboraciones son un síntoma del pop actual. Aquí encontrarás una batería de éxitos compartidos muy recientes.
Shego: "Lo que esperamos para 2023 es que el disco tenga buena bienvenida, para así poder seguir dedicándonos a la música. Eso es un sueño para nosotres. ¡También esperamos mucho amor! ❤️"
Firma invitada
Carlos Pérez de Ziriza (Madrid, 1973) es periodista y se ha recorrido decenas de festivales y cientos de conciertos en España y otros países. Colabora habitualmente en medios como El País, Mondo Sonoro, Efe Eme, Rockdelux o À Punt, entre muchos otros. Ha escrito nueve libros sobre música pop. Coordina también los contenidos de la revista trimestral ¡Mússica! y de su web mussica.info.
Debutó en Cultura Revista SGAE nº4 con el reportaje de portada El gran verano de los bailes pendientes
Ilustración
Miguel Sueiro/Baliente
Fotografías
Rozalén por Ana Becerra
Shego por Xavi Souto
Álvaro Soler por Tobias Ortmann
Enlaces
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LABORATORIOS DE CREACIÓN DE FUNDACIÓN SGAE EN GALICIA
Acaban de comenzar en Santiago de Compostela estos laboratorios, tutorizados por Iván Ferreiro (creación musical), Lidia Fraga (guion audiovisual) y Esther Carrodeguas (creación teatral). Hasta el mes de marzo, estos tres profesionales convocan jornadas de convivencia e intercambio experiencial con los talleristas, que también han recibido 1,500 euros y el pago de los gastos.
En la categoría de música participan Marián Romero y Pablo Romeu (este último, con su proyecto Rhome). En la disciplina audiovisual han sido seleccionados los proyectos de guion de Ángel del Manzano y Antón Cascudo. Finalmente, Laura Porto fue la elegida en la categoría de creación teatral.