CON PROFUNDIDAD Y ALEVOSÍA
COORDINADORAS DE INTIMIDAD
Se afianza una nueva profesión dedicada a hacer de cada rodaje un espacio seguro
POR BEGOÑA DONAT
Tomemos la saga John Wick, tomemos Mad Max: Furia en la carretera (2015) o cualquiera de las entregas testosterónicas de Fast&Furious. Sería impensable concebir ninguna de estas películas sin la presencia de especialistas, coreógrafos de luchas o protocolos de emergencia. Sin embargo, cuando una escena implica desnudez o la simulación de un acto sexual, tradicionalmente se esperaba del elenco que se lanzase en plancha sin establecer límites ni expresar sus temores. De hecho, la mayoría de los guiones, por pudor o negligencia, acostumbran a describir estas secuencias con un conciso “y ahora tienen sexo”.
Esto comenzó a cambiar el 5 de octubre de 2017. Aquel día, hoy histórico, las reporteras Jodi Kantor y Megan Twohey publicaron en The New York Times una investigación que reveló el despotismo del todopoderoso productor Harvey Weinstein. El artículo desenmascaró una red de abusos sexuales en la industria del cine y desencadenó el movimiento #MeToo. El efecto mariposa provocó un impacto definitivo en las dinámicas de poder durante los rodajes y la aparición de una nueva figura laboral: la coordinadora de intimidad.
Maitane San Nicolás, coordinadora de intimidad
En España no hemos vivido todavía esa catarsis, pero la profesión va abriéndose paso, a pesar de las reticencias culturales. Maitane San Nicolás, por ejemplo, es una de las pocas especialistas en coordinación de intimidad que trabajan activamente en numerosas producciones. La actriz y coach bilbaína se formó en Nueva York a partir de un curso impartido por Amanda Blumenthal en la Asociación Profesional de Intimidad (IPA). Ahora está a punto de obtener su certificación en Canadá y es consciente de que todavía le queda mucho camino por delante. “Por una parte, todo lo que viene de Estados Unidos se asocia al puritanismo y, por otra, aquí estamos demasiado acostumbrados al contacto físico: no dar un abrazo puede resultar hasta violento”, comenta. “Se producen suspicacias porque parece que vayamos a restringir esa naturalidad, cuando en realidad, cuanto más claros estén los límites, más se puede fluir en el rodaje”.
Pero, ¿qué destrezas necesita adoptar una coordinadora de intimidad? Apunten: técnicas específicas para la coreografía sexual en la ficción; uso de barreras y protecciones genitales; capacidad para la mediación, la resolución de conflictos y la comunicación no violenta; y asimilar mucha teoría sobre el consentimiento, la diversidad sexual, la identidad de género, los primeros auxilios en salud mental y el trabajo con menores. “Supone ejercer de intermediarios entre el director y los equipos técnico y artístico. Porque, a menudo, la jerarquía en el set provoca que los actores se sientan condicionados para decir que sí a algo que no quieren”, explica Maitane. En resumen, esta nueva profesión abarca mucho más que el sexo fingido y la exposición corporal. También implica asistir en escenas entre un adulto y un menor, en secuencias de parto, en relatos traumáticos, como una violación, o en situaciones que invitan al pudor, como tener que ir al baño. Parafraseando a El Principito o a la propia Maitane, “un buen trabajo de coordinación es invisible a los ojos”.
Creando confianza entre William Levy y Silvia Abascal en la serie Montecristo (2023)
Los beneficios de esta nueva figura se plasman en la armonía que inevitablemente surge en el rodaje, las buenas sensaciones con las que los actores y actrices regresan a casa y la credibilidad que se transmite a la audiencia. Pero tras ese imperceptible buen hacer hay todo un despliegue de creatividad que pasa desde el cuidado que hay que tener para incluir un determinado ángulo en cámara, hasta la incorporación de una taza para ocultar un defecto o unos genitales o la mera subsanación de desnudos explícitos innecesarios.
