TALENTOS

ANA ZAMORA

Premio Nacional de Teatro en 2023, la dramaturga madrileña estrena en enero ‘El castillo de Lindabridis’

POR KA PENICHET

En 2001 iniciaba su andadura en Segovia la compañía teatral Nao d´amores, comenzando su labor de investigación y rescate de textos del teatro medieval y renacentista. ¿Auguró alguien el prestigio que la avalaría 23 años después y que la encumbraría como referente? Ana Zamora, dramaturga, directora de escena y fundadora de este proyecto, recogió el Premio Nacional de Teatro en 2023. Hablamos con ella con motivo del estreno de El castillo de Lindabridis, un texto de Calderón de la Barca del siglo XVII que podrás ver montado y remozado por la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) desde enero. Este mismo año, en marzo, también podremos disfrutar en la Sala Tirso de Molina del mismo espacio la reposición de Misterio del Cristo de los Gascones, uno de los espectáculos más emblemáticos en la trayectoria de Nao d’amores desde 2007.


¿Qué recuerdo guardas de tu primer contacto con el teatro como espectadora?

Muchos. Crecí en una familia vinculada al ámbito cultural en Segovia, por lo que no te puedo decir cuál fue el primero, pero sí recuerdo una función teatral que me volvió la cabeza del revés. Debía tener 5 o 6 años y fue la representación del Sol Solet de Comediants en el salón de actos del instituto. Recuerdo aquella bajada por la escalera de la mano de mi madre detrás del Sol Solet, de aquellos muñecos, del tipo con la tirolina que se tiraba por mitad del patio de butacas… Tardé mucho en saber cuál era aquel espectáculo y hace unos años lo reconocí cuando empecé a estudiar teatro y vi fotos.


¿Crees que el público actual tiene prejuicios con los clásicos?

El teatro engloba tantos géneros que parece que uno tiene que agarrarse al que le gusta y despreciar lo que lo rodea. Creo que esa fue la gran labor de cuando se reconstruyó la red de teatros en este país. De esos teatros de provincia, en nuestro caso se rehabilitó el Teatro Juan Bravo. Teníamos una programadora maravillosa que llevaba de todo, lo mejor disponible de cada cosa. Los ciudadanos comprábamos el abono y sabíamos que, aunque no fueras un fanático de la zarzuela, ibas a ver una zarzuela buena aquel año; que no te gustaba mucho la danza, pero que lo que te iban a llevar de danza era bueno. Era una labor educativa que se ha ido perdiendo en muchos sitios últimamente.

Elenco de Nao d’amores en el ensayo de El castillo de Lindabridis

En tu caso, ¿cómo se presentan los clásicos y cómo se logra captar la atención del público?

Creo que no he intentado captar la atención del público, sino intentar poner sobre las tablas aquello que a mí me emociona, me sorprende y me interesa de los clásicos. Hago un trabajo con un público cada vez más fiel. Son muchos años ya de hacer la mili. Me niego a hacer concesiones que me permitan entrar en un ámbito explícitamente comercial para intentar ampliar público. Vale más poca gente que se entere y que comulgue con aquello que le ofreces que millones de espectadores a los que no les va a dejar huella.


¿Cómo acoge estos montajes el público que se acerca por primera vez?

Nuestros espectáculos hacen bastante gira como para poder comparar o comprobar cómo funciona esto en los diferentes sitios de España o del extranjero. La mayoría de la gente que compra entradas para ir a ver algo de la CNTC no sabe qué va a ver y se fía de la institución. Esa reacción es espectacular, pero también por el componente sorpresivo. Otra cosa es que los programadores consideren que debemos ceñirnos a cierta manera de hacer, que es lo que da el éxito.

ANA ZAMORA


Por si lo tuyo no es el teatro, Ana Zamora (Madrid, 1975) es una destacada dramaturga y directora con una sólida formación en Dirección de Escena y Dramaturgia por la RESAD. Es fundadora de la compañía teatral Nao d'amores, con la que ha estrenado ya quince espectáculos centrados en la puesta en escena del teatro medieval, renacentista y prebarroco desde una perspectiva contemporánea. Reconocida por su excelencia, ha sido merecedora del prestigioso Premio Nacional de Teatro (2023), en el que el jurado valoró "su recuperación del patrimonio teatral español medieval" o el Premio Ojo Crítico (2008) de RNE, que consolidó su posición como figura influyente en la escena teatral contemporánea.

