Elena Gato (Sevilla, 1981) es diplomada en Educación Física y licenciada en Periodismo, aunque bastantes profesionales de la música en España la conocerán por llevar la comunicación de festivales como Canela Party o Monkey Week. También puedes habértela cruzado en algún evento, apostada tras los platos, con su controladora echando humo y lanzando hits del pop español bajo el alias artístico La Rubia Pincha. Pero esta reina del djing nocturno encontró hace años la que actualmente es su verdadera profesión: jefa de localizaciones. Esa figura encargada de mostrar al productor y al director su visión sobre qué espacios son relevantes para que una escena tenga la esencia deseada.

“Aunque ya había hecho anteriormente tareas de producción, comencé como localizadora con la primera temporada de Un país para escucharlo [La 2 de TVE], allá por 2018”, comenta Gato, que asegura encontrarse actualmente inmersa en un true crime televisivo del que “no puede soltar prenda todavía”. Por si no lo controlas, Un país para escucharlo es una suerte de road movie musical presentada por el argentino Ariel Rot, una topografía sonora que recorre diferentes lugares de España descubriendo su folclore y personalidades musicales. “Luego llegaron tres temporadas más de este maravilloso programa y otro proyecto de similar formato, también para RTVE: Caminos del flamenco, presentado por Soleá Morente y Miguel Poveda. Le han seguido trabajos en documentales aún por estrenar, como uno dedicado al pintor Luis Gordillo o la serie de ficción de Amazon Prime En fin, todavía inédita. En la misma plataforma se encuentra actualmente el documental Los Galindos. Toda la verdad, en cuya producción también he participado. Además, me he encargado de la producción de varios videoclips para María Villalón y Rocío Belén; y recientemente he encabezado el equipo local de Mr. Nadie, largometraje dirigido por Miguel Ángel Calvo Buttini”.

A continuación te invitamos a ponerte en el lugar de Elena, aunque esto, probablemente, suponga pasarte todo el día en la carretera.

¿Cómo es una jornada de trabajo para una jefa de localizaciones?

Depende del momento en el que se encuentre el proyecto. Si se trata de la fase de preproducción, que quizás sea la más importante, estudiamos el guion o la idea antes de comenzar la búsqueda de los espacios adecuados. Esto siempre lo hacemos en coordinación con los compañeros y compañeras de producción, dirección y arte. Nos encargamos de gestionar todos los permisos para utilizar los espacios, la negociación de los contratos, la logística y las visitas técnicas. Una vez comienza la etapa de rodaje, nuestra misión pasa por cuidar la localización, esto es, apoyar y coordinar el trabajo de los demás departamentos, señalizar, prever o subsanar posibles desperfectos. En resumidas cuentas: gestionar que cada lugar quede en perfecto estado, entre muchas otras tareas.

Directores como David Trueba aseguran que “elegir bien la localización lo es todo en una película”.

En muchas ocasiones es así. Las localizaciones pueden llegar a tener tanta importancia que a veces acaban resultando un protagonista más de la película, del documental, de la serie o del programa de televisión. El marco en el que se desarrolla una historia es una parte fundamental del lenguaje audiovisual.

¿Pesa la responsabilidad de decidir dónde se van a rodar las ideas que han escrito otros?

Pesa mucho, pero nunca es una decisión unilateral. Hay varios departamentos implicados en el proceso y el resultado final siempre llega tras un consenso en el que se estudian todas las variables.

La figura de location manager es una de las primeras en interpretar un guion. Muchas veces se os contrata antes que al diseñador de producción. ¿Cómo se trabaja con guionistas, producción y dirección?

De una forma muy estrecha y en constante comunicación. Cuando abordas un proyecto tienes que confrontar y adaptar tu visión a la del resto de departamentos, buscando siempre el equilibrio entre creatividad y viabilidad. Es necesario mantener este balanceo para que la creatividad correlacione con la viabilidad. Sucede con cualquier proyecto audiovisual.

¿Consideras que, de algún modo, eres la encargada de elegir el lienzo donde se pintará la producción?

No lo veo realmente así. Más bien, mi equipo se encarga de presentar los lienzos disponibles para lograr que sea viable llevar a cabo esa pintura. La localización condiciona hasta tal extremo cualquier producción que, sin ella, podría suceder que directamente no hubiera ninguna obra. Si no hay localización, no hay rodaje posible.

“Te ves obligada a leer la mente del director y a saber en qué lugar quiere rodar incluso antes de que sepa lo que necesita”. ¿Te suena esto?

Hay veces que abres puertas que no se habían tenido en cuenta. Pero, en general, si conoces bien el proyecto y tienes las referencias correctas, sueles saber qué quiere tu realizador. Otra cosa es que consigas la localización. Pero sí, es cierto, al final acabas viendo a través de los ojos del director.

