TALENTOS

ANA RUJAS

Guionista, dramaturga y actriz. La cocreadora de la serie ‘Cardo’ es la intuición del audiovisual post millennial

POR RUBÉN ROMERO SANTOS

Cantaba Shakira en su vida pre Bizarrap que “las mujeres somos las de la intuición”. Esa idea, la de seguir sus instintos y pasiones, es la que parece regir la vida de Ana Rujas (Madrid, 1989). Guionista, actriz, empresaria, dramaturga, escritora y creadora total, Rujas se ha convertido en todo un icono de la generación millennial. Este mes estrena en el Festival de San Sebastián La Mesías (Movistar+), la nueva y esperadísima serie de Javier Calvo y Javier Ambrossi (Los Javis). Una historia de fundamentalismo religioso en la que interpreta a Montserrat, la protagonista, en su edad temprana. El buen sabor de boca de su obra de teatro La mujer más fea del mundo (2018), la reciente emisión de la segunda temporada de Cardo (de la que es cocreadora junto a Claudia Costafreda) y la publicación de su primer texto impreso, el conjunto de pensamientos y relatos La otra bestia (Random House Mondadori, 2023), son pruebas de la efervescencia creativa de una artista única, poliédrica e indomable.

Entre tus múltiples facetas, destacas no solo como actriz; también como guionista, argumentista y dramaturga. ¿Escribir te ha ayudado a mejorar en la interpretación?

Diría que no. Desde que empecé, ya escribía. Sí que me ha ayudado a enfocarme más, y a tener más claro lo que siento y pienso. Me ha facilitado la posibilidad de ir por un camino que es el mío. Cuando empecé tampoco había tanta diversidad en la carrera actoral. Mi gran cambio fue entrar en la escuela de interpretación Corazza. Ahí es donde encuentro un sitio que me llena. Me doy cuenta de que una tiene que estar conectada con tres cosas: lo que dice, lo que piensa y su corazón. Si no tienes conexión con estas tres cosas, no sale bien, estás en un lugar equivocado. Entonces empecé a montar las dos compañías de teatro y mi carrera empezó a cobrar sentido.

En Corazza conoces a Pedro Ayose y Ariadne Serrano. Junto a ellos montas la compañía Teatro Beauvoir. ¡Tienes solo 25 años! ¿Cómo cambia tu manera de entender la industria el pasar de actriz a empresaria y autora siendo tan joven?

En mi caso y en el de mis compañeros, todo fue de una manera mucho más intuitiva. Queríamos hacer algo y la manera era hacerlo. Teníamos un lenguaje parecido… y de ahí nace ¿Qué sabes tú de mis tristezas? [2016], adaptación de textos del escritor Roy Galán. Fue mucho más de corazón y de intuición, aunque ahora parece que sea muy coherente.

Tu segunda compañía sería La Otra Bestia, que fundas con Bàrbara Mestanza, a la que conoces compartiendo piso. Juntas aparecéis en los créditos de La mujer más fea del mundo. ¿Qué recuerdas de ese periodo?

Supongo que es una cuestión generacional. En Barcelona coincidí con compañeras como Elena Martín, Bàrbara Mestanza o Paula Ribó, conocida por su alias Rigoberta Bandini. Todas teníamos hambre y no nos gustaba nada de lo que había. Queríamos buscar cómo liarla, cómo armar un equipo para hacer nuestras cosas. Otro ejemplo de gente que también me inspiró mucho fueron los kamikazes [los integrantes de Pavón Teatro Kamikaze: Miguel del Arco, Jordi Buxó, Israel Elejalde y Aitor Tejada]. En especial, Miguel del Arco, que es al que más conozco. Una persona mayor que yo que me ha dado la mano y ha confiado en mí, que nos ofreció un lugar para estar en Madrid con La mujer más fea del mundo. Hacíamos algo muy radical, lo que nos daba la gana.

Fue un movimiento insólito, si tenemos en cuenta que venías de hacer televisión más convencional, como puede ser 90-60-90 (Antena 3, 2009). Son trabajos en los que los implicados transmitís esa ambición de crear a cualquier precio, pese a haberos comido una crisis del sector.

Las nuevas generaciones han visto que se puede hacer de otra forma. Las actrices españolas crean productoras, que es lo que hacían fuera. Yo creo que por eso Los Javis y yo empatizamos tanto, porque nos lo hemos levantado sin ayuda. De hecho, siempre venían a ver lo que yo hacía porque nos teníamos mucha simpatía laboral. Antes existía un sistema muy predeterminado. Había una única manera de hacer las cosas. Eso ha cambiado y se ha roto para siempre.