"Si te gusta la dirección, tira para delante, no te plantees si es un oficio de hombres o de mujeres"

Acaban de concederte el Premio Nacional de Teatro. ¿Qué papel sientes que has desempeñado en el teatro español como dramaturga y directora?

Este premio reconoce la apertura a otro tipo de repertorio dentro del clásico. El trabajo que he hecho en Nao d'amores ha conseguido que estos títulos que parecen rarezas hoy se acepten, gracias a nuestra labor, como materia de acción dramática.


¿Ha sido fácil hacerse un hueco como mujer creadora?

No creo que tenga que ver. Ya está bien de que nos definan por mujeres. Antes que yo ha habido mujeres a las que les ha costado mucho más, que se han hecho el hueco y han normalizado una situación. Cuando yo de adolescente ya estaba viendo los montajes, fascinada, además, de Helena Pimenta o Laia Ripoll, pues me parece hasta un poco ofensivo que me pongan como de rompedora de las reglas. Mientras no consigamos que hablen de lo que hacemos más allá de nuestra condición de género será señal de que nosotras mismas no nos creemos que el paso está dado y que lo importante es que se normalice y que nosotras seamos un referente, como lo han sido otras mujeres, de manera que yo nunca tuve que pensar si era posible ser directora de escena o no. Ya había directoras de primerísima división y para mí ya era lo más normal del mundo. Si te gusta la dirección, tira para delante, no te plantees si es un oficio de hombres o de mujeres.

'EL CASTILLO DE LINDABRIDIS'


El 25 de enero de 2024, Nao d'amores estrena en el Teatro de la Comedia madrileño su espectáculo El castillo de Lindabridis, a partir del texto del mismo nombre de Pedro Calderón de la Barca, original del siglo XVII. "Es un punto de inflexión en nuestro trabajo", dice Ana Zamora, adaptadora y directora.


¿Por qué esa obra y por qué ahora?

Hay que celebrar las fechas redondas; nosotros siempre hemos celebrado todos nuestros años y más de veinte son muchos. También coincide con la muerte de Alicia Lázaro, nuestra directora musical, y eso es un buen meneo. Cuando Lluís Homar nos ofreció una nueva coproducción con la CNTC pensé que era momento de enfrentarse a otros retos y no repetir formatos. Más que enfrentarme a lo que todavía nos falta del Renacimiento y del Medievo, busqué algo diferente. Y me fui al Barroco y elegí una pieza loca, pero de teatro cortesano, que está inspirada en una novela de caballerías renacentista que refleja un mundo medieval. Con lo cual el reto, además, es trabajar con la perspectiva que da el Barroco a ese mundo y que me obligaba a posicionarme en otros parámetros estéticos.


¿Qué viaje harán los espectadores con esta propuesta?

El viaje del castillo de Lindabridis, que es un castillo volador. Es muy bonito, porque casi es una nave espacial, pero si lo miramos desde hoy. Hay muchos componentes que nos pueden gustar de este viaje. Calderón está dando un salto mortal desde la propia leyenda medieval renacentista de la princesa encerrada en una torre de cristal que no envejece nunca y que espera que la rescate un caballero andante. En este caso, la princesa tiene un castillo que atiende a sus órdenes y va por el mundo buscando el marido que le da la gana para poder heredar el reino que le conviene.


¿Qué vigencia tiene este texto?

Toda, sin dejar de ser un juego, porque es lo que tiene que ser el teatro también. Si ponemos la política de banderín por encima del texto nos traicionamos como autores. Nos empeñamos en leer las obras desde nosotros y no desde el contexto que las genera. No podemos intentar que Calderón piense como nosotros. Es ver qué nos interesa y qué podemos rescatar de esa perspectiva de Calderón sin perder la anécdota. Contamos una obra inspirada en una novela de caballerías. Otra cosa son los referentes contemporáneos que yo utilizo para contar esa historia, pero tampoco es bueno engañarnos. Dentro de veinte años a mí me encantará que la gente entienda que lo que yo hago ahora es producto de mi época, de mi tiempo y de mi contexto social y político.

El teatro y la vida

Misterio del Cristo de los Gascones, de 26 a 31 de marzo en el Teatro Tirso de Molina (Madrid)

Has consolidado un lenguaje que tiene un sello reconocible. ¿Cómo se logra la estabilidad como compañía cuando nada te lo pone fácil?

