CON PROFUNDIDAD Y ALEVOSÍA
CUESTIÓN DE TAMAÑO
¿El formato importa? Profesionales del audiovisual nos dan su visión sobre el auge del cortometraje
POR MIRIAN SAN MARTÍN
El cortometraje es ese género cinematográfico que no siempre recibe en España la atención que merece, a pesar del respeto que recoge en todo el mundo. Quienes se aventuran a filmar películas de corta duración pueden presumir de una independencia que no permiten los formatos más extensos, pero al mismo tiempo padecen una invisibilidad que solo se interrumpe en festivales o en plataformas digitales. En este sentido, una de las excepciones más sonadas fue la llegada a las salas de La voz humana, el cortometraje con el que Pedro Almodóvar consiguió arrastrar al público a los cines comerciales a finales de 2020. La cinta, protagonizada por Tilda Swinton y rodada en inglés, fue la demostración de que el formato tiene más posibilidades.
Si nos fijamos, los cortometrajistas han sido en 2022 auténticos embajadores de la cultura europea en los saraos internacionales más importantes. Ahí destaca, por ejemplo, el triunfo en los Oscar de Alberto Mielgo, primer español en lograr una estatuilla en la categoría de Mejor Cortometraje de Animación por El limpiaparabrisas (2021). Tampoco deberíamos olvidar a Lois Patiño, premiado en la pasada edición de la Berlinale con El sembrador de estrellas (2022); o a Estíbaliz Urresola (Cuerdas, 2022), reciente ganadora del premio Rails d’Or en la Semana de la Crítica de Cannes, donde también competía este año Anna Fernández de Paco (Nisam je stigao voljeti, 2022). Y recordemos también a Rodrigo Sorogoyen, nominado en los Oscar de 2019 con Madre (2017), un corto que luego desarrolló como largometraje; o a Juanjo Giménez, primer español en ganar la Palma de Oro al mejor corto en 2016 con Timecode.
Timecode, de Juanjo Jiménez
León Siminiani, veterano cortometrajista, considera que el formato tiene un valor comparable con el del "cuento" en la literatura. "Simplemente es un modo de narración distinto y tiene sus propias condiciones y leyes, a veces más completas y difíciles. Por eso merece sus propios espacios y una nueva vida dentro de las nuevas formas de consumo audiovisual".
El auge de estas producciones es un hecho y su prestigio indiscutible. España, por ejemplo, fue el país invitado de la pasada edición del Festival Internacional de Cortometrajes de Clermont-Ferrand, el más relevante del panorama cinematográfico.
Luis Mariano González, director de Alcine
Sin embargo, hay voces de la industria y del circuito de exhibición que reclaman una reflexión sobre un formato que todavía no goza de la difusión que podría tener. Luis Mariano González, crítico y director del Festival de Alcalá de Henares (Alcine), considera necesario "repensar el modelo y observar el comportamiento de las audiencias”. En una frase: nos invita a reflexionar sobre cómo se ven los cortometrajes y quiénes los están viendo. "Una cosa es la repercusión social, los premios y las nominaciones, y otra que se vean en la medida en la que deberían ser vistos", dice. Por ello, para "seducir" al público más joven, cree que una de las claves estaría en "implicar a programadores de cine muy jóvenes y conseguir una sintonía con las nuevas generaciones que están creciendo en un entorno con grandes catálogos de contenido audiovisual".
Libertad a pequeña escala
Chema García Ibarra, el inclasificable realizador de Espíritu sagrado
No hay dudas de que hablamos de un formato que otorga mayor libertad a los creadores, porque el corto necesita un presupuesto más modesto que el largo, y eso favorece el acceso a los realizadores noveles. Aquí surge la eterna división entre quienes entienden el cortometraje como antesala de su carrera o quienes lo consideran el eje central.
