Xoel López (A Coruña, 1977) echó los dientes muy joven en la cosa melómana. Aún era menor de edad cuando empezó a tocar con Los Covers en bares y festivales del palo mod. Luego salió a Europa con la Elephant Band, triunfó con su proyecto Deluxe y se reinventó (más de una vez) con su propio nombre.

Xoel anuncia el lanzamiento de Caldo Espírito, un nuevo disco, para octubre de 2023. Poco antes, el 6 de septiembre, el brasileño Caetano Veloso (Santo Amaro de Purificação, 1942) pasará por España para ofrecer un recital en el pabellón IFEMA (Madrid). El legendario Veloso, otro cantor precoz, es uno de los socios más destacados de SGAE en el ámbito internacional. Ha cumplido 80 años en el Tour Meu Coco, con el que defiende su último álbum, de 2021.

A Xoel y Caetano los unen muchas cosas y, sobre todo, una visión común del compromiso artístico por encima de estéticas. En la siguiente conversación exploramos las conexiones entre un brasileño eterno y un gallego de todas partes.

Eras muy joven cuando conociste la música de Caetano Veloso, ¿verdad?

Sí. Mis padres lo habían visto tocando en un teatro, él solo con su guitarra. Además, me imagino que el sector musiquero de A Coruña estaba al loro, porque Brasil siempre ha interesado a la gente con gusto musical en Galicia. En mi casa había discos de los Beatles y los Stones conviviendo con Chico Buarque, Caetano Veloso, La Fusa [Vinicius de Moraes, 1970] o, en general, eso que llamaron MPB, la música popular brasileira. Recuerdo especialmente el directo Caetano e Chico – Juntos ao vivo [1972]. Desde ahí empecé a rascar en su música y en la de sus contemporáneos: Gilberto Gil, Tom Zé… Tendría yo unos 13 o 14 años y todos esos nombres gustaban también en mi entorno rockero y garagero.

¿Qué te gusta más de Caetano?

Me gusta algo musical y algo conceptual. En lo primero, su voz, que es una caricia. Da igual lo que haga Caetano: sobre todo, su fraseo es hermoso. Y su expresión es casi teatral, elegante y dulce. Como compositor no hay duda de su grandeza. Y, en lo conceptual, me gusta cómo entiende la música. Sus pilares fundamentales son la música de Brasil y el pop anglosajón. Es un ejemplo de fusión, y ahí es donde me identifico: tiene sus raíces claras y, por eso, sus ramas pueden ir a cualquier lugar. Y Caetano también mira más al resto de América que otros autores brasileños. Construyó un puente para mucha gente; estableció una red.

En el segundo disco de Deluxe le dedicaste una canción, titulada directamente “Caetano Veloso”.

Estaba en A Coruña un verano, en casa de mis padres, solo. Era de noche y pusieron en la tele un documental sobre Caetano, lo vi y dije: “Esta es la carrera que yo quiero”. Me crie entre libros, música y, sobre todo, pintura y escultura. No sentí que tuviese que encerrarme en un cajón concreto. Igual que Caetano, que no era rockero, ni popero, ni folclorista, pero podía encontrar su sitio en cualquier intersección. Sentí esa inspiración y, entonces, le escribí una canción.

¿Se pueden encontrar trazas de Caetano en otras canciones tuyas?

Sutilmente, quizá. Esa forma de cantar me ha influido mucho. Atlántico [2012] y “Tierra”, en especial, tienen algo del fraseo combinado de Caetano Veloso y Paul Simon. Siempre he pensado que esa canción quedaría bien en su voz.

¿Tienes contacto personal con Caetano Veloso o con su equipo artístico, quizá?

Nunca he coincidido con él. Cuando estuve en Río de Janeiro [entre 2010 y 2012] llegué a tener una banda, y ahí estaban el bajista Ricardo Dias y el baterista Marcelo Callado, que tocaron con Caetano en tres discos. Con ellos grabé en A Coruña, paseamos en bici… Ahora, en mi próximo disco, toca Domenico Lancellotti, un habitual de Gilberto Gil que tiene grupo también con Moreno Veloso, uno de los hijos de Caetano. Pero todavía no me he encontrado con el propio Caetano. Me encantaría, obviamente.

Igual que a Caetano, es habitual verte fluctuar entre estilos e incluso cambiar de formatos en una misma gira. Ahora vas en conciertos con tu propio nombre y como Deluxe, en simultáneo. ¿Es estrategia comercial, inquietud o qué es?

Solamente inquietud. He ido haciendo siempre lo que me gustaba. Si recupero Deluxe es porque me apetece de verdad. Antes me decían que estoy loco… y ahora igual. Pero no hago lo que necesito, sino lo que quiero. En un sentido empresarial quizá no debería, pero artísticamente me motiva. Y he entendido que mi carrera depende de eso: mi estrategia es ser fiel a mis sentimientos. También estoy tocando con el Combo Viramundo [grupo de versiones] en un bar para unas treinta personas. Quiero seguir aprendiendo y, cuantas más cosas hago, más creativo y más en forma estoy. Lo que más me gusta, además de estar con mi familia, es hacer música.

¿Cuándo sale tu nuevo disco? ¿Cómo será?

Si todo va bien, saldrá para octubre. Se llamará Caldo Espírito, acabamos de terminarlo y falta masterizar y fabricar. Es un repertorio variado, un disco en el que las once canciones están por encima de la producción. Lo hicimos con Dris Seijas, Domenico Lancellotti, Campi Campón, Leo Aldrey (que también trabaja habitualmente con Salvador Sobral)… Resumiendo, un equipo de multiinstrumentistas de Galicia, Cataluña, Brasil, Venezuela o Uruguay. Son temas vestidos de maneras muy diversas: hay ecos de Deluxe, ritmos bailongos, muchas guitarras eléctricas, pop-rock noventero y congas.