¿Cómo llevas la dictadura del tiempo y del presupuesto, del peso que tiene cada escena?

Como lo que es. Una limitación que, además de necesaria, puede dar pie a buscar nuevas soluciones obligándote a ser original. Por ejemplo, trabajar en un programa como Un país para escucharlo nos ha empujado a ser muy creativos, porque cada episodio se graba en solo tres jornadas, a veces en localidades muy separadas entre sí, y eso te lleva a aprovechar las localizaciones al máximo. En la última temporada emitida localizamos un espacio espectacular en la provincia de Cuenca: la Casa del Ingeniero de la Presa, un sitio que jamás habríamos encontrado si no fuera porque nos vimos obligados a seguir la ruta de la N-III, que era la única carretera que nos pillaba de camino.

¿Qué tal tu experiencia en este programa?

Pues ha sido una oportunidad única de formar parte de un equipo fabuloso, Producciones Cibeles, y disfrutar con mi trabajo. Dimos a conocer muchos lugares y grupos increíbles, algunos infravalorados, autores y espacios que forman parte del patrimonio cultural y natural de este país. Aquí sí que tengo que hacer una mención especial para el director de fotografía, Antonio Galisteo, artífice de la estética de un programa que sin duda ha cambiado la manera de disfrutar de la música en directo en la televisión española.

Tendemos a imaginar que tu trabajo se basa en encontrar espacios singulares y especiales, pero probablemente se trate más bien de localizar sitios asequibles y fáciles de gestionar por logística y permisos. ¿Hay muchos mitos en tu profesión?

El trabajo de localizadora es una mezcla de ambas habilidades. Claramente tiene una parte artística o estética, que entiendo es la que se ve como más idílica desde fuera. Se basa en una labor de documentación, de visitar espacios y conocer nuevos destinos. Si son especiales, mejor. Pero la ejecución conlleva una cara B, más burocrática y fiscal, incluso legal. Se trata de una parte del curro que quizás sea menos atractiva, pero es igualmente necesaria.

¿Encuentras diferencias sustanciales entre localizar para un programa de TV y cuando lo haces para una película?

Evidentemente existen espacios comunes, porque al final un rodaje es un rodaje. Pero suelen tener necesidades y tiempos bastante diferenciados. Las mayores complicaciones que puedes encontrarte son extensibles a todos los formatos, y son las que no están bajo nuestro control, empezando por el presupuesto o la disponibilidad de la localización, pasando por los accesos y las prestaciones que ofrece, el tamaño o las condiciones lumínicas.

En cuanto a la logística de producción, ¿existen lugares más y menos amables dentro de nuestro territorio?

Sin duda. Las condiciones orográficas y climáticas tienen un papel muy importante. Rodar en verano en el sur, y en invierno en el norte, seguramente acabará complicándote la vida.

¿Podrías compartirnos un momento triunfal al localizar y otro que te haya supuesto un dolor de cabeza?

Bueno, verdaderamente todas las localizaciones son un triunfo cuando el resultado acaba siendo el que pretendías en un principio. Pero siempre duermes más tranquila cuando cierras una localización al finalizar el rodaje y todo ha salido bien. Hay una ley implícita y es que en los rodajes puede pasar de todo, pero al final, de todo también se sale. Desde lluvias inesperadas hasta compañeros que se pierden, neumáticos que se pinchan o localizaciones que se te caen a última hora. Lo importante es tener siempre un buen equipo que piense y reaccione adecuadamente.

¿Y algún lugar hilarante o especialmente divertido?

En una localización de un proyecto del año pasado nos topamos con un perro que pertenecía al propietario del espacio. El animal vivía allí. Parte de nuestra misión consistió en cuidar todo el tiempo de él para que no le pasara nada, esto mientras trabajábamos. Uno de mis compañeros, responsable ese día de la localización, creyó que se le había escapado y pasó varias horas persiguiéndolo por el entorno. Finalmente resultó que el animal no se había ido a ningún sitio y estuvimos acosando y a punto de secuestrar al perro de otra persona.

¿Y crees que existe la localización perfecta?

Para nada, porque rodamos en la vida real y ya sabemos que esta en absoluto es perfecta. Ahí está la gracia del asunto.

¿Y qué espacio de alguna producción española te habría gustado localizar por ti misma?

Pues yo apuntaría alto, lo tengo muy claro: las localizaciones naturales de La sociedad de la nieve [J.A. Bayona, 2023].

!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Laura Ferrero imparte una clase magistral sobre su trabajo como guionista y adaptadora, con Isabel Coixet, de la peli Un amor (nominada a siete Premios Goya 2023). Será el 16 de julio (11:00 h.) y puedes asistir online o también presencialmente si estás en Madrid.

Es una oportunidad fetén para conocer sus procesos de trabajo. Si quieres más información, aquí la tienes.