“La intimidad es una oportunidad narrativa. Intentamos que estas escenas hagan avanzar la historia y hablen de los personajes” (Lucía Delgado, IntimAct)
Tábata Cerezo también es actriz, y dirige junto a su socia Lucía Delgado la empresa IntimAct, responsable de la coordinación de múltiples proyectos, como la séptima temporada de Élite (pendiente de estreno) o la serie Las de la última fila (2022). En 2021 fueron seleccionadas para formar parte de una certificación internacional en coordinación de intimidad impulsada por el programa Grow Creative de Netflix. Su método de trabajo incluye reuniones privadas con los actores y actrices, antes de empezar la producción, para que expresen con qué partes de sus cuerpos se sienten más incómodos. “Un actor puede cambiar de límites dentro de una misma producción”, comenta Cerezo. “Igual hay una escena donde les parece justificado enseñar el pecho y otra en la que no. A partir de ahí, establecemos todos los consentimientos específicos”.
En una situación ideal, los coordinadores de intimidad deberían estar presentes desde el primer borrador de guion. Pero, hasta la fecha, las tres especialistas consultadas en este reportaje siempre se han incorporado cuando el libreto estaba ultimado. Por suerte, con frecuencia ayudan a explicitar el escueto y lacónico “tienen sexo”. “La intimidad es una oportunidad narrativa, así que, en colaboración con los directores, intentamos que estas escenas hagan avanzar la historia y hablen de los personajes”, enfatiza Lucía Delgado.
Tábata Cerezo y Lucía Delgado, de IntimAct
Las claves de la película La consagración de la primavera (2022) son la intimidad y los prejuicios. De lo primero, cuenta su coordinadora de intimidad, hubo mucho en el rodaje; pero, de lo segundo, nada de nada. Su director y coguionista, Fernando Franco, ya había rodado secuencias de este tipo en títulos previos, pero en este caso la historia presentaba otro cariz: implicaba trabajar con una actriz joven y debutante, Valeria Sorolla, y con un actor con parálisis cerebral, Telmo Irureta (galardonado con el Goya 2023 a la Interpretación Revelación Masculina). Franco, que acostumbra a concretar mucho las escenas de sexo en sus guiones y a ensayarlas con los actores meticulosamente, quiso contar esta vez con Maitane San Nicolás para afianzar la comodidad del elenco. “No solo importa el resultado, sino también el proceso”, comenta el autor de este imprescindible título del audiovisual español. “Me consta que tanto Telmo como Valeria estuvieron tranquilos. Incorporar este nuevo rol profesional les ayudó a trabajar desde un sitio más calmado, menos tenso. Probablemente es algo que luego se trasladó a la pantalla”. En la película encontramos, por ejemplo, una secuencia en la que la protagonista se acuesta con un chico que conoce en una fiesta. Se filmó con un plano secuencia que tan solo les llevo dos tomas, porque ya la traían muy ensayada previamente.
Valèria Sorolla, Telmo Irureta, Fernando Franco y Emma Suárez
Fernando Franco ya se encuentra trabajando en el guion de su siguiente película y de nuevo contempla incluir escenas íntimas. Por eso apunta como “altamente probable” volver a tirar de una coordinadora de intimidad. Y aunque existan voces disidentes que la interpretan como una distracción innecesaria, parece como si esta reciente profesión fuese calando poco a poco en el sector. La productora ejecutiva Inés Nofuentes no ha trabajado nunca con una coordinadora de intimidad, pero le hace tilín: “Todo lo que venga a sumar, bienvenido sea, y más si es para garantizar el bienestar de actores y actrices, que son quienes sostienen la película”, responde cuando se le pregunta por el asunto. “Hay que velar por los derechos de los trabajadores, que muchas veces están en tesituras complicadas a la hora de interpretar ciertas escenas”.
