A MI BOLA

PAULA QUINTANA

Creadora de la trilogía Las alegrías/La carne/El huerto (2019-2023) y coreógrafa del “Eaea” de Blanca Paloma en Eurovisión

POR ROY GALÁN

Paula Quintana, creadora e intérprete canaria, diría que nómada, licenciada en Arte Dramático en Tenerife, residente en Madrid, siempre entre dos aguas, nunca demasiado de aquí, tampoco demasiado de allá, con la curiosidad de frente, bailarina que decide hablar, actriz que decide bailar, alguien que valora los procesos colectivos, que son de los que más se puede aprender, a la que la creación le ha proporcionado una posibilidad de estar en el mundo de manera honesta, frágil y contundente, a la que el poder hacer algo de la nada le ha proporcionado una amiga invisible y fiel que jamás la abandona. Paula Quintana, creadora de múltiples piezas, entre las que destaca la trilogía formada por Las alegrías (2019), La carne (2020) y Huerto (2023), esta última recién estrenada en abril. Ha ganado múltiples premios y ha bailado en todas partes: EE UU, Inglaterra, Corea del Sur o el Congo. Ahora la espera el salto a Liverpool coreografiando “Eaea”, la propuesta de Blanca Paloma para representar a España en el festival de Eurovisión el 13 de mayo. Paula Quintana es la inquietud hecha movimiento.


Hija de médicos. ¿Por qué “mamá, quiero ser artista” y no “mamá, quiero ser médica”?

Porque no me recuerdo sin bailar, sin hacer teatro, sin pintar. Yo no era una niña que jugase con muñecas. Yo crecí así, esa era mi válvula de escape, el lugar en el que me sentía libre. Parecía que la vida normal, la que debía ser, iba por un lado y que luego estaba esto, que era lo que yo de verdad era. Sin embargo, jamás me atreví a pensar que esto podría ser mi profesión. Me esforcé mucho en ser otra cosa, pero las clases de baile eran mi espacio de libertad. En el colegio siempre fui muy solitaria y quise mucho encajar, en clase, con los demás. Me esforzaba por gustar y no entendía qué era lo que hacía mal. El problema era esa misma insistencia: el hecho de anhelar sentirme parte de un grupo, de ser querida. Es verdad que, gracias a tener una familia de médicos, tuve muy pronto ayuda profesional con la salud mental y eso me ayudó a decidirme, a ser consecuente, a saber que tenía que dedicarme a lo que yo verdaderamente era.

EUROVISIÓN EN LA PALMA DE LA MANO

Paula Quintana es la autora de la coreografía de “Eaea”, la canción con la que Blanca Paloma representará a España en la final de Eurovisión (Liverpool, 13 de mayo). Con una audiencia media de 160 millones de personas, cabe preguntarse cómo se enfrenta una creadora de espacios íntimos a un espectáculo de tal magnitud.


Paula dice que “el universo Blanca ha sido muy bonito, porque José Pablo Polo, el compositor de la canción, ha hecho también la música de mis anteriores trabajos”. Añade que se trata de un equipo en el que “venimos todos del mismo sitio, de hacer nuestra carrera con pico y pala, de la danza y del teatro”. Su forma de trabajar ha sido “la misma que haría para un proceso de danza en un espacio experimental”. Existe una “cultura de equipo”, dice, y ella está “muy centrada en lo que sucede en el escenario, para que todas las mujeres que están en él se sientan arropadas”. La clave del espectáculo está en “la suma de todas las cosas”. Sin duda, en un mundo en constante desaparición, lo que necesitamos son canciones de cuna que nos convoquen a un rito colectivo de iniciación hacia la libertad. “Ya, eaea, ya, ea, ea, ¡eh!”.


En medio de una abrumadora agenda de trabajo y compromisos, la propia Blanca Paloma nos explica en este vídeo la importancia de Paula Quintana: “Se ha convertido en una pieza indispensable del equipo”, dice. ¡Gracias por tu amabilidad, Blanca, y mucho éxito en Liverpool!

De toda tu trayectoria, ¿qué es lo que has aprendido de esos lugares en los que has estado artísticamente? Porque yo intuyo que rompes con todo cada vez que encuentras un lugar seguro.

Siempre me ha dado miedo que mi trabajo se convirtiera en una inercia, que ya no tuviera sentido. Así que he aprendido a que no me importe el dejar ir. Soy una persona tremendamente curiosa, que me vengo arriba, que me entusiasmo, que me encanta colaborar con gente. Siempre me ha pasado que no cuajaba en ningún lugar del todo, para los actores soy demasiado bailarina y demasiado flamenca para las artes vivas. Al final me he dado cuenta de que ese era mi lugar. Ese terreno de nadie. Y justo estar ahí es lo que me llevó un día a meterme en una sala de ensayo y crear una pieza. A mí me obsesiona encontrar una forma para lo que quiero contar. No me interesa para nada investigar en el lenguaje por investigar, ni tampoco el academicismo, lo que me atrae es fusionar lenguajes, disciplinas. Eso para mí es lo que está vivo.


Hablemos de esta trilogía que has llevado a cabo: Las alegrías, La carne y Huerto.