Con sufrimiento y sacrificio. Pero, al mismo tiempo, hace ya muchos años que conseguimos apoyos firmes que nos permitieron llegar hasta aquí. No podríamos haberlo hecho sin la apuesta de instituciones teatrales importantes. Nuestro prestigio a lo largo de estos años nos ha abierto puertas a organismos públicos y subvenciones, que es lo que nos permite trabajar al final como outsiders, que es un poco lo que somos todavía.


Antes hablabas de la implicación y el compromiso de la compañía. ¿Has renunciado a algo?

Sí pero no hay que vivirlo como una renuncia. Si pongo en una balanza lo ganado y las renuncias, la cosa está equilibrada. He conseguido lo que ha logrado muy poca gente en este país, hacer exactamente el teatro que quiero, con la gente que quiero y de la manera que quiero. Eso lo compensa todo. Yo creo que nadie que no esté dispuesto a dar la vida entera puede alcanzar nada de lo que quiera en las artes, en general. Esto no es compaginable con nada. Yo he sacrificado lo personal y lo profesional. He decidido, en vez de tener una familia estándar, tener veinte de familia alrededor, aunque el resultado es el mismo. No me gusta que parezca un esfuerzo, es una suerte poder vivir con pasión cada día de mi vida.


¿Quién es Ana Zamora cuando no está creando?

Creo que Ana no se puede entender sin el trabajo como placer. Porque hoy estoy aquí sentada cortando versos de Calderón, haciendo una dramaturgia que debe ser apasionante para el pueblo, pero mañana me puedes pillar lavando la ropa sucia de los actores, colgando estanterías en la nave o pasando la aspiradora. Eso forma parte de una misma perspectiva de vida. Cada cosa que hago en mi existencia tiene que ver con eso. No me gusta ir de vacaciones si no tengo algo en lo que fijarme. Si sé que este año tengo Calderón, todo lo que hago en mis viajes tiene que ver con lo que Calderón menciona en ese texto. No me gusta el ocio puramente, sino que utilizo el teatro como manera de guiar un poco la vida. Hay que luchar contra unos estándares sociales que tenemos muy inculcados. Quizá la aportación que nosotros hacemos al país es otra y lo que cuentas una noche en un escenario moviliza más al espectador que si hubieras tenido catorce hijos. Cada uno vive quizá no tanto como quiere, sino como puede. Todas las perspectivas son bienvenidas.

Misterio del Cristo de los Gascones, espectáculo de referencia de Nao d’amores

Firma invitada

Ka Penichet (Las Palmas de Gran Canaria, 1978) es gestora cultural con un posgrado en Marketing Digital y Community Management por IEBS. Actualmente es redactora de Revista Godot y trabaja como social media manager de Teatros Luchana o Teatro Quique San Francisco, de las compañías de danza de Sara Cano Durán y Hojarasca Danza de Alicia Soto, y en eventos culturales como el Salón Internacional del Libro Teatral, organizado por la Asociación de Autores y Autoras de Teatro en el CDN.


Entre otras cosas, también ha sido fundadora de la revista cultural digital El Bigote Obsceno, recomendadora del blog de Teatro Madrid y jurado de los Premios Godot; y social media manager del Teatro del Barrio y del festival de teatro #Surge de Madrid.


En Cultura Revista SGAE nº5 se encargó de una estupenda entrevista al dramaturgo Alberto Velasco. Recuérdala aquí


Fotografía

Ana Zamora por Rubén Fernández-Costa (apertura) y Sergio Parra (caja)

Misterio del Cristo de los Gascones por Pío Baruque Fotógrafos

Enlaces

Nao d’amores

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LABORATORIO DE CREACIÓN TEATRAL EN GALICIA

Foto: Gerardo Amigo

El Laboratorio de Creación Teatral de la Fundación SGAE en Galicia, impulsado por el Consejo Territorial de SGAE, ha comenzado ya y continuará en 2024. En la foto están el tutor José Luis Prieto y la autora Fátima Delgado.


Estas sesiones combinan el trabajo intensivo presencial en Santiago de Compostela con encuentros telemáticos. José Luis Prieto, dramaturgo y director de escena ampliamente galardonado en los Premios Max y en los Premios María Casares, trabaja con Fátima Delgado, elegida por A filla do Corolo, un texto dramático inspirado en sus raíces en la comarca de Valdeorras.