Nicole Wallace y Gabriel Guevara, aplastante intimidad
Para la actriz y compositora Nicole Wallace también se trata de un asunto meridiano. “Estamos en un momento en el que si una actriz, sobre todo joven, demandara este servicio, quedaría mal rechazárselo”, apunta la madrileña. Por ejemplo, para la serie Ni una más (próximo estreno en Netflix), se encerró a ensayar en un hotel con su coordinadora de intimidad (la propia Maitane) y con el chico con el que tenía que mantener sexo en la ficción. “Las coordinadoras hacen un trabajo increíble para que todo sea natural y lo sientas como parte del trabajo”. Más allá de consultas como “hasta qué punto quieres mostrarte, si apruebas que se te vea la raja del culo y el muslo, el tipo de orgasmo que debes fingir o dónde te parece bien que te toquen o no”, Wallace destaca el apoyo extra que brinda una profesional de estas características en situaciones de fragilidad emocional. “Si interpretas que lloras muy fuerte o te enfadas, tu mente sabe que es mentira, pero tu cuerpo no, y puede desencadenarse un ataque de ansiedad. Me parece necesario que haya una persona educada en apoyo psicológico”.
Cuando pensamos en la protección del elenco, se nos vienen a la mente las actrices, pero nuestras tres coordinadoras de intimidad subrayan con fluorescente las carencias que también afrontan los actores. “La mujer ha estado más vulnerada en la industria audiovisual por su cosificación, pero las escenas íntimas ponen en un lugar muy vulnerable a todos y todas”, apunta Tábata Cerezo. “Además, en la gente con pene, la excitación resulta visible, lo que provoca mayor nerviosismo”. La mayoría de las coordinadoras de intimidad se han encontrado las mismas inseguridades en todos los géneros, pero hay un factor extra que solo se da con los hombres: “Los actores evitan expresar dudas o vulnerabilidad porque parece que han de llevar la voz cantante o, por lo menos, sostener el asunto para que ellas puedan tener su espacio de cuidado”, comenta Lucía Delgado. “Muchas veces se da una descompensación, porque por un lado tenemos a una actriz que está estupendamente relajada y por el otro a un actor que está pasándolo fatal. Así que es muy guay cuando un chico nos dice: gracias por cuidarme”.
Firma invitada
Begoña Donat trabaja como periodista cultural freelance especializada en cine y artes escénicas. Desde hace años compatibiliza sus colaboraciones con medios (El Cultural, Kinótico, Telva, Cultur Plaza, Susy Q, Mujer Hoy, Ecos o Pikara Magazine) con la comunicación de los festivales audiovisuales Cinema Jove y La Cabina de Valencia, así como de los festivales de artes escénicas Dansa València y Sagunt a Escena.
Ilustración
Miguel Sueiro/Baliente
Fotografías
Maitane San Nicolás por Carlos Villarejo
Rodaje con William Levy y Silvia Abascal por Alberto Ruiz Rojo
Tábata Cerezo y Lucía Delgado por Itziar J. Barros
Valèria Sorolla, Telmo Irureta, Fernando Franco y Emma Suárez por Alberto Ruiz Rojo
Nicole Wallace y Gabriel Guevara por cortesía de Amazon Prime
Enlaces
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CLASE MAGISTRAL CON AAMMA
Dentro de la programación del último Festival de Sevilla, la Asociación Andaluza de Mujeres del Audiovisual (AAMMA) organizó en colaboración con la Fundación SGAE la clase magistral Coordinación de intimidad para cine y televisión. Esta actividad, dirigida a profesionales del audiovisual andaluz, fue impartida por la coach Maitane San Nicolás y destapó todas las claves de esta nueva figura mediadora, ubicada entre los equipos técnico y artístico con el fin de crear un espacio seguro y cómodo para el trabajo y la creación. San Nicolás descubrió al público los protocolos internacionales, su dinámica de trabajo y la importancia de esta pieza dentro de la industria actual.