TALENTOS

ALBERTO VELASCO

“Los premios son tramposos, porque te hacen creer que vas a tener un camino más fácil”

POR KA PENICHET

A principios de 1983, el dúo británico Eurythmics lanzaba su canción más icónica: Sweet dreams (Are made of this). Meses más tarde, en Valladolid, llegaría al mundo Alberto Velasco (Premio Max 2016 a Mejor Espectáculo Revelación por Danzad malditos) sin saber que, casi 40 años después, aquella canción titularía el monólogo que ha vuelto a ponerlo en el disparadero. Al poco de su estreno, el montaje Sweet dreams (2022) se alzó con el Premio Godoff, organizado por la Revista Godot y compartido con Cabezas de cartel, de la compañía Perigallo Teatro.


Con esta pieza de danza-teatro, el autor denuncia la dictadura de Mr. Wonderful y la cultura del esfuerzo, y proclama: "Ser feliz es lo más transgresor que he hecho en mi vida". Estás de enhorabuena porque esta penitencia pop, como Velasco la denomina, regresa este otoño a Nave 73, en Madrid. ¿Quieres saber más sobre Sweet dreams y su creador? ¡Continúa leyendo!

En Sweet dreams cuentas que los premios no te han servido para lanzar tu carrera... ¿Qué ha supuesto para ti el reconocimiento de los Premios Godot?

Un subidón, como si me dieran un abrazo muy grande. Eran unos premios nuevos y entré porque estrené una semana antes de cerrarse el plazo. Creo que hicieron justicia poética y el universo me decía que ese era el camino. Los premios son tramposos porque te hacen creer que vas a tener un camino más fácil. Si tienes claro que no sirven para catapultar tu carrera lo vives mejor. Yo cometí ese error y lo pasé mal porque no hubo reconocimiento de ninguna institución con premios anteriores y me pregunté qué estaba haciendo mal.


¿Compraste entonces el discurso de la cultura del esfuerzo?

Los creadores no hacemos obras maestras todo el rato y yo no he tenido la posibilidad de fracasar en los teatros públicos. ¿La estoy pidiendo? Quizás. La cultura del esfuerzo es una mentira que nos han vendido. El sistema está perfectamente hecho para que nadie pueda avanzar más allá de lo que ha heredado de la clase social en la que ha nacido. Hay que hacer un esfuerzo, pero cuando no tienes dinero, espacios de exhibición grandes o un padrino es difícil.

“Ojalá los creadores pudiéramos expresarnos con total libertad sin miedo a no volver a trabajar nunca más”

Defines la obra como una penitencia pop. ¿Qué quieres decir?

Es un vía crucis. En Semana Santa vas recordando los distintos pasos de la vida de Jesucristo y en mi caso, voy pasando por distintos momentos, haciendo un recorrido. Es pop porque yo soy hijo del pop; yo no soy indie, ni rock. El pop es más ágil, tiene algo de videoclip y la obra tira una imagen tras otra. Ser hijo de los 90 me tenía que pasar factura.


¿Cómo te sientes después de haberte desnudado así?

Fue emocionante y a la vez sentí mucho pánico. La segunda semana estuve a punto de suspender. Coincidimos con Eurovisión y la venta de entradas no iba bien. Leyendo comentarios de la gente me di cuenta de que mi historia no solo llegaba a artistas. La obra habla de que el sistema es injusto para todas las personas. Hablamos del amor, del trabajo, de la salud mental… De cosas que nos atañen a todos transversalmente. Acabar con sold out fue un subidón. Hubo un momento en el que no quería hacer más entrevistas porque me daba miedo que lo que dijese quedara escrito para siempre. Me dio como impresión. Este proceso me ayudó a darme cuenta de que podía seguir haciendo espectáculos, porque llegué a pensar que era un inútil y que había tocado techo. La única manera de poder hacerlo ha sido desnudándome, incluso en las entrevistas. Yo no quería lanzar un mensaje lastimero. Ojalá los creadores pudiéramos expresarnos con total libertad y decir las cosas que funcionan mal en nuestra industria, sin miedo a no volver a trabajar nunca más.


Leí que, de tu yo pasado, echabas de menos la ilusión. ¿La has recuperado ahora?

Estoy ilusionado. Digo lo que quiero decir, como lo quiero decir, donde lo quiero decir y voy al teatro y me hace muy feliz estar en familia. Tengo ganas de volver a hacer la obra y de seguir creando.

¿La música es un personaje más en la construcción de la pieza?

