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PELÍCULAS

QUE IMPORTAN

El cine con pulso social de Jose Mari Goenaga & Aitor Arregi, Laura Casabé, Daniel Guzmán, Irene Iborra y Hernán Zin

POR RUBÉN ROMERO SANTOS

Desde arriba y de izquierda a derecha: Laura Casabé, Jose Mari Goenaga, Hernán Zin, Daniel Guzmán, Aitor Arregi e Irene Iborra

Dos hechos constatados: son tiempos convulsos y el cine está ahí para retratarlos. Como termómetro de nuestra vida, este arte no puede ser ajeno a la sensibilidad propia del siglo XXI. Entre tanto barullo y tensión, el celuloide más comprometido vive un renacer que afecta a todos los géneros y narrativas, denunciando el conflicto o la injusticia allá donde se produzcan, ya sea en lo material, lo humanitario, lo sexual o la política internacional, por ejemplo.


A continuación encontrarás un repaso a los nuevos trabajos de Jose Mari Goenaga & Aitor Arregi, Laura Casabé, Daniel Guzmán, Irene Iborra y Hernán Zin. Son obras libres y necesarias con contexto social de actualidad. Lee un ratito y después, si puedes, ve a verlas.

EL DERECHO A UNA CASA

‘Olivia y el terremoto invisible’ (21 de noviembre de 2025)

Mobiliario que no verás en el Ikea

El cine social desborda sus terrenos habituales. Géneros otrora falsamente calificados de puro entretenimiento se convierten en un nuevo campo de batalla. Ocurre así con la animación en el caso de Olivia y el terremoto invisible, debut en el largometraje de Irene Iborra.


La directora tuvo una iluminación al ver la estupenda La vida de Calabacín (Claude Barras, 2016). Fue entonces cuando empezó un larguísimo camino para adaptar la novela La película de la vida, de Maite Carranza. Novela y película nos cuentan la historia de Olivia, una niña que, de la noche a la mañana, ve cómo su mundo se desmorona al ser desahuciada junto a su familia. Carranza escribió la novela en sus visitas a colegios, cuando los profesores le hablaban de niños famélicos que solo comían lo que se les daba en las aulas. Había que adaptar una historia tan tremenda “sin entrar en el dramatismo, con mucha delicadeza y a la altura de los niños, porque conectar con ellos era mi primer objetivo”.

Empezar de cero, manual básico

Cine para adultos menores y niños grandes que se antoja una rareza por los condicionantes de la industria, según la directora: “Hay una colonización por parte de historias que son pura diversión y no tienen poso. Quizá necesitaríamos un poco más de cine social”. Un fenómeno que Iborra explica por la situación general del mundo. “La realidad es tan dura a nivel material y político que puedo comprender que parte del público tenga reparos en acudir a ver cine con mensaje… Y que a los productores tampoco les haga mucha ilusión invertir en ello”.


Más allá de la temática, la película ya es histórica por ser el primer largometraje dirigido por una mujer con la técnica stop-motion, un hito que también tiene un componente reivindicativo. “En los últimos tiempos ha habido un viraje a historias protagonizadas por mujeres y dirigidas por mujeres que sacaban a la luz temas propios […] Para esta película, en la reescritura, actualizamos la novela desde el feminismo, modificamos la propuesta de familia con la aprobación de la autora”.

IRENE IBORRA Y EL TERREMOTO MULTICULTURAL


Iborra, imaginando una vida para sus muñecos

El mundo de Olivia y el terremoto invisible es como el de nuestras calles: vibrante y plural en sonidos, colores y solidaridad. “La literatura de Maite tiene un alto compromiso social y yo he recogido este testigo”. Así, además del drama de los desahucios, el filme también denuncia el racismo, aunque lo enfrenta de una manera decididamente optimista. “Partiendo de una historia relativamente pequeñita, contamos una parte muy importante y bonita de Barcelona. Cuando sales de la ciudad turística te encuentras con tejidos asociativos, compromiso social…”. Una cooperación que, de alguna manera, también se ve reflejada en su película, un trabajo de casi diez productoras en tres países distintos (España, Francia, Bélgica). “Unir gente para hacer esfuerzos grandes no está de moda”, dice Irene Iborra. Pero a veces se puede, claro que se puede.

