PORTADA (II)

ANIMACIÓN ESPAÑOLA

Carmen Córdoba, Alberto Vázquez, Lorena Ares y Carlos Fernández de Vigo dibujan un sector puntero en Europa

POR RUBÉN ROMERO SANTOS

Es un secreto a voces en los festivales de Cannes, Annecy o Weird Market y, lo más importante, en la taquilla: la animación española está viviendo una Edad de Oro. Una explosión de creatividad en la que todo tiene cabida en forma y fondo: 2D y 3D, inteligencia artificial, acción, distopías, temas sociales… De la violencia extrema de Unicorn Wars (Alberto Vázquez, 2022) a la sensibilidad de Amarradas (Carmen Córdoba, 2022), pasando por las aventuras de DinoGames (Lorena Ares y Carlos Fernández de Vigo, 2022), hablamos con algunos de los creadores de un boom imparable.

Ayer ingeniera informática, hoy una de las animadoras más prometedoras del panorama español. De momento, Carmen Córdoba (¡y nacida en Córdoba!)​​​​​​​ ya ha firmado dos cortos multipremiados. Debutó con Roberto (2020), una crítica a los estereotipos físicos transmitidos culturalmente (sí, también a través del mito de las princesas Disney). Su segundo trabajo, Amarradas (2022), es una reflexión sobre la maternidad en la que se atreve a reproducir un parto. Ambos reflejan un estilo propio, versátil, en el que sobran las palabras para una denuncia social con una clara mirada femenina y feminista.

Me gustaría que nos contaras tu recorrido vital, que es realmente peculiar.

Siempre he dibujado, pero mis padres me dijeron que estudiara una carrera con futuro, así que hice Informática. Cuando vi Toy Story [1995] tuve una epifanía: quería aparecer en los créditos de una película de Pixar. Tenía en la cabeza la historia de mi corto Roberto, pero no sabía animar. Así que no sé, me dio la crisis de los 30 y, aunque me acababa de comprar un piso en Madrid, lo dejé todo y me fui a Barcelona a estudiar lo que necesitaba para hacer el corto. No reniego de mis años como informática porque, aunque en algún momento pensé que había tirado mi vida, al final dirigir una producción de dibujos animados es como llevar un proyecto. Me he dado cuenta de que se me da muy bien producir, que me siento cómoda.

Roberto y Amarradas tienen una indiscutible mirada femenina. ¿Cómo es la situación de la mujer en la animación española? ¿Existe un techo de cristal?

En el cine de imagen real, cuando los presupuestos se disparan, la presencia de las mujeres disminuye. Como en animación los costes son muy altos, ya partimos de ese hándicap. Hasta ahora, mis cortos me los he producido yo, así que no he tenido ningún problema, ni he tenido que convencer a ningún productor de que enseñar un parto era guay, como hice en Amarradas. Roberto y Amarradas me han servido para demostrarme que lo que cuento funciona y que las historias contadas desde una mirada femenina funcionan a nivel global y están gustando. Pero es verdad que el tipo de proyectos que me han ofrecido son historias de mujeres. No me dan a dirigir películas de acción. Pero bueno, las cosas están cambiando con películas como Red [2022], de Domee Shi, porque el público responde y las productoras asumen más riesgos.

¿Cuál crees que es el estado de la animación en España?

Pues hay mucha gente trabajando en empresas de aquí que antes tenían que irse fuera. La vida del animador era muy perra, porque tenías que pasarte la vida saltando de un país a otro. Ahora se hace mucha publi, series y service para otras productoras. Tal vez para producir nuestras propias historias todavía estemos un poco verdes, pero vamos mejorando mucho. El Oscar a al Mejor Corto de Animación para El limpiaparabrisas [2021], de Alberto Mielgo, ha hecho que se nos tome más en serio. También creo que se insiste en películas más para toda la familia y que la animación para adultos, o más artística, o más de autor, todavía cuesta mucho.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Estoy trabajando en mi primer largo, que se titulará Un mundo propio y está producido por Nico Matji con guion de Marisa Simon-Moore e Irene Rodríguez. Transcurre en el Madrid de 1929, en el que viven todas las vanguardias del momento. Es la historia de una joven de provincias que quiere ser artista en 1929. Se rebela, se escapa a Madrid y vive todas las vanguardias artísticas. Es ficcionada a partir de personajes reales y se encuentra con figuras como Maruja Mallo o María de Maeztu, mujeres que han quedado bastante eclipsadas por las figuras masculinas pero que hay que reivindicar. También estoy escribiendo el guion de un segundo largo, que sigue un poco el universo de mi corto Amarradas: una historia sobre mujeres, la relación con los padres y el proceso de maduración.

