“La jefa del Sónar tiene 71 años y es la novia de un sintetizador modular Buchla”. Así presentaron hace cinco años en S Moda a la mítica Suzanne Ciani (Indianapolis, 1946), aprovechando su paso por el Festival Internacional de Música Avanzada de Barcelona. Ciani está considerada una pionera de la música electrónica. No en vano, la italoamericana fue la primera mujer en aparecer en la portada de la revista Keyboard. También inventó el sonido patentado de las burbujas de Coca-Cola. Su historia quedó perfectamente retratada en A life in waves (Brett Whitcomb, 2017), un recomendable documental que sirvió de inspiración para Paloma Peñarrubia (Málaga, 1984), una de nuestras compositoras claves dentro la escena electrónica española. “Suzanne Ciani fue una desobediente, una valiente y una luchadora”, comenta la malagueña. “Mujeres como ella han sido referentes para todas las que vinimos detrás. Coincidimos dos veces en directo y le regalé el vinilo de mi proyecto Bromo. Me pareció una persona muy joven de espíritu”.

El nombre de Paloma Peñarrubia sonó fuerte y claro en la última gala de los Goya. Lo hizo en boca de una emocionada María José Llergo, ganadora del premio a la Mejor Canción por “Te espera el mar”, incluida en la banda sonora de Mediterráneo (Marcel Barrena, 2021). “El arreglo de cuerdas lo ha hecho una mujer maravillosa”, señaló la cordobesa entusiasmada cuando subió a recoger el galardón. “Os hablo de Paloma Peñarrubia. Una compositora española de la leche. Te amo, te adoro".

Desde luego, no podemos decir que Peñarrubia pierda el tiempo porque, desde que comenzó su formación musical con apenas once años, ha sido una presencia recurrente en escenarios y pantallas de distinto pelaje. Compositora y activista transmedia capaz de saltar del teatro al cine o la publicidad, ha llegado incluso a estrenar una obra comunitaria en una conocida plataforma de streaming para adultos. Ahora es punta de lanza de una pujante generación de creadoras sintéticas entre las que destacan nombres como Ylia, Cora Novoa, Le Parody o Marina Herlop. “Rara”, esa es la palabra que lleva impresa en su camiseta favorita.

Empecemos hablando de Peregrinación sexual. ¿Qué tienen en común el sexo y una flauta rociera?

Este proyecto surgió de un encuentro creativo con Niño de Elche y el artista multidisciplinar Ernesto Artillo. Llevo colaborando con Ernesto desde hace años. Me planteó componer la música para un vídeo que representaba el viaje sexual y me sugirió la posibilidad de trabajar con un bombo y una flauta rociera, cosa que me encantó. Como aproximación al folclore, lo trabajé con máximo respeto para poder conservar la esencia desde la reinterpretación. Su estreno en Pornhub fue algo imprevisto que llegó una vez terminado el video, en pleno confinamiento. Pienso que el hecho de poder encontrar videos artísticos con cierto erotismo en plataformas como esta es algo que podría resignificar la sexualidad.

¿Cómo arrancó para ti lo de la electrónica?

Comencé a los dieciséis años produciendo con ordenadores en la escuela Artquimia, de Málaga; una de las pocas que enseñaban producción musical con software. Aprendí a componer y a usar los programas a la vez que pinchaba techno con vinilos. Estuve diez años así hasta que empezaron a aparecer los primeros Traktor. El acceso a este tipo de software facilitó la sincronización en las sesiones. Así vivimos la eclosión de los DJ. Al dejar de pinchar me centré en componer más que nunca y nació Las Flores No Lloran, mi primer proyecto personal. Era yo sola en el escenario tocando y loopeándome a mí misma.

Junto a  la gestora cultural Araceli Martín Chicano codiriges FLAMA, un festival de música electrónica hecha por mujeres. ¿Cuál es tu visión sobre el estado en el que se encuentra la escena en España?

