FILIAS

SIMÓN CASAL

El director de ‘Justicia artificial’ se nos revela como un gran fan de la naturaleza en el cine: del mexicano Escalante al ruso Tarkovski

POR RUBÉN ROMERO SANTOS

Tras el magnífico documental Eduardo Barrientos, el Henry Ford español (2011) y su meritorio debut en la ficción con Lobos sucios (2015), Simón Casal de Miguel (A Coruña, 1984) se embarca en Justicia artificial, su segundo largo de ficción, protagonizado por Verónica Echegui. El filme, recién estrenado en salas, deja atrás el pasado y la postguerra española de sus trabajos anteriores y se lanza a un futuro tan cercano como inquietante, en el que el gobierno plantea juzgar a sus ciudadanos con ayuda de la inteligencia artificial. Para escapar de un mundo tecnificado nada mejor que perderse en la naturaleza, real y filmada.


¿Cuál fue la génesis de Justicia artificial?

En 2017 apliqué a las ayudas a desarrollo de la Axencia Galega das Industrias Culturais [AGADIC, Xunta de Galicia]. Por entonces, la película hablaba de la inteligencia artificial aplicada a la manipulación electoral, pero pronto pasó a tratar sobre la justicia. Conseguí una ayuda y me di cuenta de que necesitaba coescribir la historia. Fue entonces cuando llamé a Víctor Sierra, que trabaja mucho en televisión. Con esa primera versión acudí a Madrid a un taller de SGAE impartido por Senel Paz, que me ayudó mucho, porque me hizo ver que no tenía que ser una película de personajes, sino una película de trama, un thriller político. Hice una última reescritura y la productora Tornasol, de Gerardo Herrero y Mariela Besuievsky, se interesó enseguida en levantarla. 


En los títulos de crédito también figura otra clásica de la producción: tu paisana Chelo Loureiro.

En cuanto les dije a Gerardo y a Mariela que la historia se iba a ambientar en A Coruña, parecía razonable buscar una productora gallega. Pensé que Chelo no querría, porque hace mucha animación, pero también se entusiasmó enseguida.

Simón Casal y Verónica Echegui durante el rodaje

​​​​​​​El filme es una película de ciencia ficción especulativa. ¿Cuál es tu película favorita del subgénero?

Me encanta La región salvaje [2016], de Amat Escalante. Es genial su mezcla de géneros: costumbrismo, fantasía (pero con tono realista), una historia homosexual con un monstruo que satisface todos los deseos del protagonista en medio de bosque… Es casi como si fuera el Stalker [1979] de Andréi Tarkovski.


Bueno, Justicia artificial también tiene mucho del maestro ruso: pese a ser ciencia ficción, buena parte se desarrolla en la naturaleza…

En mi película hay un contraste entre el mundo natural y el mundo tecnológico. Por eso ruedo en unos bosques muy especiales para mí, ligados a mi infancia, por los que paseo a menudo, en el entorno de Santa Comba o en el parque natural Fragas do Eume.


Ese gusto por la naturaleza que esconde lo fantástico ya estaba en Lobos sucios, aunque ahí tenía que ver con el wolframio. ¿Lo consideras una marca autoral?

Creo que es algo muy gallego, una creencia casi pagana. La naturaleza es mágica y nos cuenta historias. Los personajes de mi película pasean por esos paisajes para contraponer su naturaleza humana y, por lo tanto, natural, frente a lo tecnológico y sintético de la inteligencia artificial. Se trataba un poco de glosar esa frase tan brillante de Tarkovski de que “tú nunca puedes adquirir el punto de vista de algo no humano”.

Simón abre la puerta a la naturaleza como recurso narrativo

Esa sensibilidad recuerda a la tradición de Wenceslao Fernández Flórez y El bosque animado (1943).

Es gracioso, porque yo viví en la calle que lleva su nombre en A Coruña. Parte del guion está rodado ahí.


Hablemos de tus colegas españoles. ¿Te gusta el realismo mágico de El agua (2022), de Elena López Riera?

¡Me encanta! Es una peli en la que volaba. Viajaba por ese río y estaba en otra dimensión. Esa mezcla de documental y ficción y de cómo el agua se apodera de la atmósfera del filme me dejó muy flipado.


Si pensamos en términos líquidos, Justicia artificial se abre y se cierra con una metáfora acuática.

Es una imagen que siempre estuvo ahí. Originalmente la película se titulaba Lluvia fina, pero a los productores no les gustaba. Apelaba a un personaje como el de la jueza Carmen, o sea, Verónica Echegui, obsesionada con el trabajo y poco conectada con su parte emocional. Va sintiendo la lluvia en su piel y dejándose llevar.

Escena en la playa con Alberto Ammann y Verónica Echegui

Hablando de naturaleza, ¿nos cuentas algo de tu proyecto SONDA Internacional?

Es una revista digital que fundamos en 2022, con compañeros periodistas, sobre la crisis climática. La publicamos online sin ánimo de lucro y según el tiempo que tenemos, porque la realizamos en paralelo a nuestros trabajos. Financiamos los costes operativos con las cuotas de los socios. Mi colaboración consiste en hacer algunas piezas audiovisuales. Podéis echarle un vistazo en sondainternacional.com


Al estreno de Justicia artificial asistió el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. ¿Qué te contó?

Hablé un poco con él antes de la proyección y me dijo que venía porque en la carrera judicial se estaba hablando mucho del tema. Después había ya muchos guardaespaldas y solo se acercó Gerardo Herrero. Por lo visto, le comentó que le había hecho pensar mucho. 

Tráiler de Justicia artificial, ya en cines de toda España

Firma invitada

Rubén Romero Santos es periodista cultural y profesor universitario. Durante las últimas dos décadas ha sido firma habitual en revistas como Cinemanía, Rolling Stone o Icon y diarios como Público o El Español. Ha publicado los estudios El detective mutante. Las adaptaciones cinematográficas y televisivas de Pepe Carvalho (Peter Lang, 2021) y Barcelona en 12 películas (GRIMH, 2022). Compagina su labor periodística con la docencia en la Universidad Carlos III de Madrid, donde imparte clases de Comunicación Audiovisual.


En CULTURA REVISTA SGAE nº12 realizó una estupenda entrevista a Jonás Trueba e Itsaso Arana

Fotografías

Luis Camacho (retratos)

Óscar Roca (rodaje)

Enlaces

​​​​​​​Simón Casal

Tornasol Films

Abano Producións


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PREMIO DANIEL DOMÍNGUEZ DE GUION EN GALLEGO

La Asociación Sindical Galega de Guionistas (AGAG) ha convocado el  VI Premio Daniel Domínguez de guion en gallego para largometraje, que cuenta una vez más con el apoyo de la  Fundación SGAE a través del Consejo Territorial de SGAE Galicia. El objetivo de este certamen anual es potenciar la lengua gallega en la creación audiovisual y promover a los autores y autoras de esta Comunidad.


El trabajo ganador obtendrá 2.000 euros. Además, este y los otros proyectos finalistas recibirán una invitación y exhibición por tiempo ilimitado en la plataforma Filmarket Hub.


¿Quieres participar? El plazo de admisión de guiones está abierto hasta el 1 de noviembre, incluido.