Lorena y Carlos son vigueses y clásicos de la animación española. Dos décadas en esto, trece años de trabajo conjunto y largometrajes como Memorias de un hombre en pijama (2018) o Hanna y los monstruos (2023) los contemplan. Hoy, al frente de su productora, Dr. Platypus & Ms. Wombat, están felizmente asentados en Navarra, uno de los grandes polos de producción actuales. A la animación más convencional suman el interés por otras aplicaciones, como los videojuegos o la inteligencia artificial.

¿Qué hacen dos gallegos como vosotros en Navarra?

De broma decimos que Navarra tiene el mayor número de directores de animación por cápita. El Gobierno foral lleva un tiempo apostando por el audiovisual como sector estratégico, junto a automoción, turismo y agroalimentaria. En ese marco han trabajado un modelo de incentivo fiscal que da bastante seguridad jurídica y han invertido mucho en formación para atender las necesidades del sector.

¿Cómo creéis que ha cambiado la animación española desde vuestros inicios?

Cuando recorres la industria internacional de la animación no es nada raro que te encuentres con gente de nuestra quinta en puestos de supervisión que vienen de principios de los 2000. Desde la perspectiva industrial, la animación es muy beneficiosa para las regiones. Se generan muchísimos puestos de trabajo de calidad y estables, porque una película dura tres años, con espacio para gente muy joven, pero también muy mayor, de los 16 a los 90 años. Porque el talento no tiene edad.

¿Es el mejor momento para la animación?

En España se han vivido varios booms. El de Hannah-Barbera, el del 3D… Lo que pasa es que ahora contamos con profesionales que ya no solo tienen pasión, sino también una larga experiencia, y consiguen resultados más espectaculares. Estamos en un momento de crecimiento y estamos lejos de encontrar el techo. Nuestra generación ya entiende la animación como una técnica que es única para contar historias. Si conseguimos tener estabilidad en la próxima temporada, vamos a ver cinco años muy bonitos. Porque, con los recursos que tenemos, los resultados y las calidades son tan espectaculares que en el resto del mundo no dan crédito. Y eso es mérito de la pasión de artistas, productores y equipos.

¿Cómo aplicáis vosotros la inteligencia artificial a la animación?

Hemos trabajado durante cinco años en inteligencia artificial. Estamos muy contentos, porque en las próximas semanas empezamos a hacer las primeras presentaciones de este gran proyecto de I+D que hemos titulado Emotional Films. El objetivo es que las películas se adapten en tiempo real a las emociones del espectador. Mientras ves una película de animación, la experiencia narrativa se adapta a ti: a tus emociones, a tus redes sociales, con quién lo estás viendo, la edad, tu lugar… Así consigue hacerte reír más, que tengas más miedo, que llores más…

Estáis enfrascados en una serie de cortos de la que, hasta ahora, hemos visto Amanece la noche más larga (2022). ¿Nos podéis hablar del proyecto?

Queríamos hacer una tetralogía contando nuestro punto de vista sobre la época actual, pero poniendo en el centro el ser humano. En Amanece… hablamos de hacia dónde nos dirigimos y hacia dónde vamos si solamente tomamos decisiones individuales y egoístas. Lo siguiente es Cafuné, una reflexión sobre lo que sucede cuando buenas personas hacen buenas cosas. En Esquizo planteamos el arrepentimiento por no tomar esas buenas decisiones y, por último, en Tesla cerramos con la maldad del ser humano. En cada uno aplicamos una técnica artística y de animación diferente, adaptada al mensaje que se cuenta.

¿Algo más?

En diciembre empezamos con el largometraje de animación DinoGames, una peli en 3D sobre un grupo de amigos que se ven arrastrados a un universo alternativo. Muy de aventuras, muy Gremlins [1984].

Se define como “autodidacta y salvaje”. Lo cierto es que pocos autores han causado tanto revuelo en la animación reciente como Alberto Vázquez (A Coruña, 1980) con sus distopías. Primero fue Psiconautas, los niños olvidados (2015), Goya a la Mejor Película de Animación, éxito que repitió con la reciente Unicorn Wars (2022), la lucha fratricida entre seres tan adorables como los ositos amorosos y los unicornios. Enfant terrible pero conversador amabilísimo, sus fábulas son reconocidas en todo el planeta.

Tu universo creativo es muy particular. ¿De dónde nace?

Yo empecé a hacer animación cuando todo el boom del cine de animación gallego de principios del milenio se había acabado. No veía esas películas porque ya era adolescente y la mayor parte eran infantiles. Así que mi formación proviene del cómic underground español y europeo. Llegué a la animación tarde y sin haberla estudiado. Soy autodidacta y me he tenido que rodear de gente que sí que la había estudiado. Por eso mi espíritu es muy libre y punk, salvaje y diferente. Y las películas que hago son como son… para lo bueno y para lo malo.

