MONOGRÁFICO NOVA CANÇÓ

AÑOS 80 Y 90

Rompiendo la mordaza

POR LLUÍS MARRASÉ I MELER

Periodista, compositor y activista cultural. Cofundador, jefe de prensa, secretario general y presidente de la Associació de Cantants i Intèrprets Professionals en Llengua Catalana (ACIC) entre 1988 y 2006

En los años ochenta y noventa la presencia de canciones en catalán en la radio, la televisión o en vivo es insignificante. De la incuestionable anomalía, que me consta que nunca se ha analizado, emana parte de la siguiente convicción.


Retrocedemos unos pocos años hasta la década de los setenta, cumbre de la canción comprometida, término que prefiero al de “canción protesta”. ¿Quién no recuerda la influencia y la función catalizadora de aquellos cantautores sobre las masas, recogiendo el clamor del pueblo contra la dictadura, por la recuperación de la democracia y la justicia social? Son las voces, las canciones, el reclamo que congrega masas alrededor de los mítines de distintas opciones políticas, formaciones que aspiran a representar la voluntad del pueblo encabezadas por líderes en aquel momento desconocidos.

Cuando la “modélica” Transición española postfranquista da el resultado previsto y las urnas restablecen la democracia, se arrincona la banda sonora que la ha acompañado. La nueva política, que ha utilizado para sus objetivos tanto la credibilidad como las canciones o himnos de los trovadores del siglo XX, ahora teme su espíritu contestatario y su fuerza. Consciente de su enorme influencia, decide excluirlos de los sectores públicos. Así evita ser cuestionada ante la ciudadanía y no pone en peligro la frágil democracia que representa. Sí, una maquinación política es la que ahoga la voz crítica de los cantautores.

La indigna maniobra, ejemplarmente “democrática”, afecta igualmente a cantautores de todo el Estado español. Y se extiende también al resto de la cultura comprometida, representada por poetas, escritores y dramaturgos.


En Cataluña, para justificar la repentina desaparición de nuestros artistas de los medios y los escenarios públicos, se arguye, sin aportar ninguna prueba al respecto, que no hay suficiente música de calidad en catalán y que cuando esta se emite bajan las audiencias.


También se afirma que los artistas han pasado de moda, que la gente se ha cansado de sus historias. Uno de los grandes emblemas de la Nova Cançó, Lluís Llach, desmiente “el relato”. Protagoniza un concierto tan multitudinario como revelador. El 6 de julio del año 1985 más de cien mil personas llenan a rebosar el Camp Nou para reencontrarse con el cantautor.

Creación de ACIC

Dos años después, en 1987, ante la continuada discriminación, promovemos la Asociación de Cantantes e Intérpretes Profesionales en Lengua Catalana (ACIC). Constituida oficialmente en 1988, su objetivo es reunir a los cantantes y grupos de toda el área lingüística catalana, defender sus derechos y denunciar la marginación a la que un gobierno “nacionalista” somete el habla que tanto dice proteger.


Ninguno de los responsables de la televisión y la radio públicas de la Generalitat es capaz de justificar ni enmendar el incumplimiento de la Ley de creación de la CCRTV, que las obliga a la “promoción y defensa de la cultura catalana”. No nos dejan otra salida que una serie de acciones beligerantes culminadas con la que consigue romper la mordaza: el encierro.


Los días 29, 30 y 31 de mayo de 1989 dieciséis miembros de la ACIC ocupamos el Departament de Cultura. Nos instalamos cerca del despacho del conseller, que intenta disuadirnos y nos amenaza con medidas que “no pasan por el diálogo” si no nos retiramos de inmediato.


En la foto principal de esta página aparecen los protagonistas de la tancada. Primera fila: Josep Tero, Josep Tomàs “Panxito”, Maria Cinta, Marina Rossell y Rosa Zaragoza. Segunda fila: Lluís Llach, Lluís Marrasé, Maria del Mar Bonet, Hèctor Vila, Miquel Àngel Tena, Maria Josep Vilaroya, Jordi Guardans, Raimon, Joan Soler Boronat, Joan Amèric y Jaume Escala.

Aunque los mossos d'esquadra nos rodean y aíslan del exterior, por las radios de pilas sabemos que el eco mediático es notable. Es el pretendido torpedo a la línea de flotación de un gobierno teóricamente nacionalista, que lo deja en evidencia ante su electorado.


Tres días después nos vamos con la promesa, por parte de un ejecutivo obligado a reaccionar, de iniciar conversaciones para establecer medidas favorables a la presencia de la música en catalán. El acuerdo que después se materializa entre la ACIC, el Departament de Cultura y la CCRTV recoge una serie de compromisos esenciales.


