“Me hubiera gustado ser biólogo, y no lo descarto. Quizá algún día”, dice Carlos Ares. Pero no de momento. Este cantautor y productor coruñés es uno de los talentos con mayor proyección de la escena pop en castellano. Este año ha lanzado Peregrino, un debut de repertorio completísimo, uno de los mejores álbumes de la temporada en su género. Y ahora lo dicen los medios especializados, las revistas de moda y quizá también tu cuñado: Carlos va como un cohete.

En realidad, es así desde crío: “De niño empecé a percibir que la música me generaba felicidad. Cuando me planteé mi futuro, a los 13 o 14 años, intuí que estaría ligado a la música, del modo que fuera. El resto me parecían segundas opciones. Antes de terminar bachillerato ya había firmado con Sony y me había trasladado a Madrid”.

Carlos era menor de edad cuando la industria se fijó en él. “Primero probé como artista”, recuerda; “luego, mientras contribuía en los proyectos de otros, fui aprendiendo a sentirme cómodo en terrenos distintos. Me he atrevido con todo”. Así ha estado años, en segundo plano, dejando que sus habilidades (como letrista, músico y productor) se desarrollasen de un modo natural para otros artistas: de Rolita a Manuel Carrasco o Pablo Alborán. “Toda mi experiencia ha sido enriquecedora”, asegura. “Mi colaboración con Paula Cendejas, especialmente, y con Marc Seguí. También lo que hice con Rolita, aunque quizá no trascendiese tanto, o con Luna Ki, que me permitió trabajar con el hyperpop, un género en principio alejado de lo que hago. Sin quererlo, fui evolucionando mi propio proyecto, aprendiendo de las herramientas que usaba con otros. Así se fue haciendo Peregrino”.

Carlos Ares, salvador del pop de autor

Eres uno de los pocos artistas actuales menores de 30 que basan su propuesta en instrumentos más que en la electrónica. Puedes tocar tus canciones si se va la electricidad. ¿Es algo deliberado?

Es totalmente a propósito. Quería que las canciones fuesen suficientemente buenas por sí mismas, que estuviesen por encima de que yo tuviese faringitis o de la producción. Hoy podemos hacerlo todo digital, pero a veces podría impresionarnos más la producción que la canción. Cometí ese error en mis principios como artista y no he querido repetirlo. Mis canciones no dependen de nada.

Aunque tu música suena muy actual, tienes alma de cancionista.

¡Exacto! Con marketing, yo puedo quizá hacer pensar a la gente que soy un artista muy moderno y alternativo, pero en el fondo son canciones de autor. El envoltorio es otra cosa. Yo grabo instrumentos orgánicos y los trato después como si fuesen música electrónica. Lo que escuchas es madera, pero luego recorto los audios de un modo actual. El objetivo es llegar a la gente de mi edad, pero con canciones que importan.

Lo habitual en el pop de 2024 es una base de producción potente y una melodía de voz al centro. Pero tú añades otras subtramas melódicas instrumentales que se van trenzando en segundo plano y mantienen la canción interesante. Como productor, ¿eres consciente como un arquitecto o más bien intuitivo?

Soy plenamente consciente de toda la estructura de mis canciones. Quiero que sean atemporales, que sobrevivan a las modas. Por eso creo capas. Me gusta lo que dices de las subtramas. Esos motivos que van por debajo, esos arreglos de guitarra, de violín o de mandolina enriquecen la canción y te permiten escucharla más veces sin que te resulte cansina. Es más complejo, pero ayuda a prolongarle la vida. Es lo contrario a una producción efímera.

Ares es responsable de su particular puesta en escena

“Quería extraer una parte poderosa de mi personalidad, algo que me diferenciara, y la encontré en Galicia y el entorno rural. He cogido eso y lo he llevado a la exageración”, explica Carlos Ares. De virutas de sí mismo, el autor concibió su personaje y, a partir de ahí, “el repertorio de Peregrino fue como crear una película”, dice.

Descríbenos al protagonista de esa película.

He creado un personaje primario, sencillo, austero y honesto y, desde ahí, cuento cosas: la soledad de ser hijo único, el problema de las personas que te reducen y te merman la autoestima… Creo que soy explícito sin llegar a ser maleducado. Y repudio hablar de amor o desamor, porque en el principio de mi carrera me aconsejaron que lo hiciese, parecía que en el pop no se podía hablar de otra cosa.