ARMARIOS DE LA EDAD TARDÍA

‘Maspalomas’ (26 de septiembre de 2025)

José Ramón Soroiz es feliz en la playa

La homofobia y el edadismo son abordados en Maspalomas, la nueva y exitosa película del colectivo Moriarti, representado en esta ocasión por los directores José Mari Goenaga y Aitor Arregi. Esta obra, que emociona a cualquiera que la haya visto, cuenta la historia de Vicente (un genial José Ramón Soroiz, premiado en el Festival de San Sebastián), que disfruta de su homosexualidad en la soleada localidad canaria hasta que un accidente le hace volver al País Vasco… y a un armario con poca ventilación. Ante su hija y un compañero de habitación de ultraderecha tendrá que fingir que es heterosexual.

Mira este tráiler y querrás censarte en Canarias

Nos cuenta Goenaga: “Tuve el primer chispazo en 2016, la primera vez que fui de vacaciones a Maspalomas y conocí el microcosmos que habita allí. Me resultó muy interesante y empecé a pensar en ello”. A diferencia de otros colegas, para Goenaga y Arregi el mensaje se va gestando a lo largo del proceso creativo. “Muchas veces empezamos nuestras historias sin saber de qué vamos a hablar. Te interpela, pero todavía no le has puesto nombre. Poco a poco te familiarizas con los diferentes elementos de la historia hasta que llegas a ese mensaje. También es cierto que en algunos proyectos el mensaje es más escurridizo. En Maspalomas lo teníamos mucho más claro que en Marco [2024], por ejemplo”.


En esa búsqueda, los directores se fueron dando cuenta de los micromachismos y microhomofobias que nos rodean “en conversaciones con amigos teóricamente progresistas”, al tiempo que lanzan un mensaje de alerta. “Hay discursos que adquieren mucha fuerza. Nos sorprende cómo han cogido el concepto de woke para convertirlo en un arma arrojadiza. Una etiqueta que solo servía para reclamar una serie de derechos y de injusticias se ha convertido en un término despectivo”.

LOS MORIARTY Y LA NECESIDAD DE NORMALIZAR


Arregi y Goenaga, rodando con las cholas puestas

Aunque se haya avanzado en los derechos del colectivo LGTBIQ+, Maspalomas es una historia que necesita ser contada, dicen los Moriarti. “Hay algo inquietante en ciertos mensajes triunfalistas porque, aunque es verdad que se han aprobado derechos, si rascas un poco sigue habiendo homofobia. El odio al colectivo es una de las principales causas de bullying y, si vas de la mano de tu novio en según qué sitios, te pueden dar una paliza”. José Mari Goenaga y Aitor Arregi creen que este rechazo es pura misoginia. “El homosexual es, en cierta forma, el hombre afeminado, el que adquiere características de mujer. Eso está muy en el ADN de nuestra sociedad y cuesta mucho cambiarlo”. Pero hay que intentarlo, claro. “No hay que bajar la guardia, porque en muchos países se está retrocediendo y perdiendo las conquistas sociales”.

LA CRISIS QUE NO ACABA

‘La Virgen de la Tosquera’ (Enero de 2026)

Dolores Oliverio, la bruja novata

Mucho más allá de Maspalomas y del archipiélago canario, al otro lado del charco, transcurre la acción de la segunda película de la argentina Laura Casabé. Se titula La virgen de la Tosquera, se ha estrenado ya en los festivales de Sundance y Sitges y es la adaptación del superventas de su compatriota Mariana Enríquez, reina mundial del terror. Fan de la escritora, en 2019 coincidió con ella y acordaron adaptar dos de sus cuentos, La virgen de la Tosquera y El carrito.