Has apostado muy fuerte por un negocio que suele tirar a conservador. ¿Alguna vez has sentido el terror a quedarte parada?

Nadie se queda parada nunca. La vida te da lo que también tú estás generando. Si no trabajo es porque estoy estudiando cómo hacer nuevas cosas. En nuestra profesión se da mucho parón, pero yo nunca lo he vivido. Tienes que asumir qué haces para entrar en algunas producciones, e igual no haces nada y no tiene sentido frustrarte. Me parece un error y lo he comentado con muchas compañeras.

En 2021, junto a Claudia Costafreda, creaste la serie de televisión Cardo (Atresmedia). Ya va por la segunda temporada. No sé si estarás de acuerdo, pero gracias a ella hay una cierta tendencia a identificarte como una de las voces más representativas de la generación millennial.

Es algo de lo que no soy consciente. Me da un poco de pudor decir que hay compañeras que me nombran y son más pequeñas. Sé que hay gente en la ESCAC que cita Cardo o La mujer más fea del mundo como modelos a seguir. Bueno, no te das cuenta de lo que haces. Simplemente tienes una calma interior y esperas a que todo se ordene, porque sabes en qué lugar quieres estar colocada.

Has publicado hace nada La otra bestia, un libro recopilatorio de pensamientos y aforismos. Háblame de tu proceso como escritora. ¿Tienes rutinas?

Lo que me funciona es tener fechas de entrega. Tienes que ponerte cada día para sacar algo, pero a lo mejor aprovechas solo cinco minutos o nada, y al día siguiente ya estás más inspirada por todo el trabajo que has hecho el día anterior… Lo que sí que hago es ver muchas pelis o entrevistas de gente que me gusta. Para mí eso es el arte. Si no me divierto, no me funciona.

Narrativamente, tanto en La otra bestia como en La mujer más fea del mundo o en Cardo, parece que te interesa mucho la religión y cómo nos condiciona la apariencia física. ¿Dirías que son tus dos grandes obsesiones como autora?

Reconozco que he trabajado mucho sobre ambas ideas, pero ahora ya no me interesan. No volvería a escribir La mujer más fea del mundo. En mi libro creo que queda claro en la parte que lleva por título El origen, que debía estar incluida en la obra, pero que Bárbara Mestanza y yo descartamos. Al final evolucionamos y nos interesan otras cosas. Creo que eso está bien reflejado en el inicio y en el final de La otra bestia. Todos los trabajos que hago, a riesgo de parecer mística, tienen mucho que ver con la intuición. Me dejo mucho, pero creo que es lo mejor que puede pasar. Siempre me ha dado igual enfocarme a un público u otro.

En tu nueva serie, La Mesías, de los Javis, sigues trabajando sobre esas obsesiones, al ser una historia sobre pop católico y cómo nos ven los demás.

Estoy muy contenta, porque nadie me ha visto nunca hacer algo así. Jamás me lo habían ofrecido. Ojalá haya más, porque es el tipo de papel que quiero y he venido a hacer. Los Javis y yo conectamos con la manera de trabajar, con cómo ven el amor de las actrices por la interpretación. Ellos también son muy intensos. Me gusta trabajar con gente así. O con gente como Carmen Machi y Lola Dueñas. Gente que trabaja a vida o muerte.

¿Qué es lo que encuentras tan atractivo en la creación y la interpretación?

Me gusta trabajar en equipo, y por eso me dedico a esto y lo voy a seguir haciendo. Hace poco pensé que igual tiene que ver con cómo me he criado. Pertenecí a un grupo scout desde los siete años hasta los diecinueve. Siempre he estado en trabajos en grupo y tengo claro que la manera de conseguir algo es trabajar en equipo y, además, es lo más bonito que existe. Levantar una película o una serie, armar una compañía o hacer teatro me parece que tiene que ver con eso: un grupo de personas que trabajan para que algo salga adelante. Quizás por eso soy muy intensa.

Y del futuro, ¿qué nos puedes contar?

Estoy con un proyecto precioso, no sé qué va a pasar ni cómo va a salir, pero estoy muy muy emocionada, la verdad. Es audiovisual y lo hago con Suma Content, la productora de Los Javis. Siempre me han dicho que cualquier cosa que quiera hacer, se lo comente. Así que esto, que es lo primero que hago yo sola, lo voy a levantar con ellos.