A MI BOLA

ESTEBAN

GIRÓN

Fundador de Toundra y responsable de comunicación de Tsunami Xixón Festival, Sonórica, Morriña Fest o Resurrection Fest, entre otros

POR TITO LESENDE

“Mi trabajo es conocer gente”, resume Esteban J. Girón, y esa es solo una parte de la verdad. Si este verano frecuentas el backstage de un festival, especialmente en el norte de España, será difícil no tropezarte con Esteban. Es el jefe de prensa de Bring The Noise, productora de O Son de Camiño o Resurrection Fest (Galicia), Tsunami Xixón Fest (Asturias) o Sonórica (Cantabria), entre otros grandes eventos. Pero también es cinturón negro de kárate, músico de conservatorio y fundador del grupo de rock instrumental Toundra, del que justo acaba de disociarse.


Girón lleva además la comunicación de la agencia y sello Cultura Rock (Tarque, Los Zigarros) y otras campañas. Se ha bregado en los dos lados del oficio y una vez tuvo que tranquilizar a 30.000 heavies en campo abierto mientras el cielo escupía rayos y centellas. A continuación no encontrarás toda su historia, pero sí la que te podemos contar.

Girón, con gafas de sol, negociando el pase de fotógrafos

Chico de los recados

Esteban nació en Madrid en 1987 y lo llamaron así por el irlandés Stephen Roche, que ese año logró la triple corona del ciclismo mundial. Su familia se mudó a Asturias y la vida transcurrió fetén, pero a sus diecisiete llegó el gran cambio. “Me fui a Madrid a ver a Green Day y ya me quedé”, recuerda. “Llevaba desde los seis años en el conservatorio, una formación musical estricta. Me fui de una aldea asturiana de doscientos habitantes con una Matrícula de Honor. En mi casa había una norma: solo se estudiaba por lo público. Me fui a Madrid a matricularme en Comunicación Audiovisual, pero lo que yo quería era tocar”.


¿Te lanzaste primero al periodismo o al rock?

Todo a la vez. Con la carrera tuve mala suerte: estudiando me pilló el cambio de lo analógico a lo digital. Al terminar trabajé en la COPE seis días y al séptimo descansé, como Dios. Enseguida entré en el circuito del punk y el hardcore y empecé a montar conciertos. Compraba el cáterin, hacía tortillas, lo que fuese.


También trabajaste en la distribuidora PIAS. ¿Qué hacías exactamente?

Entré de chico de los recados. Hacía paquetes para periodistas en el cuarto de las ratas, pero también les pinté la oficina y ordenaba miles de discos. El almacén estaba entre menos uno y cero grados. Luego, Fernando Delgado, que era su jefe de prensa, me llevó de becario a la productora Heart Of Gold.

Ocho discos con Toundra

Esteban con Toundra en 2023

Esteban Girón es uno de los fundadores de la banda madrileña Toundra, una anomalía en el ecosistema musical español. A base de raciones de post rock instrumental, el grupo creó su propio muro de sonido y se forjó una reputación en el circuito europeo de salas y festivales. Su inquietud los llevó a componer una banda sonora para el clásico del expresionismo alemán Das cabinet des Dr. Caligari (Robert Wiene, 1920) y a formar Exquirla, un proyecto con Niño de Elche.


En los últimos años, Esteban era también el manager de Toundra. En octubre de 2023 estaban a punto de emprender una gira europea con cerca de treinta fechas en Alemania, Bélgica, Suiza, Italia, Croacia… Pero, de golpe, todo se canceló.


En 2007 fundaste Toundra. No se te conoce mucha vida artística antes de eso.

Es que era muy joven, estaba cumpliendo veinte años cuando montamos Toundra y funcionó enseguida. Ha sido la banda de mi vida, pero lo dejé en otoño de 2023. No se ha comunicado porque fue un cierre hecho con cautela y mimo; ahora ellos son los protagonistas y deben expresarlo. Yo solo puedo decir que dejé de emocionarme con el proyecto artístico y no quise seguir por inercia. Consideré que tenía que centrar mis energías en otras cosas.


Toundra desarrolló buena parte de su actividad en el circuito europeo. Esto no es común para la mayoría de bandas españolas de rock.

Sí, el cincuenta por ciento de nuestra actividad estaba fuera de España. Así lo aprendí todo. Por ejemplo, que las secadoras encogen la ropa y muchas más cosas que me han hecho lo que soy. Desde los 25 he estado girando por Europa, trabajando, conociendo culturalmente muchos países y en contacto estrecho, no turístico, con la población de cada lugar. En Moscú no vimos el Kremlin, no había tiempo para eso.


Y, ¿qué te llevas de Toundra?

No me llevo ningún momento en particular. Me quedo con ocho discos y algún single que han salido de nuestro intelecto y de nuestra inquietud, creados de la nada.

Toundra en el Freak Valley Festival (Alemania) en 2022

La comunicación y los festis

En 2016, Esteban Girón comenzó su relación laboral con la promotora Bring The Noise, que tiene su fuerte en el Noroeste peninsular. Ahí se especializó como jefe de prensa de festivales. Desde entonces, la vida ha sido un frenesí. “Para los festivales de verano trabajo todo el año”, explica. “Nunca se acaba. Te centrifuga. En febrero de 2024 ya estábamos planteando el cartel del Resu para 2025”.


¿Cómo empezaste con esta vorágine?

