Nacido en Barcelona, criado en Jaén, ciudadano madrileño y actualmente afincado en Málaga. Javier Rosa (1973) es una fuerza de la naturaleza, una dinamo incombustible capaz de recorrer 30 kilómetros a pie en una noche de festival y de lanzar la foto del millón con una cerveza en una mano y un kebab en la otra. De haber nacido en los sesenta, Sergio Leone lo habría contratado para apretar el gatillo en alguno de sus westerns. “Si le das tu móvil a este tío para que te tire una instantánea, antes de que sientas que ha llegado a sus manos ya habrá desenfundado y disparado y te habrá devuelto el teléfono. Te dirá: ya está. Entonces mirarás la foto y lucirá perfecta. ¿Magia? Para nada, es trabajo y experiencia”. Las palabras de Ángel Carmona, responsable del programa matinal Hoy empieza todo de Radio 3, nos presentan a un verdadero súper hombre, un MacGyver de la imagen conocido en la mayoría de los festivales del país como “el tiro certero de la música en vivo”.

Considerado uno de los mejores fotógrafos de directo de España, Javier Rosa podría entrar en la misma categoría que el resto de artistas a los que suele inmortalizar con su cámara. Porque él es como un músico más, pero sin guitarra, y su capacidad para saltar del foso al escenario con total naturalidad correlaciona con su manifiesto don de la ubicuidad. ¿Magia? Como diría Carmona, para nada. “Es pura experiencia. Sabes que después de una estrofa viene el estribillo y ahí es donde suelen estar las fotos interesantes. Fotografiar estrofas no da dinero”, comenta el propio Rosa. “Esa misma veteranía hace que conozcas a buena cantidad de bandas y sus comportamientos escénicos. Hay veces que se solapan tres bolos en la misma franja horaria y tienes que decidir el orden, el momento de su show y el punto de vista adecuado. A veces tardo más en localizar al tour manager, sacarle el setlist y pedirle opinión sobre el momento álgido del show que en el propio acto fotográfico. Yo no lo llamaría don, sino más bien experiencia con un extra de cara dura”.

Galería de fotos de Javier Rosa, con Amaral, Depedro, Pablo López y muchos talentos más.

La lista de músicos y festivales que han sido retratados por Rosa es tan extensa como los kilómetros que se ha echado entre pecho y espalda durante más de dos décadas de profesión. “En estos últimos años he tenido el placer de reventar más de seis vehículos, algunos completamente agotados. Suelo hacer unos 70.000 kilómetros al año. Presumo de ser buen conductor y siempre prefiero viajar solo. Escucho una media de quince discos por trayecto”. No hay duda de que su cultura es “carretera y manta”, como cualquier músico en gira. “Me pillas ahora saliendo de Málaga para hacer un reportaje en directo en Madrid. Te diré que me compré un coche nuevo hace un par de semanas y ya llevo acumulados 9.800 kilómetros en el marcador”.

Observador desde crío, Javier Rosa cuenta que lo suyo no es vocacional, sino casual. Que arrancó en la prensa rosa (nada que ver con su apellido) y terminó recalando en la fotografía de directo tras hacerse fuerte en el circuito madrileño de blues y jazz. “Trabajé en prensa del corazón unos seis años, así como suena. Un día tenías en tu cuenta dos millones de pesetas por cuatro fotos malas y tres días después viajabas a Milán detrás de algún televisivo para volverte en blanco y con números rojos. Después, ya en Madrid, empecé a pasar largas noches entre el Café Populart y el Central fotografiando conciertos. Regresaba a mi buhardilla de la calle Valverde y me encerraba hasta el amanecer en un minúsculo baño que usaba como cuarto oscuro para revelar las fotos. Nathalie Paco, fotógrafa de la Sala Maravillas, les habló de mi trabajo a los hermanos Morán, que entonces dirigían el Festival de Benicàssim. Gracias a ella logré entrar como uno de los fotógrafos oficiales del FIB. Estuve documentándolo durante 14 años y fue algo que me marcó”.

Tras esto, el rosario de festivales cubiertos por Javier Rosa ha sido tan extenso como heterogéneo: Bilbao BBK Live, Festival SOS 4.8, BIME, Monkey Week, Low Festival, WARMUP, Tomavistas, En Órbita, OH See! Fest, Canela Party… “Hay dos tipos de fotógrafos de conciertos: los que pasan más tiempo en el backstage bebiéndose el rider de hospitalidad y los que fotografiamos lo que pasa en el escenario o entre el público. No conozco a ninguna banda actualmente que me cierre sus puertas. Hay que poner en práctica una suma de discreción y humildad, que son aspectos que en principio no casan muy bien con el perfil del fotógrafo en vivo”. Así que, recuerda: si alguna vez coincides con este monstruo del obturador, como público o encima de algún escenario, no olvides que cuando tú vas, él viene de allí.