Seguramente te suene su nombre. Si no, será por poco tiempo. La última película de Alberto Utrera, Desmontando a Lucía, debutó en salas de cine el pasado 29 de noviembre. Protagonizada por Hugo Silva, Susana Abaitua y Julián Villagrán, es una comedia negra que homenajea al noir clásico, Bogart mediante, pero también a aquellas películas noventeras con las que empezó a soñar que algún día sería director de cine. Además, Utrera tiene pendiente de estreno un documental sobre el cómico Juan Dávila y hace poco que ha terminado de rodar una nueva ficción con Paco León como protagonista. Nos sobraban los motivos para hablar con este autor en su momento dulce.

¿Cuál es el germen de Desmontando a Lucía?

Hace siete años estaba en un festival promocionando Smoking Club [2017] Estaba con una de las actrices y tenía una cámara de vídeo. Le dije: cómo molaría hacer una historia de un personaje que distorsiona los recuerdos, ¿no? Es decir, que tú como espectador no sepas si lo que te está contando es verdad. Y en ese festival hicimos un clip de vídeo de un minuto. Ese fue el germen de Desmontando a Lucía. He estado cuatro o cinco años escribiendo el guion. Era una película que me parecía muy difícil de vender, sin un género claro y difícil de enmarcar. Pero me lo estaba pasando tan bien escribiéndola que seguía y seguía. Hasta que un productor vio uno de mis cortos, me preguntó si tenía algún guion, le mandé este y le gustó.

Un hito en el proceso fue que el actor Hugo Silva entrase en el proyecto.

Eso es. Los productores mostraban cierto interés, pero tenían claro que era muy importante el reparto. Yo le mandé el guion a Hugo Silva a través de un amigo. Lo leyó, me llamó y estuvimos hablando de los personajes. Me dijo que no solía hacer este tipo de proyectos, pero que este le apetecía. Y una vez que Hugo estuvo dentro, todo se precipitó. Entraron Susana Abaitua y Julián Villagrán. Desde que me reuní con los productores por primera vez hasta el montaje de Desmontando a Lucía solo ha pasado un año. Ha sido exprés para los ritmos que tiene el cine.

Utrera dirige a Hugo Silva en el rodaje de Desmontando a Lucía

Creo que ensayaste mucho con los actores.

Ensayar antes del rodaje fue clave. Sobre todo, de la forma en la que ensayamos, que es como suelo trabajar yo. Ensayamos con muy poco texto y trabajamos con improvisaciones. A través de estos juegos lo que intentamos es que los actores vayan familiarizándose con sus personajes, los vayan descubriendo y se vayan sintiendo cómodos con ellos.

Desmontando a Lucía tiene mucho de homenaje al cine negro. ¿Cuáles eran tus referencias?

Curiosamente, Hugo dice que es una película como las de los años 90 y estoy muy de acuerdo. Toca, como aquellas, varios géneros y tiene un ritmo propio de las cintas de aquellos años. Además, hay muchos homenajes explícitos. Comienza con la protagonista, el personaje al que interpreta Susana Abaitua, haciendo pis, que es un homenaje a El gran Lebowski [Coen & Coen, 1998]. Tiene también algún guiño a Pulp fiction [1994], de Tarantino; a algunas películas de Woody Allen que me han encantado. Y en el caso del cine negro, la película que a mí me llevó a ver pelis de Humphrey Bogart y, después, de Billy Wilder y directores más clásicos, fue Casablanca [Michael Curtiz, 1942].

Pero la película tiene también mucha comedia, un elemento que está en toda tu filmografía.

Sí. De hecho, si la tengo que encuadrar en un género, te diría que es una comedia negra. Yo el humor lo trato siempre desde la seriedad. Nunca busco el chiste. Me gusta poner a los personajes al límite, porque enseguida surge la comedia.

Con las puertas abiertas a lo que venga

Smoking Club (129 normas), la primera película de Alberto Utrera, nació del curso Las 3 disciplinas, de Natalia Mateo. “Yo en ese momento era director de publicidad”, explica Utrera. “Me inscribí en ese curso para aprender sobre la dirección de actores. Pero fueron tres meses y muchos de los alumnos nos llevamos tan bien que, en las birras de despedida, alguno dijo que podíamos juntarnos otra vez para hacer un corto. Y yo propuse juntarnos más días y hacer un largo”.

Al final, ¿la cosa se lio?