Diría que es una trilogía creada desde la libertad, porque para mí la libertad es fundamental. A veces me he ido de sitios al sentir que tenía que regirme por unas normas y he sido así en todo en la vida. Tengo que estar voluntariamente; si siento que no es así, me voy. Las alegrías fue algo premonitorio, creo que en general el mundo sentía que todo se estaba agotando, que se iba a la mierda y las personas teníamos esa necesidad de rescatar dentro de nosotros una energía diferente. Pero Las alegrías es una pieza estéticamente y formalmente muy concreta y yo soy muchas más cosas; de ahí surgió La carne, llena de texto y de gente en escena. Y ahora finaliza con Huerto, que es la culminación de llevar toda mi vida teniendo mi cuerpo como salvación, como oráculo, como herramienta y como hogar. Así he querido empedrar el cuerpo, porque la realidad es que somos cuerpo, el pensamiento es cuerpo, la palabra lo es, un sonido es una onda física, la tinta sobre el papel es cuerpo, la emoción también. Deseo rescatar el cuerpo como un lugar que nos permite levantarnos, que nos permite dirigir. Eso he querido con esta trilogía: darle dignidad al cuerpo.

Representación de La carne en Tenerife

Me llama la atención esta dualidad del cuerpo, que puede convertirse en un aliado o en un enemigo.

Me he dado cuenta en esta cosa de pensar el cuerpo como una amiga o como cárcel. Para mí la cárcel es porque te la imponen los demás. No por la disciplina, ni por la danza, sino por la exigencia externa. Yo empecé a sentirme atrapada cuando los demás empezaron a pedirme que fuera una bailarina. Yo no quiero ser “la bailarina”. La incertidumbre no se va. Siempre he tenido muy claro que, dentro de esa soledad que se vive, el camino tiene que valer la pena. He tenido miedo a llegar a un sitio y sentirme frustrada, porque claro que hay épocas más fáciles y más complicadas, pero para mí el camino, el proceso, tiene que valer la pena siempre.


Es verdad que el mundo artístico es a menudo solitario. Por este motivo es tan necesario crear comunidad.

Con respecto a la idea de comunidad yo siento que, en este contexto en el que nos ha tocado vivir, hay un lugar para la creación emergente y luego hay un lugar para gente que está tremendamente consagrada. El grueso de la gente que está en medio, como yo, es un lugar muy frágil y es el que en realidad está sosteniendo muchas veces todo lo demás. La generación que viene detrás está abriendo un mundo nuevo, pero sus referentes son personas que tampoco tienen una certeza, porque los que están por encima están en un código que no existe. Yo siento que tengo detrás gente mucho más joven y que me falta un lugar para poder transmitir unas herramientas que probablemente necesiten. Tienen que existir nuevos modos de hacer, porque no es cuestión de meter a más mujeres, que también; es que las cosas se hagan de otra manera. Es que el éxito no es quedar el primero; el éxito es que cuantos más, mejor. El éxito es cuantos menos se queden en el camino. Eso tiene que ver con una mirada ancha y transformadora. En esta cosa de la soledad de la corredora de fondo que comentábamos, creo que nos pasa a muchas mujeres creadoras de mi generación que estamos en un terreno de nadie. La buena noticia es que estamos, sí, pero es un momento de fragilidad. Aunque también esperanzador, porque noto que empieza a haber una comunidad y quiero creer que existe un espacio para los cuidados.


A veces pienso que mover algo es, en esencia, detenerlo en otro lugar. Esa es la gran contradicción de la creación, que siempre que creas algo hay otro algo que estás descartando.

Sí, al materializarlo. Sin embargo, yo tengo la fortuna de las artes vivas, que son un lujo porque es efímero, espontáneo. Es una energía que tiene esa forma concreta en un momento determinado. Yo no decreto que esto es así, porque, cuando se acaba la función, se terminó. Esa es la fragilidad del directo. Es ahí que siento que lo dejo vivir. Cuando materializas algo es una forma, no es “la forma”. Le das la oportunidad al mundo de poder estar en contacto con eso que, si no, no existiría.

Al acabar la conversación con Paula me quedo un rato pensando en lo complicado que es encontrar a personas como ella, con las que poder excavar en el significado de las palabras. Hacerlo además a la vez, con el único fin del encuentro, del hallazgo, de ese pálpito brillante que es encontrar algo que no sabías, que intuías, que de pronto te hace encajar, sentirte querido y querer continuar.

PRÓXIMAS FECHAS CON PAULA QUINTANA

La carne. Madrid (Teatro Español, 26 a 30 de abril). Huerto. Palma de Mallorca (Teatre Principal, 10 de mayo) y Las Palmas de Gran Canaria (Teatro Cuyás, 2 y 3 de junio).

Firma invitada

Roy Galán es licenciado en Derecho por la Universidad de La Laguna (Tenerife). Ha publicado seis libros con la editorial Penguin Random House y un audiolibro con la plataforma Storytel. Desarrolla su profesión en internet (tiene medio millón de seguidores en redes sociales) y, además, colabora desde hace años de manera continua en La Sexta o en Ràdio 4, entre otros medios. Recibió el Premio Krámpack 2019 en el Festival Internacional de Cine LGBT de Extremadura y el Premio Menina 2022 otorgado por la Delegación del Gobierno de España contra la Violencia de Género.

Fotografías

Rocío Eslava (apertura)

Serrano Sierra (columna)

Miguel Barreto/Auditorio de Tenerife (La carne)

Vídeo

Edición: Abel Cabrerizo/Baliente

Enlaces


Paula Quintana

Blanca Paloma

Videoclip oficial “Eaea” para Eurovisión

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