Entré para un trabajo de un mes con el Resurrection Fest. Pero la empresa creció y ahora hay ocho festivales y muchos conciertos al año. Aquí la vinculación física es importante y es uno de los motivos por los que volví a vivir en Asturias. Es importante también trabajar con amigos.


Atrás dejaste Madrid. Dicen que por donde tú pasabas ya no volvía a crecer la hierba. ¿Has sido muy canalla?

Madrid está muy bien, pero es para una etapa: cuando ya has quemado la noche, se hace duro. Pero yo he trabajado de noche y de día. Todo lo que he salido nunca me ha quitado de madrugar. Hay mucha leyenda. Las naves se quemaron, no voy a decirte que no, pero yo siempre he salido de noche por profesionalidad.


Entre el 19 y el 27 de julio, por ejemplo, estás en tres eventos casi simultáneos: Tsunami Xixón Fest (Asturias), Sonórica (Cantabria) y Morriña Fest (Galicia). ¿Cómo consigues llevar la comunicación de todo a la vez?

Por momentos la cabeza me explota. Pero nunca dejo mis rutinas: a las seis y media me levanto y hago deporte. Es fundamental gestionar el estrés. Y, por supuesto, saber delegar: los equipos de redes y marketing, gente que echa una mano. Pero lo más importante es el trabajo previo; cuando llega el festival, puedes dejarte ayudar por otras personas. Normalmente, durante el propio evento nunca pasa gran cosa… A menos que caiga un rayo.


Eso sucedió en el Resurrection Fest de 2019.

Sí. Ahí yo llevaba la comunicación, pero también tocaba con Toundra. Al acabar nuestro concierto me metí en la ducha. En el escenario principal iban a salir Slayer. De repente estalló una tormenta eléctrica y el director del festival me llamó. Salí de la ducha al escenario, me dieron un micro y traté de calmar a la peña. Pero el trabajo de verdad fue de producción del festival y de las bandas. Con la colaboración de todos y tras un ajuste, los conciertos siguieron.

Tormenta eléctrica durante el show de Slayer en Resurrection Fest 2019

Para entender un poco mejor tu trabajo, cuéntanos cómo es el calendario de comunicación de un festival de verano.

En septiembre u octubre arrancamos la estrategia de comunicación global, según las bandas que tengamos confirmadas. Empezamos con el anuncio, que es un curro más publicitario que de comunicación. Luego viene el teaser, el calendario, el marketing de salida a venta, los carteles, los anuncios en medios. En mi caso, también el concepto de vídeo. Empieza la relación con las marcas e instituciones involucradas en el evento, que no es poca cosa. La gestión de entrevistas con las bandas. Y otras acciones que puedan ir surgiendo: pintar un skate park con los colores del Tsunami en Gijón, yo qué sé, lo que sea. Ya durante el festival, acreditaciones, facilitar el trabajo a la prensa, comunicación en redes, coordinación con artistas, fotógrafos, etcétera. Y acabas deslomado.


¿Lo disfrutas?

Es un trabajo bonito, a veces desagradecido, porque eres como el portero en el fútbol: si ganas, es el equipo; si pierdes, la culpa es tuya. Lo mejor que te puede pasar es no llamar la atención.

Noel Gallagher, Bad Religion y Joaquín Sabina


Esteban al teléfono

A lo largo del tiempo y como parte de sus rutinas profesionales, Esteban ha llegado a conocer a algunos de sus héroes del rock. “Soy un grandísimo fan de Noel Gallagher y trabajé en un concierto de Oasis en Madrid”, dice. “Era el último día de trabajo de Fernando Delgado en PIAS, que era el sello implicado. Él era mi jefe. Recuerdo que comí en la facultad, estaba en tercer curso, no había smartphones. Me cogí la línea 4 de metro al Wizink. Al llegar comprobé que Fernando me había puesto una prueba; me dejó solo a propósito. Vi a Noel en el camerino, me preguntó mi edad. Yo tenía 20 años. Me tranquilizó. Él lo hizo todo”.


También tuvo oportunidad de conectar con otra de sus referencias: el grupo punk californiano Bad Religion. “No conocía personalmente a Greg Graffin, su cantante, y tuve que hacerle la promo en el Primavera Sound. En cuanto lo vi, le dije que era mi ídolo. Tuve que transportarlo por el recinto conduciendo un carrito de golf. Él, descojonado y haciendo fotos”, recuerda.


Pero todavía le quedan tótems por conocer. En un giro inesperado de los acontecimientos, Girón confiesa: “Soy muy fan de Joaquín Sabina. Y me lo sigo poniendo para conducir. Es un tío brillante, único. Serrat tiene el mejor disco de la historia de la música pop en castellano, pero Sabina tiene la mejor carrera. La historia lo pondrá en un lugar todavía más alto”.

Fotografías

Toni Villén (principal)

Daniel Cruz (Toundra)

Enlaces


Esteban Girón


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V PREMIO SGAE DE JAZZ TETE MONTOLIU

La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) y la Fundación SGAE convocan el V Concurso SGAE para obras de jazz Tete Montoliu 2024-2025, con el propósito de estimular y reconocer la creación de los compositores de este género. El concurso, que se realiza bajo plica, premiará las mejores obras, no a los autores o autoras, con el obsequio de hasta cuatro premios valorados en 11.700 euros. El plazo de recepción de partituras permanecerá abierto hasta el 2 de septiembre de 2024. Más info aquí.