Sin embargo, sigues establecido en Galicia. ¿Dirías que la descentralización es una de las características del cine de animación español?

Claro, no todo tiene que ser en Madrid o Barcelona. Galicia, Canarias y Navarra o ahora la Comunidad Valenciana están haciendo mucha animación. Depende de la voluntad política, porque la animación, además de ser un arte, también da puestos de trabajo y es importante a nivel estratégico, desde el punto de vista económico y empresarial. Y hay que apoyarla, porque la animación española, dentro de la industria internacional, es una de las más importantes de Europa. No tenemos un estilo propio, porque es un fenómeno global y está muy influenciado por Hollywood y el anime. Pero tenemos un prestigio indudable.

Tu obra se caracteriza por la violencia. ¿Es esto un problema para su explotación comercial?

El cine que yo hago, como Unicorn Wars o Psiconautas, no te lo cogen en las salas. Y, si lo hacen, lo ponen a unos horarios muy malos. Y es muy decepcionante. Las salas no apuestan por un cine que no sea mainstream o con posibilidades de invertir en publicidad. Pero no me pasa solo a mí. Es un problema de la animación y del cine en general. Las salas no dan cabida a todas las películas y parece que las plataformas tampoco son la solución. Hay un problema para monetizar el éxito. Nuestra película Unicorn Wars, por ejemplo, en TikTok tiene 700 millones de interacciones. Es obvio que existe un fenómeno fan muy grande, pero no sabemos cómo hacer para que económicamente nos beneficie. Estamos ante un cambio de paradigma y tenemos que buscar nuevas maneras para distribuir y explotar este tipo de cine.

¿Te consideras una rara avis en el panorama nacional?

No, porque cada vez hay más cantidad, calidad y variedad. Hace dos años había dos películas. El año pasado hubo ocho. Este año que entra hay un montón, y de todas las clases y para todos los públicos: 3D, tradicional, para adultos, para niños. Es un paso adelante, sin duda. Es un cine muy accesible que conecta con nuestra infancia y nos habla de temáticas adultas.

Cuéntanos en qué estás metido ahora mismo.

Estoy empezando un largometraje de animación titulado Decorado, basado en un cortometraje que escribí y dirigí en 2017. Esta protagonizado por animales antropomorfos, como los de mis anteriores cortos y largos. Es una fábula existencialista sobre el sentido de la vida y la libertad. Habla de desigualdades, de grandes empresas que van en contra de la felicidad humana. Es una reflexión sobre la amistad y el amor, que es lo que nos ayuda a salir de la crisis actual. Tiene un pie en lo social.

¿Seguirás el mismo proceso creativo?

Hasta ahora he sido el director de arte de todos mis proyectos. Por eso, ahora que tengo un bagaje, puedo delegar y trabajar con alguien más que me aporte cosas. Es una manera de evolucionar. Por eso ahora estoy colaborando con José Luis Ágreda, que es el director de arte de Robot dreams [2023], de Pablo Berger.

Firma invitada

Rubén Romero Santos es periodista cultural y profesor universitario. Durante las últimas dos décadas ha sido firma habitual en revistas como Cinemanía, Rolling Stone o Icon y diarios como Público o El Español. Ha publicado los estudios El detective mutante. Las adaptaciones cinematográficas y televisivas de Pepe Carvalho (Peter Lang, 2021) y Barcelona en 12 películas (GRIMH, 2022). Compagina su labor periodística con la docencia en la Universidad Carlos III de Madrid, donde imparte clases de Comunicación Audiovisual.

Para CULTURA REVISTA SGAE ha escrito reportajes como Filmar cerca, llegar lejos, portada de nuestro número 5.

Fotografías

Carmen Córdoba por Carmen González Álvarez

Carlos Fernández de Vigo y Lorena Ares por Gian Marco Bonetto

Alberto Vázquez por Andrea Rodríguez

Enlaces

Carmen Córdoba

Lorena Ares

Carlos Fernández de Vigo

Dr. Platypus & Ms. Wombat

Alberto Vázquez

+ cine de animación

La trayectoria creativa de Enrique Gato es brillante en el sector de la animación y la cinemática. Su trabajo con el héroe Tadeo Jones ha inspirado ya a una generación de cineastas internacionales. En CULTURA REVISTA SGAE Nº4 habló con nosotros de Tadeo Jones 3: La Tabla Esmeralda (2022), pero también nos seleccionó sus hitos favoritos de la animación española: obras de Javier Fesser, Salvador Simó, Alberto Mielgo y Sergio Pablos.

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