Hicimos un calendario, reunimos 30.000 euros, escribimos un guion en dos meses y rodamos la película en una semana. Fue un ejercicio de aprendizaje y nuestra sorpresa es que tuvo cierto recorrido. La seleccionaron en Málaga, pasó por plataformas, viajó por el mundo… ¡Una película tan chiquitita!

¿Qué aprendiste de la experiencia?

Aprendí que hay que hacer las cosas. Acabo de terminar una película con Paco León como protagonista y me decía algo que al mismo tiempo le habían dicho a él. Que es mejor hacer una película que no hacerla. Y el segundo aprendizaje, que va de la mano, es que las cosas hay que hacerlas con… un poco más de paciencia. Porque Smoking Club hubiese ganado si al guion le hubiésemos dedicado algunos meses más.

Hugo Silva y Susana Abaitua entre tomas

¿Y cómo diste el paso a dirigir series para RTVE Playz?

Hice tres series para Playz: Neverfilms, Bajo la red e Yrreal. En las tres aprendí a trabajar con presupuestos y equipos más grandes. Playz fue una gran escuela, nos dio una oportunidad a realizadores y realizadoras que hubiese sido complicado que nos diesen en otro lugar. Fue un paso previo a Desmontando a Lucía, un salto previo maravilloso.

El siguiente título de tu carrera también tuvo algo de salto. Es el documental Impuros.

Por circunstancias de la vida, una noche coincido cenando con Borja Sémper y Eduardo Medina y empiezan a contar historias de cuando empezaron en política. Iban a escribir un libro que se titulaba Los futuros perdidos. Así surge la idea de coger una casona en Mondragón y grabar una charla entre los dos y hacer este documental. Mi trabajo fue retratar aquella conversación. El mérito es de ellos.

Hablabas de tu tiempo dirigiendo publicidad. ¿Qué aprendiste de aquella escuela?

Aprendí sobre estética. Y a realizar y a montar. Yo siempre monto mis propios proyectos. En mis películas la cámara se mueve rápido, los planos empalman bien en montaje, porque tuve una gran escuela en la publicidad. Grababa y montaba muchísimo. Al montar también aprendes mucho de realización, de cómo y dónde poner la cámara.

¿Es el montaje lo que más disfrutas de dirigir una película?

Hacer una película es muy duro, es un proceso de mucha tensión, mucho estrés. No sé si el montaje es lo que me gusta más… Pero, desde luego, cuando acabas de rodar y empiezas a montar, estás en la gloria. Yo, por lo menos, me siento muy seguro porque lo controlo. Además, creo que es la herramienta más potente. El montaje tiene una fuerza increíble.

Casting ganador: Villagrán, Abaitua y Silva

¿Qué importancia le das a la formación académica?

Está bien formarse, pero creo que enseguida tienes que ponerte a currar, porque es un trabajo que se aprende trabajando. Yo he hecho televisión y publicidad. He pasado prácticamente por todos los puestos. Y me da igual una película, un programa de entretenimiento, un reality, un musical, un documental, un corto, un videoclip, un fashion film… Los procesos audiovisuales tienen muchos puntos comunes y siempre he pensado que, cuanto más los conozcas, mucho mejor para cuando llegue el proyecto que quieres.

¿Y cuál es el proyecto que quieres?

Desmontando a Lucía. Es una película como las que yo veía de adolescente, en los 90, cuando iba al cine tres o cuatro veces por semana y flipaba. Por eso me siento tan orgulloso.

¿Tu vocación como director nace con esas películas de los 90?

Mi vocación como director nace con diez años, cuando voy con mi padre a ver Indiana Jones y la última cruzada [Steven Spielberg, 1989]. Por esa época, le cogía cámaras a mi padre, hacía cortos... Es algo que siempre he tenido claro. Mira que en mi vida doy bandazos, pero la certeza de que me quería dedicar a esto ha estado siempre ahí.

¿Quiénes son tus grandes maestros?

Scorsese, Woody Allen, Tarantino… Será un cliché, pero no puedo no nombrarlo. Y me encanta Lost in translation [Sofia Coppola, 2003].

Háblame de 1x2, la película que acabas de rodar.

Es el título provisional, todavía no se ha confirmado el definitivo. Está basada en una historia real y Paco León es el protagonista. Iba a interpretarla otro actor, pero una semana antes del rodaje desapareció, me dejó de coger el teléfono. Fue un shock. Pero, afortunadamente, le mandamos el guion a Paco y dijo que hacía la película. Paco tiene mucha experiencia y te ayuda mucho en el set. Le ha dado un ángulo nuevo a la película que me encanta.

Desmontando a Lucía te espera en tu cine