En el segundo caso encontramos a Chema García Ibarra (Elche, 1980), que debutó hace pocos meses con un celebrado primer largo, Espíritu sagrado (2021). Chema propone una fórmula mágica para dejar de hacer distinciones por la duración: "Desde hace tiempo intento denominar película a todos los formatos. Trato de no hacer división entre cortometraje y largometraje. A Espíritu sagrado la llamo mi séptima película, por ejemplo. Ese cambio en el lenguaje da una entidad distinta a las producciones que tienen una duración menor al estándar. Me gusta que sea la propia película la que determine la duración y no una obligación industrial o unas medidas enfocadas a conseguir un número de pases o una cantidad de entradas vendidas", opina el realizador, para quien el cortometraje está "muy en forma en España” y "siempre ha estado bien considerado en los circuitos internacionales".
Javier Marco, un hombre de ciencias en el mundo del cine
El cineasta Javier Marco (Alicante, 1981) cuenta en su filmografía con más de 15 cortometrajes y una película, Josefina (2021), que compitió en la sección Nuevos Directores de la 69ª edición del Festival de Cine de San Sebastián y también optó al Goya a la Mejor Dirección Novel. Ya había sido galardonado con el cabezón al Mejor Cortometraje con A la cara (2020), una historia que próximamente convertirá en largo.
"La sensación es que hasta que no haces una película no eres considerado director de cine y si haces cortos eres un cortometrajista. Pero para mí un director de cine también es aquel que dirige historias de menor duración. Si proyectaran un corto antes de un largo, como se hacía antes, el espectador lo valoraría. Es una experiencia muy completa, pero supongo que no es rentable", reflexiona Marco, que ve en las plataformas como Filmin o Movistar “una potencial ventana de exhibición”.
¿Brecha de clase?
María Salgado Gispert en el rodaje de Loca, de 2020
María Salgado Gispert (Huesca, 1970) es autora de una larga lista de cortometrajes y actualmente se encuentra en preproducción de su primera película como directora y guionista, Frío. Con un sólido background como productora, defiende que el corto “no es para nada un hermano pequeño del largometraje” y detecta un problema de base que sitúa en dimensiones muy alejadas a ambos formatos. “En el cine se habla mucho de la brecha de género, pero creo que hay otra brecha importante, la cuestión de clase".
Mientras García Ibarra prefiere hablar de películas, en general, para no establecer diferencias, Salgado Gispert expresa una única distinción: "Cine corto y cine largo. Son dos formatos, dos maneras de contar historias. El problema del cortometraje es que no tenemos canales de difusión. La diferencia entre las dos opciones es que con el largo comes y vives y con el otro cine no. Ahí seguimos en el amor al arte. Si tuviéramos más canales de difusión podríamos crear una pequeña industria sobre la que mantenernos. En España existen ayudas muy inferiores a las que hay en el resto de Europa. Tenemos un cine poco democrático".
Firma invitada
Mirian San Martín (Santander, 1984) es licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra y Diploma en Estudios Avanzados por la Universidad Complutense de Madrid en el programa 'Técnicas y procesos en la creación de imágenes: aplicaciones sociales y estéticas'. Además de formarse en instituciones como el Museo Reina Sofía o Radio Nacional de España, ha trabajado más de una década como periodista cultural en la agencia de noticias Europa Press y actualmente escribe sobre cine en Vozpópuli.
Ilustración
Miguel Sueiro/Basetis
Fotografías
Chema García Ibarra por Ion de Sosa
Javier Marco por Cris Cantón
María Salgado Gispert por Álex Fernández
Enlaces
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SGAE EN CORTO
Esta iniciativa de Fundación SGAE, que ya ha proyectado dos millares de títulos a lo largo de dos décadas, es el gran termómetro para este formato en España. El ciclo, al que se presentan anualmente más de 200 obras, recoge la variedad de géneros y perspectivas que ofrece el cortometraje en España, con una altísima calidad general.
Entre los directores que han participado están Daniel Sánchez Arévalo, Juana Macías, Abdelatif Hwidar, Albert Ponte, Alberto Ruiz Rojo, Chiqui Carabante, David Planell, Isabel de Ocampo, León Siminiani, Nacho Vigalondo…
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