A Casabé le obsesionaba volver a esa Argentina en la que había crecido, la de 2001, la del infame corralito. “Los que hoy tenemos 40 estamos completamente atravesados por esa experiencia. Nos cambió la manera de pensar el mundo, nos transformó y nos hizo sentir muy desamparados en un momento de extrema violencia en Argentina”. Fue en ese inicio de milenio cuando se desató la aporofobia, cuando todavía nadie le había puesto nombre, y en el que todo pasaba en una calle todavía no asolada por la digitalización y los celulares. A nadie se le escapa que hablar de la crisis de 2001 es una manera de hablar de dónde está Argentina hoy. “En mi país vivimos ciclos de crisis muy duros cada diez o quince años. Se graba en nuestra estructura psicológica un miedo a la inestabilidad económica permanente”.

Amor y otros hechizos en La Virgen de la Tosquera

A Casabé no podemos dejar de preguntarle por la vitalidad del terror hecho por mujeres, ya sea en la literatura (sus compatriotas Enríquez o Samantha Schwelbin) o en el cine (Julia Ducournau, Claudia Llosa). “Me resulta difícil responder por qué lo hacemos. No pensás, porque hacerlo es un error. Uno escribe sobre lo que le interesa. Pero sí que veo en ello una forma de reflexionar sobre el espacio que habitamos. Atravesamos el género como una suerte de exorcismo. Y, bueno, ¿cómo no va a ser novedoso si estadísticamente no existía el cine de terror hecho por mujeres?”

LAURA CASABÉ Y SOBREVIVIR A MILEI


Casabé sonríe por no llorar

Detrás de una sonrisa irónica, Laura Casabé no puede ocultar su indignación cuando se le pregunta por el actual presidente argentino, Javier Milei. Ella consiguió levantar La Virgen de la Tosquera gracias a acuerdos bilaterales con México y España, pero cree que hoy la situación sería diferente: “Ahora mismo, en mi país, es imposible filmar”. Una decisión política y consciente: “Estamos experimentando crueldad hacia todas las políticas públicas y, sobre todo, hacia los trabajadores de la cultura, especialmente los del cine, que fue tomado como chivo expiatorio. Han desfinanciado todas las políticas públicas de fomento”. Eso se ha plasmado en el desmantelamiento del INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales), principal apoyo para el cine independiente. “Hacemos cine gracias a las plataformas. Pero eso reduce el tipo de historias que contamos”.

UN THRILLER ANTI GENTRIFICACIÓN

‘La deuda’ (17 de octubre de 2025)

Daniel Guzmán, aquí rodando (ambas acepciones)

La deuda es el tercer largometraje del popular actor Daniel Guzmán, Premio Goya a Mejor Dirección Novel por A cambio de nada (2015). Su nueva película sorprende por su mezcla de cine negro y melodrama: “Tiene una estructura muy ambiciosa a nivel narrativo, porque siendo un thriller, lo que los protagonistas buscan es afecto y salir de la situación en la que se encuentran”. Es la historia de Lucas, un joven desempleado que se ve obligado a robar para evitar que Antonia (Rosario García), no sea desahuciada.


Con La deuda, Guzmán recupera el espíritu reivindicativo de sus trabajos anteriores. “Si estás al cabo de la calle sabes que la gentrificación de los barrios está más de actualidad que nunca. Empuja a los vecinos fuera de los centros neurálgicos de las grandes ciudades. Pasa en todo el mundo, pero en España es todavía peor porque todo está abocado al turismo, que es un modo de explotación más rápido, pero que tiene unas consecuencias sociales bastante más duras y negativas”. Guzmán cree que es un fenómeno tan palpable por todos los habitantes que es necesario trabajar con colectivos sociales: “No hace falta profundizar mucho para saber que hay una gran diferencia entre el precio de las viviendas y del alquiler y el de los salarios”.

La deuda, denuncia social y acción de la buena

Como en sus anteriores trabajos, su propósito es dar voz a los que no suelen aparecen en los medios de comunicación, a los que no protagonizan películas ni novelas: “Es el día a día del ciudadano que intenta salir adelante. Muchas veces, el cine mira a otro lado, pero yo me he formado con estas vidas. Es lo que aprendí con mi maestro William Layton, del neorrealismo italiano y francés, de la realidad mágica española tal y como la retrataba Luis García Berlanga y hasta del cine quinqui”. Lo que no significa que La deuda no sea moderna formalmente. Guzmán juega con los objetivos y los movimientos de cámara de una forma que sorprenderá al espectador y, al hacerlo, también se posiciona moralmente. “Me apetecía que estéticamente fuera una apuesta muy potente. Parece que, cuando hay un tema con trasfondo social, se debe contar desde un punto de vista más oscuro o feísta. Pero para mí lo social tiene color y esperanza. En los barrios hay un orgullo de clase que es pura alegría y un sentido del humor intrínseco que deben reflejarse en la pantalla”.

GUZMÁN Y LAS ACTRICES NO PROFESIONALES


Premio si sabes quién coge la mano a quién

En La deuda, como en anteriores trabajos, Daniel Guzmán da la oportunidad de brillar a una actriz no profesional de avanzada edad. En este caso se trata de Rosario García, que interpreta a la jubilada a la que quieren desahuciar. “Es algo que nace de la relación con mi abuela, porque fue una de las personas más importantes de mi vida. Disfruto mucho con la gente mayor. Aunque cada vez estén más excluidos de la sociedad, yo intento que por lo menos el 30% o el 40% de los técnicos de mis películas pasen de 60 o 65 años. No lo hago por altruismo. Creo que aportan muchísimo y equilibran al resto del equipo con su oficio y experiencia”.

DOCUMENTAR EL HORROR

‘Todos somos Gaza’ (11 de diciembre de 2025)

Crónicas de la brutalidad en la propia piel

Sin duda, si un lugar ha concentrado la indignación del planeta en los últimos tiempos, ese ha sido Palestina. “Gaza es la punta del iceberg de todo lo que está podrido en el mundo”, nos cuenta el periodista, fotógrafo y documentalista Hernán Zin, un creador que no entiende el cine y, por extensión, la vida, sin compromiso. Con más de tres décadas de trabajo por todos los confines del mundo, este argentino afincado en España es, sin duda, uno de los grandes autores del documental activista. Sus trabajos sobre la violencia de género (como La guerra contra las mujeres, en 2013) o las guerras olvidadas (como Nacido en Siria, en 2016) han sido reconocidos con diversos premios y nominaciones nacionales (Forqué o Goya) o internacionales (Emmy u Oscar). En su opinión, “los programadores y la gente que hace contenido subestima al público. Hay más gente dispuesta a sentirse útil y parte de la humanidad que a entretenerse con algo vacío. A veces se comete un error por no apostar más por el cine social. Al menos mi vida lo muestra así: mi tasa de éxito es de 90%, aunque sean todas películas duras. Quizás la clave está en cómo se cuenta”.

Mirada frontal a la barbarie

2025 es un año especialmente importante en su carrera… y terriblemente emotivo. Hace una década, él y su inseparable cámara acudieron a Gaza a documentar las consecuencias de la ofensiva israelí de 2014 sobre la población infantil palestina. Fruto de su trabajo estrenó Nacido en Gaza. Su nuevo filme lleva por título Todos somos Gaza y es la continuación de aquel. Los niños cuyas vidas retrató entonces hoy ya son adultos. Han cambiado sus cuerpos, sus voces, sus pensamientos… Solo el horror en el que viven se mantiene inalterable. Recuperar sus testimonios y darles voz se convirtió en una obsesión y una pesadilla logística. “Como no me han permitido entrar en Gaza, he tenido que dirigir en remoto a un grupo de 30 personas. Todos los días recibía material y les escribía para darles indicaciones sobre lo que tenían que rodar la mañana siguiente. Siempre, claro está, con la seguridad como prioridad. No han rodado nunca cerca de una zona en la que pudieran perder la vida. Yo no he podido evaluar los riesgos, solo pedirles que fuesen muy prudentes y lo han sido. Por eso están vivos”.

HERNÁN ZIN, VIVIR PARA CONTARLO


Cine y compromiso son la misma cosa para Hernán Zin

Pese a su trabajo, o quizás por ello, Hernán Zin es decididamente optimista. No cree que estemos en el mejor de los mundos posibles, pero sí que se ha mejorado bastante. “Cuando empecé había no menos de treinta guerras y ahora quedan media docena. Hay una conciencia colectiva sobre que la violencia no resuelve nada”. Lo cual, en su opinión, no significa que no haya conflictos. “El dinero está cada vez en menos manos y eso es intrínsicamente súper violento”. La única manera de denunciarlo es a través del periodismo, cuya precarización no es óbice para este documentalista hecho a sí mismo. “Si un chico que salió de Argentina con un pasaporte italiano, sin nada, que había estudiado para diplomático, pudo llegar a los Goya, a los Oscar y a los Emmy, los que tienen muchos más medios y recursos no tienen excusas. Soy la prueba de que se puede vivir fuera del sistema contando las historias que quieres. Lo importante es ser muy constante y pesado. Siempre habrá lugar para buenas historias, porque la humanidad las necesita”.

+ CINE SOCIAL: ÁLVARO LONGORIA

En nuestro número 12 contamos con la participación del productor y director Álvaro Longoria, fundador de Morena Films y Premio Rayo Verde de la Academia de Cine y Greenpeace España. Recuérdalo aquí

Firma invitada

Rubén Romero Santos es periodista cultural y profesor universitario. Durante las últimas dos décadas ha sido firma habitual en revistas como Cinemanía, Rolling Stone o Icon y diarios como Público o El Español. Ha publicado los estudios El detective mutante. Las adaptaciones cinematográficas y televisivas de Pepe Carvalho (Peter Lang, 2021) y Barcelona en 12 películas (GRIMH, 2022). Compagina su labor periodística con la docencia en la Universidad Carlos III de Madrid, donde imparte clases de Comunicación Audiovisual.


En nuestro número 16 entrevistó a la guionista y productora Gema R. Neira en su gran año. Míralo aquí

Fotografía

Goyo Conde / Photogenic (Irene Iborra, portada)

Philippe Lebruman (Irene Iborra, apertura)

Álex Abril / Donostia Zinemaldia (Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi, apertura)

David Herranz (Jose Mari Goenaga y Aitor Arregi, rodaje)

Lincoln Center (Laura Casabé)

Paco Navarro (Hernán Zin, apertura)

Manuel Fernandez-Valdés (Daniel Guzmán en La deuda)

Enlaces

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Aitor Arregi

Moriarty

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Irene Iborra

Hernán Zin

Doc Land Films

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 PREMIO DUNIA AYASO 2025 PARA BELÉN FUNES

La cineasta Belén Funes (Ripollet, 1984) ha sido la ganadora del 9º Premio Dunia Ayaso 2025 de la Fundación SGAE por su largometraje Los Tortuga. El galardón está dotado con 5.000 euros y reconoce las películas españolas más comprometidas con la mirada de género.


Funes ha agradecido a SGAE su selección como finalista y al jurado su decisión final: “Para nosotras es muy importante recibir este premio, porque tanto para Marçal [Cebrián, coguionista] como para mí, nuestra mayor obsesión cuando escribimos películas es hacer personajes femeninos interesantes, que no sean intachables, que tengan sus fallos, sus aciertos y sus aristas”.


Con Los Tortuga, Funes revalida el Premio Dunia Ayaso, que ya conquistó por La hija de un ladrón en 2019, convirtiéndose en la primera cineasta que lo obtiene dos veces. “La primera vez me trajo mucha suerte, estoy convencida de que ahora también”, ha recordado.