Antes de salir al escenario del WiZink Center, Maluma echa el rato jugando al ping-pong en la mesa que han conseguido para él. Sir Elton John ha pedido al recinto madrileño paredes blancas y eso le da tranquilidad. Mientras el público espera pacientemente o trasiega con cerveza, acontecen millones de cosas en las tripas de este pabellón multiusos, cuarto recinto del mundo en 2023 en venta de entradas. "Lo que nos faltan son veinte días más en el calendario", bromea Paz Aparicio, directora del WiZink Center. Para encaramarse al primer lugar tendría que sobrepasar, eso sí, al Madison Square Garden de Nueva York, al Movistar Arena de Buenos Aires y al O2 de Londres. Pero por detrás quedan referencias mundiales como el Accor Arena de París o el KIA Forum de Los Ángeles. No es poca cosa; de hecho, es muchísima cosa: "No llega a siete fechas libres desde ya a fin de año, entre las que están por supuesto Navidad, Nochebuena, Nochevieja y Año Nuevo. Vamos a batir el récord de eventos del año pasado, que ya era de 207. Y vamos a batir casi seguro el récord de conciertos, que fueron 123. Estamos en unos números prácticamente ya insuperables por días".

El ímpetu expansor del WiZink Center en Madrid terminará vertiéndose sobre la calle Goya, o quizás anexionando la Fábrica de Moneda y Timbre de Jorge Juan. No en vano, cuenta en sus bajos desde hace año y medio con una sala para 750 personas que aumenta la versatilidad del coliseo capitalino. Porque tenemos el aforo máximo, que está en un tope de 17.453 personas; y luego, adecuando y rebajando, 8.706 en el Ring Plus (sin las gradas superiores) y 5.630 en el Ring (solo la pista). "Efectivamente, ahora tenemos La Sala, donde ya hicimos el pasado año 24 eventos desde septiembre de 2023 y llevamos 44 en 2024. También está la Sala Truss y en la Sala de Cristal tenemos una experiencia inmersiva del Festival Tomorrowland", detalla Aparicio.

No mienten los números nunca. Y el WiZink Center figuró como primer gran pabellón del mundo en 2021. "Eso es porque fuimos los primeros en abrir", rememora Aparicio con humildad, echando la vista atrás a un recital de esos diferenciales que pasan una vez en la vida: el de Loquillo ante 2.100 personas con distancia de seguridad y mascarilla en un pabellón que retumbó como nunca el 3 de julio de 2020, en pleno confinamiento maldito. "Aquel no fue difícil, fue bonito", asegura emocionada.

"Es increíble decir que llevamos más de 1.000 conciertos y no recuerde cosas malas", continúa. Pero señala, eso sí, una noche que los KISS llegaron demasiado pegados de hora y hubo un momento en el que pensaron en cancelar porque no llegaban desde Barcelona. "Abrimos puertas una hora tarde. Nos agobiamos mucho y lo pasamos muy mal", confiesa, para en este punto detenerse y ya sí, de repente, caer en la cuenta de un par de incidentes mucho más complicados: las caídas de Joaquín Sabina y de Hiroki Takahasi (del espectáculo Dragon Ball) en los primeros compases de 2020. "Aparte de eso, el 90% no se puede contar", asegura divertida, sin querer dar más pistas de la multitud de incidencias que pueden llegar a ocurrir cuando congregas a miles de personas para que dancen en torno a sus canciones favoritas. "Salvo dar a luz, que nos falta, pero casi, nos ha pasado un poco de todo", recalca, sin querer hablar de más sobre el roce romántico que se busca en los lugares más insospechados. ¡Ay! Qué cosa los conciertos.

Le sale constantemente el adjetivo "calentito" a Aparicio mientras comenta una y mil anécdotas sobre el WiZink. Un gran espacio que gestiona la empresa Impulsa desde 2014 y que adquirió su denominación actual en 2017. Aunque sigue siendo el antiguo Palacio de los Deportes, pues así lo llaman los más resistentes a cambiar las cosas que les gustan. Se llame como cada cual lo quiera llamar (es WiZink Center), resulta ser un lugar donde todos quieren tocar. Dani Martín va a hacer apenas ocho conciertos de nada en 2025, instaurando el sistema de residencias, tan poco transitado todavía por estos lares. "No va a ser la única, vamos a tener alguna más", anticipa Aparicio, quien ve clarísimo el modelo de negocio: "Es blanco y en botella. No tienen que cambiar las producciones, los acuerdos comerciales son muy beneficiosos para ellos, no se mueven de la ciudad... A Madrid llegas en dos minutos desde cualquier punto de España. Es una tendencia muy inteligente. El pionero ha sido Dani, pero va a haber más", avanza.

Es el WiZink Center un lugar de bien ganada fama mundial. Los periodistas solemos coincidir siempre en el sector 25: allí envejecemos y vemos la vida pasar entre concierto y concierto. Luego se nos mezclan, como es normal, los años, los repertorios y los chascarrillos. Pero para eso, entre otras infinitas cosas, vuelve Paz Aparicio: "Klaus Meine, el cantante de Scorpions, me dijo que era uno de los mejores sitios donde había tocado. Crystal Fighters nos lo transmitieron también". Y prosigue: "Alex Turner, de Arctic Monkeys, le dio las gracias al equipo de producción por el trato. Está muy guay que te lo diga alguien como él. Esto ha pasado muchas veces, sobre todo con los guiris, aunque los españoles nos quieren muchísimo también. No sé cómo se les trata en otros sitios, pero aquí tratamos igual de bien a todos. Juan Luis Guerra también me dijo que estaba comodísimo y contentísimo, igual que Camilo. Y cuando empezamos a sacar todos sus WiZink, Dani Martín me mandó un audio que es de las cosas más bonitas que me han dicho: 'A mí no se me va la olla, yo me voy a casa a tocar'".

Termina la directora del pabellón con una sentencia interesante: "Ver un concierto en el WiZink es como si lo vieras en una sala". ¿Acaso es eso posible? Lo que le falta a este recinto es poder contraerse y expandirse a nuestro antojo. Hacerlo más canijo puede parecer lo más sencillo, pero también hubo una ocasión en la que alguien se empeñó en hacerlo más grande y se salió con la suya. Hablamos de Win Butler, cuando al final del concierto de sus Arcade Fire se empeñó en sacar la fiesta a la calle sin previo aviso. "Se bajaron del escenario, fueron por la rampa de evacuación del parking, se nos escaparon y salieron. No avisaron y se montó un pollo. Win se metió en Los Torreznos [bar contiguo al Wizink Center]. Eso es lo más loco que ha pasado aquí. Lo pasamos mal, pero le preguntamos al guiri por qué no nos había avisado de esto, y nos contestó que no lo sabía y que había sido porque el público de Madrid le llevó a hacerlo", relata Paz Aparicio. Luego, entre risas, con orgullo y satisfacción real, remata a gol: "Tuvimos un problema de seguridad, pero fuimos trending topic mundial".