La búsqueda de temas no es algo anecdótico; es como un ritual. Siempre tiro de referentes de una época de mi vida y me cuesta buscar gente nueva. Mi universo creativo es un poquito más old fashion, pero a la vez me parece muy moderno. En la obra tiene un papel fundamental porque cuenta algo relacionado con mi vida. Creo que hacemos una constelación de músicas muy gustosas y no podían elegirse aleatoriamente. Hay que aprovechar los momentos musicales para seguir contando cosas. Las canciones tienen la misma importancia que los textos.

¿Cómo afectan las vivencias a la construcción de uno mismo?

Está en continuo debate lo que soy, lo que quiero ser y lo que estoy siendo. ¿Lo que estoy siendo representa lo que soy? ¿O me estoy inventando un personaje para llegar a lo que quiero ser? En mi mochila van mis miedos, mis sueños, mis anhelos, mis vivencias, lo que quiero ser en un futuro y lo que he construido de mi realidad. Lo que me gustaría conseguir en un futuro lo he dejado en manos del destino. Esto choca con la idea de querer formar parte de la programación de un teatro público, pero en realidad, es alcanzar un estatus de creación coherente con mi lugar como artista. Uno tiene ilusiones y quiere que sus trabajos sean reconocidos. La salud mental en todo esto es fundamental. Hay que cuidarse. El rechazo es una rutina en la vida de un artista.

“No hay mercado laboral para la gente joven; se les han vendido más patrañas, incluso, que a nosotros”

¿Crees que hoy es necesario ser un artista 360º?

Creo que a los artistas que hacemos muchas cosas se nos castiga. No se nos sitúa muy bien en la industria. Por contra, creo que a mí me hace crecer. Cuando dirijo me hago mejor actor y cuando actúo soy mejor director. Creo que es mejor saber más de muchas cosas.


¿Qué tienen en común las crisis de los 30 y los 40?

Siento que estoy en la crisis de los 40 desde que cumplí 25. Cada vez se nos exige más desde más jóvenes. No hay mercado laboral para la gente joven; se les han vendido más patrañas, incluso, que a nosotros. La obra llega a gente de esas edades porque es más intergeneracional de lo que yo pensaba. La crisis te llega en cualquier momento de tu vida, independientemente de tu edad. Si tu naturaleza es de cuestionarte vas a tener crisis constantes.


¿Quién es tu crush teatral?

Gabriela Carrizo, de Peeping Tom. Sus trabajos me vuelven loco. A nivel actoral me gusta mucho Javier Cámara porque es genuino en todo lo que hace. ¡Ah! Y Ferran Echegaray, el director artístico del Motomami Tour [de Rosalía], también te digo que su puñetera madre. La realización en directo es un sueño.

HOJA DE RUTA

Alberto Velasco estará en Madrid ofreciendo talleres en Nave 73 y Espacio La Ventana a lo largo de septiembre.


Sweet dreams regresa a Nave 73 (Madrid) a partir del 11 de noviembre.


Alberto Velasco dirige Atra bilis, la obra de Laila Ripoll, actualmente de gira por España: Palencia, Segovia, Gijón…


En febrero de 2023 se estrenará Los nadadores diurnos, de José Manuel Mora y Carlota Ferrer, en las Naves del Español (Matadero – Madrid), donde Velasco participará como actor.

Firma invitada

Ka Penichet (Las Palmas de Gran Canaria, 1978) es gestora cultural con un posgrado en Marketing Digital y Community Management por IEBS. Actualmente es redactora de Revista Godot y trabaja como social media manager de Teatros Luchana o Teatro Quique San Francisco, de las compañías de danza de Sara Cano Durán y Hojarasca Danza de Alicia Soto, y en eventos culturales como el Salón Internacional del Libro Teatral, organizado por la Asociación de Autores y Autoras de Teatro en el CDN.


Entre otras cosas, también ha sido fundadora de la revista cultural digital El Bigote Obsceno, recomendadora del blog de Teatro Madrid y jurado de los Premios Godot; y social media manager del Teatro del Barrio y del festival de teatro #Surge de Madrid.

Fotografía

Dominik Valvo (principal)

Juan Borgos (función)

Enlaces

Alberto Velasco

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‘FREAK’, PREMIO DEL FESTIVAL TERRITORIO VIOLETA

Freak ha ganado el premio Festival Territorio Violeta en su quinta edición, que se ha entregado en MADferia, la Feria de Artes Escénicas de Madrid. El certamen, que cuenta con el apoyo de Fundación SGAE, ha reconocido el valor de este espectáculo escrito por Anna Jordán y dirigido por Paula Amor, que será programado en la próxima edición. Por su parte, Cada átomo de mi cuerpo es un vibroscopio, de Rakel Camacho, ha obtenido la mención especial.


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