Trabajas rimas internas, hay encabalgamientos que dan un ritmo propio a la melodía. En el fondo son recursos del rap aplicados al pop, y es algo que se practica más en Latinoamérica. Yo escucho “Cigarra” y la imagino interpretada por Calle 13 o por Jorge Drexler, también. ¿Qué cosas te inspiran a ti?

Calle 13 es una buena referencia, desde luego. He escuchado a Residente y he envidiado mucho a la gente del rap. Han estudiado el diccionario y lo han sabido aprovechar. El vocabulario del pop me ha parecido siempre un poco limitante. Yo he tratado de combinar estribillos más sencillos con versos complejos y libres. Pero, volviendo al rap, le tengo mucho respeto e intento escribir con su atrevimiento. Desde luego, me ha enseñado a disfrutar haciendo letras.

Cuando dices que eres un peregrino o que has tenido una gran amistad no biunívoca, ¿estás hablando de tu vida?

Lo que canto es totalmente mi vida. Este personaje está basado en una parte de mi personalidad. Ser transparente es hoy algo radical, pero las personas del norte siempre hemos sido honestas… y un poco brutas, tal vez. Exagero o dramatizo para conseguir entretener, claro, porque son canciones y necesitan intensidad. Quería tener un discurso homogéneo en todo el álbum.

Vídeo de “Peregrino”, tema central del disco

Actualmente, un músico o música debe ocuparse de muchos aspectos: creación, puesta en escena, imagen en redes… Esta multiplicidad de tareas agrada a algunas personas, disgusta a otras y hace que a más de una le pete la cabeza. Carlos Ares está en todo el desarrollo de su concepto, desde las canciones hasta la presentación estética. “No es un problema”, asegura él. “Me siento seguro en todos los ámbitos del proceso, desde el concepto de un vídeo hasta la estructura de una canción o la escenografía. A veces necesito ayuda y sé a quién llamar”.

Pero tú, además, eres productor. ¿Notas esa sobrecarga de tareas?

Es un esfuerzo extra, pero mayor esfuerzo me supondría delegar. Piensa que yo ya me pagaba el piso produciendo a otras personas y este proyecto lo hago porque me apetece, no porque lo necesite. En mi siguiente disco evolucionaré, pero en esta línea. No me refiero a una determinada línea comercial o artística, sino a ser feliz.

¿Y qué puedes contarnos de ese próximo disco?

Hoy mismo salgo de viaje en mi coche a Asturias. Tengo un mes bloqueado en un establo, en el estudio de Tony Finu, que toca conmigo. Estoy escribiendo el segundo disco. Tengo una canción terminada y varias ya empezadas o en la cabeza. Y mi idea es publicar un nuevo álbum a principios del próximo año. Estoy en un momento muy valioso, inspirado, creativo, y los conciertos están funcionando muy bien. Intentaré que el segundo disco retroalimente al primero; con las nuevas canciones ampliaremos repertorio y enriqueceremos el directo.

¿Quieres ser el mejor amigo de Carlos Ares?

Fotografías

Assiah Alcázar (principal y retrato 2)

Pedro Quintana (retrato 1)

Juan Ewan (agenda)

Pixelín (festival Acento)

Enlaces

Carlos Ares

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La Fundación SGAE programa por cuarto año consecutivo la muestra de jazz estatal JazzEñe dentro del 59º Festival de Jazz de San Sebastián / 59º Jazzaldia. Se programarán ocho conciertos de grupos experimentados o emergentes. Y esto es lo mejor: al ciclo asistirán, invitados por la propia Fundación SGAE, programadores de jazz de varios países.

En esta décima edición, los nombres participantes en JazzEñe son: Trinidad Jiménez, Roberto Nieva 4tet, Mariola Membrives, R.S. Basque Faktor, David Sancho, Juan Saiz, Marcelo Scrich Silent Quartet y Martín Leiton Quartet. Todos han sido elegidos por un comité profesional entre un total de 249 proyectos presentados y tocarán entre el 24 y el 27 de julio en el Teatro Victoria Eugenia (San Sebastián). Además, los recitales podrán seguirse en directo en streaming a través de Jazzaldia Live (YouTube).

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