“En la danza, a menudo lo más pequeño llega a ser lo más emocionante”, dice la bailaora y coreógrafa Patricia Guerrero (Granada, 1990). Pero su talento es enorme y, cuando piensas en todo lo que ha conseguido en tan poco tiempo, cuesta resistirse al vértigo.

Guerrero, granadina del Albayzín y formada junto a Mario Maya, recibió el Premio Nacional de Danza 2021 en la categoría de interpretación. Este pasado año triunfó como estrella invitada en La Bella Otero (Ballet Nacional de España), pero su faceta coreográfica asombra desde hace tiempo en sus propios espectáculos. Catedral (2016), su primera producción, atinó en el centro de la diana. Luego, Distopía (2018) se sobrepuso a la pandemia y logró conquistar escenarios en diversas latitudes; su onda expansiva sigue vigente, con fechas confirmadas hasta bien avanzado 2022.

“Después de Catedral, necesitaba ahondar en mi propia imagen como artista”, afirma la autora, “lo que implicaba una renovación estética por mi parte. El público ya me conocía, pero ahora necesitaba reconocerme a mí misma con más profundidad. Así que decidí meterme en la piel de otra mujer, una mujer a la que le son impuestos límites muy rígidos, en una propuesta que desde el principio tenía mucho que ver con la libertad de expresión”. Así nació Distopía, un espectáculo que “entrañó una enorme carga emocional, pero me permitió romper con lo que había hecho hasta entonces en la medida justa”.

A todo aquello contribuyó el director de escena Juan Dolores Caballero, emblema vivo del teatro andaluz, que terminó siendo “una pieza fundamental en mi camino hacia el desarrollo de un lenguaje dramático a través del movimiento”, dice Guerrero. “Me interesa mucho la posibilidad de contar historias a través de la danza, en parte porque siempre he estado muy ligada al teatro. El trabajo con Juan Dolores Caballero me ha permitido comprobar cómo un lenguaje como la danza se puede entender con el arte dramático”.

Patricia Guerrero renueva su alianza con Juan Dolores Caballero en su nuevo montaje, Deliranza, en el que la autora incorpora registros propios de la danza butoh. Se estrenará el próximo 27 de junio en el Festival de Arte Flamenco de Mont de Marsan (Francia) y después, el 8 de julio, en el Festival de Música y Danza de Granada. Es un espectáculo “cocinado a fuego lento”, en gran parte a través de una residencia artística en Mont de Marsan: “Esta propuesta nace de la necesidad de volver a buscarme desde el cuerpo, desde su esencialidad. Por eso incorporo elementos de la danza butoh; para abordar la belleza en relación con el tiempo”.

Ensayos de Deliranza en el Centro San Miguel (Alcalá de Guadaira)

Deliranza es un viaje inspirado, en gran parte, en Alicia en el País de las Maravillas, la novela de Lewis Carroll: “Se trata de explorar lo que sucede cuando caemos en el sueño”, explica Guerrero, que no oculta su ilusión cuando se acerca el estreno. “Es muy importante concebir la coreografía como una partitura, pero, al mismo tiempo, hay que abrir suficientes espacios a la creación que se

da en el escenario, donde es imposible tenerlo todo atado de antemano. Hay que preservar el equilibrio exacto entre el desarrollo previsto y la libertad que la expresión artística necesita en la ejecución. Me gusta crear picos y contrastes, buscar nuevos matices a la coreografía que he creado cuando la bailo. Y ahí tiene mucho que ver la magia del momento, lo imprevisto. En la danza, a menudo lo más pequeño llega a ser lo más emocionante, y poder comprobarlo en escena es algo maravilloso”.

Por si fuera poco, Deliranza renueva el compromiso de Patricia Guerrero con el flamenco, “que está en la base, donde debe estar”. El flamenco entendido como “lenguaje mestizo y en continua evolución”. Antes del estreno, eso sí, la agenda de Guerrero incluye la presentación de Catedral en Mougins (Francia) el 28 de abril; la llegada de La Bella Otero al Teatro de la Maestranza de Sevilla a finales de mayo; y un recital flamenco con dos fechas, el 9 y 10 de junio, en el Teatro Real de Madrid.

Y luego ya, a triunfar con Deliranza y lo que venga. Porque, con todo lo ya logrado, lo mejor de esta artista se conjuga en modo futuro. Suyo es el reino.