El uso de la electrónica ha facilitado un abaratamiento de costes. Al hacerse más accesible la tecnología, la música electrónica ha acabado normalizándose hasta el punto de expandirse en estilos inesperados. Hay un boom en la fusión de la electrónica con el folclore o con las bandas indies. También es bonita la posibilidad que ofrece este género de descubrir voces periféricas, propuestas con menos recursos económicos que ahora llegan a más público gracias a la democratización de lo digital.

¿Qué papel juega la mujer en el contexto actual de la electrónica?

Ahora somos más. Pero no me refiero a que seamos más chicas de las que éramos antes; es que ahora ya somos más que ellos.

Cuando se mencionan conceptos como sampler, loop o remezcla, entra en escena la figura del productor, cada vez más presente en la composición, sobre todo en las músicas urbanas.

Habría que preguntarse, ¿cuándo el productor no ha formado parte de la creación? Creo que dar visibilidad a los productores de grandes artistas es lo más honesto que hay. Muchos de los creadores que conocemos no serían lo que son sin sus productores.

Háblanos de presente y futuro. ¿En qué andas ahora mismo?

Estoy muy contenta porque, después de un año de trabajo de mesa, he comenzado por fin con la parte compositiva del nuevo espectáculo de Bromo. Me he rodeado de gente bonita y pretendemos estrenarlo en febrero de 2023. Respecto al cine, acabo de subir a las plataformas la música que hice para Isósceles (2022), un largometraje de Ignacio Nacho con Salva Reina y Mara Guil. Esta banda sonora me ha sacado de mi área de confort y obligado a abordar un estilo musical al que le tenía ganas, el jazz oscuro y electrónico. También acabo de terminar la banda sonora de Secaderos (2022), de Rocío Mesa. Es una película con una sensibilidad muy honesta. Tengo muchísimas ganas de su estreno. Y actualmente ando con otras dos películas: un documental precioso titulado Los últimos pastores, lo dirige Samu Fuentes; y en septiembre comienzo a trabajar en la música del largometraje Mamacruz, dirigido por Patricia Ortega y producido por La Claqueta.

Paloma Peñarrubia (mini currículum)

Paloma Peñarrubia es co-fundadora del festival FLAMA, plataforma para la integración de la mujer en la música electrónica experimental y los medios sono-visuales, que cuenta con la colaboración de Fundación SGAE.

Por otra parte, entre sus proyectos escénicos destacan composiciones para obras como Crudo (Ximena Carnevale, 2014), La Grieta, entre animales salvajes (Remiendo Teatro, 2015) o Ígnea (Colectivo Lamajara Danza, 2020). También ha creado bandas sonoras para títulos tan particulares como Seis y medio (Julio Fraga, 2015), Bajo la piel de lobo (Samu Fuentes, 2017), La vida Chipén (Vanesa Benítez, 2021) o Destello bravío (Ainhoa Rodríguez, 2021). Premiada con la Biznaga de Plata Mujeres en Escena en el 22º Festival de Cine de Málaga, Peñarrubia ha trabajado en publicidad para marcas como Oysho, Izzue, Shiseido o Jack & Jones.

Además de sus trabajos como compositora, Paloma impulsa varios proyectos personales. Sobre todo, Bromo (dúo de artes digitales de carácter activista frente a la emergencia climática) o MAPA (Music, Anthropology and Landscapes); con este último, de carácter multimedia, persigue la recuperación digital de la memoria histórica a través de un viaje documental.

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Este festival programa música, talleres y ponencias, todo ello protagonizado por mujeres del medio sono/visual y la música electrónica. FLAMA visibiliza el trabajo de las creadoras para promover su integración profesional en los diferentes sectores de la música. En un sentido transversal, persigue el acercamiento popular a las nuevas tecnologías y las artes digitales en Málaga.

Fundación SGAE, en su apoyo a las autoras y a las formas de expresión contemporáneas, ha colaborado con el festival asegurando la presencia de creadoras como Ylia o Cora Novoa en 2022.