¿QUIÉN LO DICE?

25 AÑOS DE PREMIOS MAX

25º aniversario de la Fundación SGAE y su compromiso con las artes escénicas

POR ANTONIO ONETTI

Presidente de la SGAE

Este 6 de junio se celebró en el Teatre Principal de Maó (Menorca) la gala de la 25ª edición de los Premios Max de las Artes Escénicas. Esta efeméride, que ha coincidido con el 25º cumpleaños de la Fundación SGAE, volvió a poner de manifiesto varios logros que me gustaría destacar. Por un lado, la permanencia del proyecto dentro de un escenario tan cambiante. En un cuarto de siglo han variado muchas cosas en el conjunto de la sociedad española, en el sector de las artes escénicas, en el seno de la SGAE y en el de su Fundación. Sin embargo, los Premios Max, como proyecto de impulso al teatro y la danza, han ido manteniéndose como una de las acciones más relevantes y valoradas entre las realizadas por nuestra organización.


Por otro lado, me gustaría recalcar que hemos sido capaces de llegar a esta cifra tan significativa gracias a la voluntad colaborativa de muchas instituciones, entre ellas y de manera sostenida el INAEM del Ministerio de Cultura y Deportes o la larguísima cantidad de gobiernos autonómicos y locales que han acogido con entusiasmo, año tras año, la celebración de esta gala tan especial. Y por supuesto, destacaría el papel de RTVE, que siempre ha mostrado su apoyo al proyecto retransmitiéndolo a través de La 2.

“Las artes escénicas no son algo aislado, sino parte y reflejo de la sociedad, de sus procesos, de sus dificultades o incluso de sus traumas”

Esta continuidad de los Max se debe, sin duda, al papel fundamental que juegan en la difusión, promoción y desarrollo de las artes escénicas en España. Porque, a pesar del creciente interés que la sociedad viene manifestando por el teatro y la danza, estas disciplinas artísticas todavía no encuentran suficiente presencia en los medios de comunicación. Unos premios no son la solución para los problemas sufridos históricamente por el sector, pero creemos que, de algún modo determinante, contribuyen a encontrar una solución.


En primer lugar, y aunque solo sea por unos días, con los Premios Max las artes escénicas se constituyen en protagonistas de la realidad cultural de una forma coral, mostrándose como un sector profesional diverso y con muchas especialidades reconocidas internacionalmente. En esta ecuación, la autoría juega un papel fundamental, por supuesto, pero junto a ella también encontramos al resto de las profesiones que la rodean, todas ellas igualmente necesarias para que la creación escénica suceda sobre los escenarios.


Por otro lado, gracias a los Premios Max hemos sido capaces de amplificar el mensaje que el sector sigue lanzando a la ciudadanía: las artes escénicas no son algo aislado, sino parte y reflejo de la sociedad, de sus procesos, de sus dificultades o incluso de sus traumas. Mirando siempre desde el punto de vista de la celebración, inherente a cualquier fiesta cultural, los Max han abordado desde siempre muchos de los asuntos que la sociedad española acostumbra a afrontar a diario: la participación democrática, los efectos de la crisis económica, “la España vaciada”, la libertad de expresión, la reivindicación de la diversidad territorial o de la identidad sexual, la ruptura con la normatividad de los cuerpos, etcétera. Todas estas cuestiones están presentes en las obras de nuestros creadores y creadoras, y también en nuestras galas.

“Fomentar la diversidad es, por lo tanto, un objetivo permanente; tanto de los Max como de la SGAE”

Además de captar la atención sobre las artes escénicas en general, los Premios Max también han resultado fundamentales en la reivindicación de trayectorias artísticas vitales (para ello contamos con el Premio Max de Honor), mostrando la relevancia social de las artes escénicas a través de proyectos de carácter social o incluso en la difusión del teatro amateur.


Asimismo, y entendemos que este sería un factor clave de su éxito, estos galardones destacan por su itinerancia, por su viaje sin fin a lo largo del Estado español. Un total de 11 comunidades autónomas y 22 espacios escénicos han acogido hasta ahora las diferentes galas. Inevitablemente, esta diversidad pone de manifiesto el riquísimo patrimonio teatral con el que contamos en este país. Lejos de ser anecdótica, esta itinerancia deviene en algo sustancial, contribuyendo en cada una de sus paradas a mostrar la importancia de la creación propia de cada lugar. Fomentar la diversidad es, por lo tanto, un objetivo permanente; tanto de los Max como de la SGAE.


Desde aquí quiero felicitar a todos y a todas los que han hecho posibles estos 25 años de premios. Confío en que hayamos estado a la altura y espero que podamos seguir haciéndolo, al menos, los próximos 25 años.

Antonio Onetti en la gala de los XXV Premios Max

Fotografía

Alfredo Esteban

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XXV PREMIOS MAX

El Teatro Principal de Maó (Menorca) acogió la ceremonia de entrega de los XXV Premios Max de las Artes Escénicas, que organizó la Fundación SGAE con la colaboración, entre otros, del Ayuntamiento de Maó y el INAEM. La gala del 6 de junio fue dirigida por dos referentes baleares: Josep Pere-Peyró y Mar Aguiló. Aquí puedes ver la lista de ganadores y ganadoras.


El Premio de Honor se lo llevó José Luis Alonso de Santos, autor de clásicos del esperpento como La estanquera de Vallecas (1981) o Bajarse al Moro (1982). Este vallisoletano es tan brillante que conviene tenerlo cerca para verte más listo. Aquí te lo presentamos un poquito: