

Ana Vázquez es una directora especialmente prolífica en el audiovisual español. Formada en Ciencias de la Información (en la promoción de Mateo Gil, Alejandro Amenábar o Carlos Montero) y en Arte Dramático, comenzó como ayudante de dirección en series como Compañeros, Un paso adelante o Los Serrano. Luego se lanzó a la dirección. Solo con los ocho años que trabajó en El secreto de Puente Viejo tiene más horas de vuelo que muchos de los cineastas más conocidos de nuestro cine. Si a eso le sumas su paso por otras series diarias (Bandolera) o su éxito en las plataformas de streaming (Élite), no te quedará ninguna duda de que te encuentras frente a una de las artesanas más infalibles del sector.
Ahora es actualidad por el reciente estreno de la serie Olympo, un drama intenso protagonizado por deportistas adolescentes que puede verse ya en Netflix. Además, este verano ha empezado a rodar su primer largometraje, La madre que nos parió; una comedia sobre una madre, una hija y una nieta que busca divertir y entretener a un público familiar y juvenil. Ambos proyectos sacan partido de la sobrada experiencia de Vázquez dirigiendo a actores y actrices menores de edad, en muchos casos en sus primeros papeles.

Ana Vázquez vive en un rodaje
Te incorporaste a Olympo para encargarte de los últimos capítulos de la temporada. ¿Cómo se vive eso como directora?
No tiene absolutamente nada que ver con dirigir los primeros. Lo que tiene arrancar es que eres más libre y marcas la estética. También tienes encima a los productores ejecutivos y el casting lo eligen ellos, algo que entiendo porque es muy importante. Yo arranqué la cuarta temporada de Madres; Escándalo: relato de una obsesión; y Ayla y los Mirror. Pero cuando cierras una serie te tienes que adaptar a lo que otros han marcado y también es cuando suele haber menos dinero. En Élite, que cerré la temporada 7, no tenía ni los guiones, no sabía cómo iba a acabar la fiesta, y para hacer eso es fundamental tener mucha experiencia. Por eso me han llamado para cerrar Olympo.
¿Qué ha sido lo más difícil de rodar en esta serie?
Rodar el deporte. Me ha tocado una carrera de 800 metros y una competición de un dúo de natación sincronizada. La piscina es la del Centro de Alto Rendimiento de Madrid, una piscina olímpica para nadadores y no de natación sincronizada, pero el sitio es brutalista y pegaba muy bien con el balneario de Panticosa, que es donde hemos hecho el resto del rodaje.
¿Y te has quedado satisfecha con el resultado?
Estoy muy contenta por el trabajo con los chavales en Olympo. Muchos son muy jóvenes y no tienen experiencia. Hay otros directores que se quejan de eso, pero yo tengo claro que son la herramienta con la que tengo que trabajar. Lo que tenía que hacer Clara Galle, la protagonista, no era nada fácil, pero se ha tirado al barro y estoy súper contenta con el resultado.

La actriz Clara Galle se sumerge en Olympo
Se te dan bien los jóvenes…
Sí. Porque les enseño. Maribel Verdú o Elena Irureta son maravillosas, pero también tienes que saber dirigir a lo que Disney llama “el talento emergente”. Creo que se me dan bien porque soy un poco niña. Y porque a mí lo que más me gusta es la dirección de actores. Le he cogido más tranquillo a la realización, que es en lo que estaba más verde, pero el análisis de guion y el trabajo con los actores siempre se me ha dado bien. Mientras estudié Comunicación Audiovisual también hice arte dramático, siempre me ha gustado mucho.
¿Qué es lo más difícil de trabajar con actores noveles?
Que no tienes tiempo para dedicarles antes de rodar, sobre todo técnicamente. Cuando estás rodando una serie, la palabra ensayo no suele gustar. Y, para mí, lo más importante es conocernos, ver cómo respira cada uno, porque cada actor es de su padre y de su madre. Hay algunos que son muy mentales, empollones, se lo estudian todo de memoria y es difícil sacarlos de ahí. Si tienes tiempo, es más fácil obtener buenos resultados. Pero, si no lo tienes, te lo buscas de otra forma. En Madres no teníamos margen para ensayar y me iba a hablar con los actores a las pruebas de vestuario. Me anticipaba a los problemas. Ahora intento ensayar todo lo que puedo. Hablamos de las escenas, algunas las ponemos en pie y otras no. Eso a la hora de rodar le da mucha confianza. Es que los actores son tu barro, aparte de los planos. Y luego hay una cosa que he aprendido hace poco: hay que hacer las cosas en el tiempo que te exigen, pero, si algo no está bien hecho, no tienes que darlo por bueno. Porque luego llegas a montaje y no tienes material.
Olympo narra las tensiones entre jóvenes deportistas de élite
En la actualidad, muchas personas adolescentes son demasiado conscientes de su imagen. ¿Supone esto un conflicto para desarrollar su papel en un rodaje?
Con los actores jóvenes tienes el problema de que muchos quieren ser famosos y están haciendo cosas en su zona de confort en las redes, porque muchos son influencers. Pero, cuando tienes que interpretar a un personaje, tienes que hacer cosas que se salen de ahí. Dicho esto, yo me he encontrado actores jóvenes que son auténticos cracks, como Clara Galle en Olympo.
¿Cómo ha sido la experiencia con ella?
Nos esforzamos en quitarle la voz de niña, ella trabajó como una bestia en los entrenamientos. Yo me he enamorado de ella, soy claraísta. Es muy buena actriz, muy buena persona y fue muy buena líder en Olympo. La líder de la serie es a la que imitan los demás actores, así que es muy importante. Y también me han encantado Nuno Gallego, María Romanillos, Nira Osahia… Hay muchos actores adolescentes o niños que vienen súper bien preparados. Por ejemplo, los niños de Ayla y los Mirror, que venían del teatro musical y aprendieron sobre el lenguaje audiovisual, la cámara o los planos mucho mejor que actores veteranos. Igual que los de mi primer largometraje, que estamos rodando. Son esponjitas.
EL DEBUT EN EL LARGOMETRAJE

Ana Vázquez ha comenzado a rodar su primera peli larga
Con toda la experiencia adquirida, para Ana Vázquez era el momento de lanzarse a dirigir su primera película. El rodaje de La madre que nos parió acaba de comenzar y su estreno se prevé para el arranque de 2026. “Tengo 53 años”, explica. “Llevo dirigiendo mucho tiempo, pero sobre todo he hecho televisión. Me he movido muy bien en las series. Me habían ofrecido antes otros proyectos de largometraje, pero este es el primer guion que me gusta de verdad: es una película para niños, pero tiene ritmazo. Aunque sea un encargo, te dejas la vida, así que lo mínimo es que te guste”.
¡Y vuelves a rodar con menores de edad!
Sí, la peli está pensada y escrita para que se rían los niños. Lo más difícil ha sido hacer el casting. Estoy disfrutándolo mucho, porque en las series siempre me ha venido dado: en Olympo llegué y los protagonistas ya estaban elegidos, aunque sí escogí a los secundarios. Para La madre que nos parió, el director de casting, que venía de la publicidad y de El casoplón [Joaquín Mazón, 2025], me buscaba niños guapos. Y yo quería niños friquis. Hemos montado una buena panda. Ayer leíamos el guion con Elena Irureta y nos partíamos de risa. Hay un niño de siete años que es súper divertido. Trabajar con niños, si los eliges bien en el casting, puede ser lo mejor.
“Lo fundamental es que los niños no piensen que están trabajando, sino jugando”
¿Cuál es tu clave para relacionarte con los más pequeños en un entorno profesional?
Lo fundamental es que no piensen que están trabajando, sino jugando. Yo me siento súper orgullosa de la serie Ayla y los Mirror [estrenada por Disney+ en 2024], en la que el mayor del elenco tenía 16 años, y me gustó que los niños en ningún momento sintieron que estaban trabajando. Luego no se querían ir del rodaje; querían quedarse allí porque se lo pasaron muy bien, les cuidamos mucho e hicieron una familia. Eso es lo que quiero conseguir en esta película. Luego, el problema de los niños es que vienen con tengo hambre, tengo sueño, o tienen rabietas, envidia de otros niños... Primero te tienen que gustar los niños y, después, comprenderlos. Debes tener mucha paciencia y jugar como ellos.
EL OFICIO DE LAS SERIES DIARIAS

Dirigiendo un rodaje de Olympo
Ana Vázquez aprendió a dirigir en teleseries diarias, como Bandolera o El secreto de Puente Viejo, donde estuvo ocho años. “Gracias a esa serie he pagado la hipoteca de mi casa y he criado a mis hijos con un horario medio normal”, asegura. “Pero llega un momento en el que, si no te lanzas, te apalancas. Me ofrecieron un prime time y me moví. Hice tres temporadas de Madres y, en la cuarta, Aitor Gabilondo me pidió que la abriese y la cerrase, que cambiase un poco la estética de la serie. Te dan mucha experiencia las diarias: diriges a medio cine español, tienes que hacer todos los géneros… Haces mucho callo, pero también es un formato muy limitado: es multicámara y ruedas muchas páginas al día”.
¿Cuál es la principal diferencia al dirigir una serie o una película?
La serie es un reloj suizo. Tienes que entender el tono de los productores y hay que cumplir las órdenes. Puedes dejar tu impronta, pero sobre todo tienes que cumplir el encargo. Eso te lo da haber hecho muchas series. En una película mandas mucho más y, aunque sea un encargo, te permiten dejar tu sello.
También dirigiste los primeros capítulos de la miniserie Escándalo: relato de una obsesión (Telecinco, 2023).
Los creadores me pidieron que marcase la estética. Fue una serie muy difícil, porque eran 70 minutos, que es lo que pide Mediaset. Y eso hay que rodarlo. Con unos tiempos difíciles, sin plató, todo en exteriores. Y era un melodrama. Pero estoy muy contenta con el resultado. Independientemente de que me guste como espectadora, porque luego yo en mis gustos no soy nada de melodrama, soy más friqui.

Imagen de Zorras, estrenada en Atresplayer en 2023
Otro de tus trabajos más reconocidos fue la serie Zorras. ¿Qué fue lo mejor de esa experiencia?
Trabajar con Aritz Moreno. No nos conocíamos, pero nos entendimos muy bien. La gente decía que parecía que estábamos rodando una película. Zorras se basa en la novela autobiográfica de Noemí Casquet, una influencer que divulga sobre sexualidad. En redes hay una generación de treintañeras que la adoran. Es una tía que habla de masturbación, posiciones en el sexo… Yo hice los últimos capítulos.
Siendo tan prolífica y a pesar de estar inmersa en el rodaje de tu primera peli, ¿tienes algún otro proyecto propio en tu horizonte?
Tengo varios que he ido moviendo, pero que no han terminado de salir. Una película de época escrita por Bárbara Alpuente, adaptación de una novela suya. Está escrita que es una delicia. Y tengo también otra película que es un thriller. Pero hace mucho que no escribo mis propias historias; más bien soy directora de las historias de otros.
Firma invitada
Andrea G. Bermejo (Albacete, 1984), autora de este reportaje, es redactora jefa de la revista Cinemanía y colaboradora de Historia de nuestro cine (La 2). También codirigió el documental El hombre que diseñó España (2019). Actualmente prepara un libro sobre la cineasta Cecilia Bartolomé titulado ¿Quién teme a Cecilia Bartolomé?
Ha colaborado en medios comoEl Duende, Jot Down, Gentleman, Yorokobu o VICE, y ha sido profesora asociada en la Universidad Carlos III y en el Máster de Periodismo Cultural de la Universidad San Pablo CEU.
Ha firmado varias cosas en esta revista. Entre las más recientes, una estupenda entrevista a Albert Pintó en nuestro número 15.
Fotografías
Gemma Lastra (apertura y rodaje de Olympo)
Manuel Fiestas (Ana Vázquez de perfil)
Pedro Valdezate (blanco y negro)
Enlaces
Ana Vázquez
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SOLO UN 32% DE GUIONISTAS MUJERES, SEGÚN UN
INFORME DE LA FUNDACIÓN SGAE

Presentación del informe en la Universidad Carlos III (Madrid)
La Fundación SGAE, el Sindicato de Guionistas ALMA, el Foro de Asociaciones de Guionistas Audiovisuales (FAGA) y DAMA presentaron este mes el estudio La profesión de guionista en España, elaborado por el Instituto Universitario del Cine Español de la Universidad Carlos III de Madrid bajo la dirección de la profesora Concepción Cascajosa.
El informe analiza las características demográficas del sector, su formación y experiencia, el acceso a la profesión y otras circunstancias. La brecha de género sigue siendo la principal conclusión, confirmando que el sector está formado por un 67,1% de hombres frente a un 32,1% de mujeres guionistas (aunque el peso femenino sube a un 41% en las series). Otro dato significativo es que el 40% de las mujeres guionistas han sufrido situaciones de acoso sexual o laboral.
Las métricas reflejan también un claro desequilibrio territorial, puesto que un 54,7% de los guionistas residen en Madrid y un 19% en Barcelona. Accede aquí al estudio La profesión de guionista en España