Entre ellos, la creación de un estamento de promoción de la música vive, la de un auditorio y de un circuito de música, la producción de videoclips, el incremento de canciones en la radio y televisión públicas, la realización de programas especializados... También el impulso de un magazine musical dedicado a la promoción de nuevos valores y de otro dedicado a los cantautores. Hay que destacar la puesta en marcha, cuatro meses después de la tancada, del Mercado de Música Viva de Vic. Y solo tres meses más tarde la de Ressons, que, además de organizar un circuito de música (primero en el Teatro Regina y después en L’Espai), presenta grandes figuras del panorama catalán en el Palacio San Jorge. Con todo, globalmente, sigue la discriminación de los cantautores respecto a otros géneros.


El eco del encierro lleva al Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat a ponerse a nuestra disposición. Juntos, ideamos el festival Altaveu, que recupera para su primera edición a uno de los grandes proscritos de la Cançó, el añorado Ovidi Montllor.

NOVA CANÇÓ: ELS ANYS 80

Por Omar Jurado


La década de los 80 fue una época dura para el movimiento de la Nova Cançó y en general para la canción de autor. Desde las instituciones se incentivó una música y cultura que invitara a superar las décadas anteriores, que se asociaban a la canción protesta y la lucha contra la represión. A pesar de ello, los grandes nombres de los 60 y 70 continuaron en activo y aparecieron nuevos valores como Albert Plà, Enric Hernáez, Joan Améric, Hèctor Vila o Miquel Pujadó, hoy ya clásicos.

El gobierno de CiU, cuestionado, adapta gran parte de aquellos acuerdos al modelo madrileño (movida y Radio 3), que potencia el rock y el pop, con un discurso a priori menos “peligroso” para sus intereses.


Para dejar claro el apoyo a la música en catalán, en 1991 el Departament de Cultura, a través de Ressons y TV3, despliega una maquinaria tan inédita como mayúscula: promueve y organiza el memorable e histórico concierto del Palau Sant Jordi, punta de lanza del nuevo rock autóctono.

La desatención de la Generalitat y de una buena parte de los ayuntamientos catalanes y el imperante supremacismo musical anglosajón perjudican gravemente la generación de cantautores surgida a caballo de los años ochenta y noventa.

Pero la semilla plantada por la ACIC, cultivada al principio por una treintena de cantantes y que llega a aglutinar más de 220 asociados, sigue haciendo más tolerable la larga travesía por el desierto de la canción de autor y de otros géneros hasta más allá de 2006, año de nuestra disolución.


Impulsamos una campaña que recoge 86.000 firmas de adhesión, entre las que también hay muchas foráneas, como las de Georges Moustaki, Jack Lang, Joaquín Sabina, Peter Gabriel o Silvio Rodríguez.


Desde el Parlament de Cataluña defendemos la emisión de un 25o% de música de expresión catalana. Aunque no resulta sencillo, finalmente la iniciativa se aprueba y se incorpora a la Ley de política lingüística de 1998, todavía vigente.

Sería extenso detallar las actividades que hemos generado desde la ACIC en el ámbito del fomento de la canción de autor, la música en catalán y la solidaridad. No puedo dejar de mencionar el reconocimiento que la Generalitat de Cataluña nos hizo en 2005 “por haber contribuido decisivamente a la promoción y difusión de la música cantada en catalán y la progresiva recuperación de su presencia en los entornos musical, cultural y mediático”.

Los beneficios obtenidos en este largo y apasionante trayecto no habrían sido posibles sin la generosidad, la empatía, el talento y el compromiso de los artesanos de la palabra y la música. Los que demuestran que la música y determinadas canciones trascienden la evasión y el simple entretenimiento. Los que con contenidos sociales, políticos, medioambientales, filosóficos o amorosos recogen y expresan los sentimientos y los anhelos de la colectividad. Y lo hacen con un espíritu crítico que cuando hace falta sabe sublevarse contra las tiranías, las injusticias y las discriminaciones y da voz a la gente buena e igualmente comprometida, aquella que respeta las diferencias, que nunca renuncia a nada y que se ofrece para hacer de la convivencia un espacio de paz, solidaridad, humanismo y amor.

EL ORIGEN DE BARNASANTS

Por Pere Camps

Pere Camps, director y creador del Festival BarnaSants, nos cuenta en este vídeo el origen del veterano festival de canción de autor. Camps recuerda cómo todo empezó en el mítico bar madrileño Elígeme rodeado de amigos de la profesión como José Antonio Labordeta, Luis Pastor, Javier Krahe y Jaume Sisa "disfrazado" de Ricardo Solfa. La charla derivó hacia la mala salud de la Cançó en aquel momento y la manera de ayudar a impulsar el género.

Fotografía

Archivo de Lluís Marrasé i Meler

Vídeo

Edición: Carlos Muñoz + Baliente