AHORA MISMO
YOMIL
El jefe cubano del traptón enseña el colmillo
POR JAVIER BECERRA
Daniel Muñoz “El Dany” falleció el 18 de julio de 2020 en La Habana. Se lo llevó una afección cardiovascular. Tenía 31 años y era la mitad del dúo Yomil y El Dany, puntal de la música urbana en Cuba desde 2015.
Para su socio, Roberto Hidalgo “Yomil”, fue una tragedia. Contra viento y marea, Yomil lanza ahora su carrera en solitario. El autor y cantante se siente ninguneado por los medios cubanos, denuncia la falta de acceso generalizado a internet en la isla y afirma que el Gobierno tapa la música urbana para seguir promocionando los géneros tradicionales.
Nada puede frenar la vitalidad y el espíritu de combate de Yomil, que quiere conquistar la escena latina con su propia arma no tan secreta: el traptón. Co-responsable de hitos tan influyentes como “Tengo” (2015), “Yo lo sé” (2017), “Prométeme” (2020) o “Winning” (colaboración con Pitbull, 2019), el cubano seguirá honrando la memoria de El Dany, pero ha abierto ya su propio canal en YouTube y anuncia el lanzamiento de su primer álbum con el nombre de Yomil.
“Se llamará Focus y será traptón al cien por cien. Tengo pensado estrenarlo ya mismo. Tengo muchísimas canciones y mucha fe en ellas”.
¿Qué es el traptón?
Es un subgénero que sale de la música trap y el reguetón. También tiene mucho que ver con la EDM y el house. En el 2015 hubo una explosión en Cuba que duró hasta el 2017. Luego, se dejó de hacer. Pero queremos retomarlo. Coger la esencia y volver a colocar la música urbana cubana en un ámbito internacional. Ahora creo que el mercado está saturado del reguetón. Por eso triunfa el dembow dominicano en el mercado internacional. Cuba no tiene representación urbana real ahí. Pienso que con estos estilos podemos llamar la atención de muchas personas.
¿Crees que el reguetón está agotado?
Considero que se perdió la esencia. Hoy en día viene siendo un pop. Hasta los puertorriqueños lo han dejado de hacer. Creo que se respira un momento de cambio y la gente necesita un sonido distinto. Sale lo de Farruko con “Pepas” y ya es una variedad. Hay que ser atrevido y arriesgarse.
¿Cuánto arriesgaste con tu tema “De Cuba yo soy”?
Esa canción fue un bum. Que un artista como Yomil y El Dany, que tiene muchos seguidores, haga una canción hablando de la realidad del pueblo cubano no es algo que se vea en los artistas urbanos en Cuba. Acostumbran a hacer canciones comerciales sin temas sociales, pero en el contexto que estamos viviendo creí que era necesaria. Yo salí el 11 de julio a marchar con la gente. Si anteriormente tenía las puertas cerradas, ahora las tengo más. Pero la situación es muy crítica y esa es mi manera de aportar algo para acelerar ese cambio.
El concierto de los Rolling Stones en La Habana en 2016 se consideró un hito. ¿El rock ya está asimilado en Cuba?
En su momento, el rock fue marginado y censurado. Los rockeros defendieron el género hasta que le abrieron las puertas. A lo mejor fue tarde, pero hoy tienen sus empresas y sus teatros. El reguetón no tiene nada de eso. Se descarta; ni siquiera es un tema de conversación. Lleva más de veinte años y en Cuba todavía no se le da espacio en los medios. Aquí todo es oficial. El propio gobierno lo dice: «Su género no es prioridad para la promoción institucional». No te dicen que te están censurando, pero te lo dan a entender.
¿Cuál crees que es la prioridad institucional?
El Gobierno promociona la salsa y los trovadores. Tienen los medios. Pero menos mal que existen las redes sociales. La gente se identifica con la manera de ser del artista y la manera de ver el mundo. Cuando tienes tus propias plataformas y la gente te sigue, lo tienes hecho. La gente no ve la televisión ni escucha la radio en Cuba porque es deprimente. Es todo muy antiguo. Por muchas canciones agradables que lleves a la radio, por letras muy limpias que hagas, no te lo van a aceptar.
Pero tú defiendes esas letras limpias. ¿Quieres diferenciarte de la carga sexual habitual del reguetón?
Yo no hago canciones groseras porque a mí me siguen muchos niños y personas mayores. Me sentiría mal si hiciera una canción de malas palabras y, luego, la pusieran en una fiesta donde hubiera niños escuchando eso. O personas mayores. Por mis principios no lo hago. A lo mejor, en el futuro, podría hacer una canción un poco picante, pero no es mi plato fuerte.
Pese a la muerte de El Dany, siguen apareciendo temas con su nombre. ¿Será así en el futuro?
Yomil y El Dany es una marca, una hermandad establecida que no se va a romper por nada. Dany dejó grabadas muchísimas canciones, aproximadamente 60 o 70. Eso va a salir como contenido exclusivo en nuestro canal de YouTube, pero por otro lado he creado mi propio canal independiente.
¿Cómo se sintió en Cuba la muerte de El Dany?
Cuando murió El Dany, salió la gente a la calle. Fue bonito saber que tienes un apoyo y que la gente reconoce el trabajo que hemos hecho. Creo que Yomil y El Dany marcaron un antes y un después en la música urbana. No solamente en música, sino en cambio de imagen, maneras de hacer videoclips y de manejarse. Nosotros fuimos los primeros en tener canales de YouTube y plataformas digitales. Le dijimos al mundo urbano cubano: «Este es el negocio, esto genera dinero». Porque normalmente el artista cubano regala su música.
¿A qué te refieres?
Aquí no hay Spotify, lo único que existe es el paquete. Cuando tú sacas una música, una persona la descarga de internet y la filtra a los 11 millones de cubanos. Es un paquete que se hace semanalmente y ahí sale todo. Regalado. Por eso los artistas cubanos no tienen números. Si la gente tuviera acceso a internet global, las cifras serían igual de grandes que en Puerto Rico o la República Dominicana.
Yomil y El Dany en 10 asaltos
En apenas seis años de carrera, Yomil y El Dany hicieron una muesca en la escena urbana caribeña. Tienen un montón de hitos, pero aquí resumimos su historia en una decena de canciones.
Firma invitada
Javier Becerra (A Coruña, 1975) es periodista. Proveniente de los fanzines de los 90 y la prensa musical especializada, trabaja desde 2007 en el periódico La Voz de Galicia, donde actualmente es redactor de la sección Sociedad y Cultura. Ha publicado los libros Los Eskizos, electricidad a contracorriente (2015), ¡Esto es pop! (2019) y La música no es lo más importante (2021).
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