Raquel Madrid tiene un currículum tan extenso y tantas ocupaciones que difícilmente podrían sintetizarse en una tarjeta de visita. Licenciada en Arte Dramático y Grado Profesional de Danza Contemporánea, estudió Circo en Circomedia (Bristol, Inglaterra). Y, por si fuera poco, es Licenciada en Derecho. Lleva la gestión integral de su compañía Dos Proposiciones, la vicepresidencia de la Asociación PAD y la comunicación de FECED, de la que también es tesorera. Ha sido cantante de orquesta y docente; está ahí siempre para cualquier compañero que necesite su ayuda y, aunque a veces se siente desfallecer, nunca muere en el intento.

Y de intentos va esta historia. Siete años llevaba la coreógrafa andaluza aspirando a entrar en el Battery Dance Festival de Nueva York con su Pacto de fuga, una pieza muy especial porque fue concebida para espacios tan singulares como la Plaza Francisco Muñoz “Kirri” del Polígono de San Pablo sevillano (allí se estrenó en 2016), la cinematográfica Casablanca o el mismísimo Congreso de los Diputados. Sobre cómo lograr esto, Raquel lo tiene claro: “Hay que aprender a encajar el rechazo y sacar siempre algo positivo. En una sola vida sería imposible bailar en todos los escenarios del mundo, así que simplemente es cuestión de no desmoralizarse e ir probando suerte”.

Y eso es lo que hizo hasta que, en 2020, llegó el mágico “you’ve been selected” del Battery. Pero, como en toda buena dramaturgia, antes del desenlace debe haber un conflicto que genere tensión. En este caso se trató de una pandemia mundial que aplazó la gira hasta este próximo mes de agosto.

Curiosamente, a la mayoría de las compañías se les suele atragantar la distribución. Raquel asume esta tarea con resignación, pero también con una visión estratégica: “Es imprescindible saber bien a qué diana apuntar, pero, en mi caso, además, es esencial apostar por un lenguaje universal. Somos una disciplina estigmatizada, que se suele etiquetar de elitista o minoritaria, y me rebelo contra eso. Mi mayor aspiración ha sido que mi madre y mi abuela entendiesen mis obras. Y esto no significa que mis creaciones sean ñoñas, ni fáciles”.

En sus piezas siempre se cuentan historias comprensibles que atrapan usando otro lenguaje, el del cuerpo. Ese uso del lenguaje le ha abierto las puertas de Venezuela, Cuba, Estados Unidos, Vietnam… pero también de los pueblos más recónditos de Andalucía. “En el fondo la distribución es como el amor: no te empeñes en que te quiera alguien a quien no le interesas, porque en algún lugar hay esperándote un amor a primera vista”.