CON PROFUNDIDAD Y ALEVOSÍA

ETERNO MEDITERRÁNEO

Los Estanques y amigos celebran 50 años del legendario disco de Serrat

POR TITO LESENDE

De vez en cuando, en bares, televisiones generalistas o revistas especializadas se produce el clásico debate: ¿Cuál ha sido el mejor disco de música pop publicado en España? Apenas importa la base del sondeo, la edad o la naturaleza de la población encuestada; al final, todos los caminos suelen llevar a Mediterráneo, el álbum de Joan Manuel Serrat editado cuando 1971 ya boqueaba, hace ahora 50 años.


Mediterráneo son una decena de canciones escritas y producidas en estado de gracia: nueve originales de Serrat y una adaptación del poema “Vencidos” (de León Felipe, 1920). Los arreglos musicales de Juan Carlos Calderón (muy especialmente), Gian Piero Reverberi y Antoni Ros-Marbà llevan el conjunto a una dimensión histórica.


En noviembre de 2021, el festival Monkey Week propuso un homenaje a Mediterráneo a través de un elenco de artistas actuales. La Fundación SGAE apoyó y entró en el mismísimo ajo desde el minuto uno. Se trataba de reinterpretar todo ese cancionero glorioso, con sus arreglos y sus aires, sin partituras de las que partir y con la presión que añade la leyenda. De la parte más difícil, la adaptación y la dirección musical, se encargó Íñigo Bregel al frente de Los Estanques: Daniel Pozo (bajista), Germán Herrero (guitarrista) y Andrea Conti (baterista). Y después fueron entrando los demás músicos y voces invitadas.

El proyecto desafiaba el contexto original de Mediterráneo: su marco generacional (ninguno de los participantes había nacido cuando se publicó el elepé) y también el espacial (el concierto se celebró en el CITE de Sevilla, adonde el Mediterráneo todavía no llega). Como dinamo de Los Estanques, Bregel siempre ha reivindicado el pop y el rock de la España desarrollista, con su trabajo de arreglos y su punto barroco. Se lo pensó antes de aceptar el reto y, al final, se lio la manta a la cabeza: “Los Estanques somos más cercanos al rock psicodélico, progresivo o incluso al pop más genuino”, explica, “mientras que Mediterráneo tira más a la canción de autor arreglada. Pero es verdad que hemos encontrado un punto en común por el que hemos entrado. Por eso y, lógicamente, porque es un discazo”.


Íñigo se asomó por primera vez a Mediterráneo en su preadolescencia. Entre otras cosas, se quedó colgado del sonido del clavicordio. “Lo descubrí en una cinta de casete con poquísimos años, en el colegio. No sé si tendría unos trece. Recuerdo a un chaval que lo conocía y me dijo, esto es Mediterráneo. Me quedé como pillado, porque a mí siempre me ha molado el rock y así, pero era raro en el colegio escuchar algo como Mediterráneo”.


Horas antes del concierto de homenaje, Bregel está nervioso. “La adaptación ha sido una movida gorda, la verdad. Pero al final montamos una sección con la trompeta de Luis Soler, el violín de Violeta Díez, y yo con la mano izquierda tocando el mellotrón y acompañando. Y un guitarrista clásico, que es Luis Regidor. Son muchas cosas, muchas notas. Y hay que darle carácter, porque es un disco muy bien tocado. Pero en el concierto solo hay una bala. Eso es lo que más me preocupa”.

“La adaptación ha sido una movida gorda, la verdad” (Íñigo Bregel, director musical)

Por supuesto, el ariete de Mediterráneo es su tema titular, clásico absoluto de la música moderna en España y Latinoamérica. En el libro 201 discos para engancharse al pop/rock español, publicado en 2006 por la Fundación SGAE (entonces, Fundación Autor), el periodista Fernando Neira recoge algunas declaraciones del añorado Juan Carlos Calderón, director musical del disco: “Joan Manuel solo me entregó una maqueta con piano y la melodía tarareada con la voz muy grave, aún sin letra. Él tenía en mente “Take five”, el famoso tema del Dave Brubeck Quartet, y pretendía reproducir ese mismo ritmo de cinco por cuatro. A mí, en cambio, me salió un seis por cuatro, y creo que en ello radica la originalidad del arreglo”. Cuando Serrat volvió con la letra definitiva, continúa Calderón, “todos pensamos, ¡qué puñetero! Nos quedamos embobados”.


En Sevilla, el homenaje a Mediterráneo arranca con Luis Regidor e Íñigo Bregel interpretando este himno con tensión mundial y prietas las filas. Luego, la madrileña rebe (así, con minúscula inicial) canta “Qué va a ser de ti”, unos versos que podrían haber sido dirigidos a una chica como ella, o a ella misma. Poco que ver con el material contenido en su mini LP Solo pasiones… (2021).

El compostelano Carlangas, de Novedades Carminha, aparece cantando “La mujer que yo quiero”, uno de los temas más sentimentales del disco. Lo escogió porque sonaba siempre en el coche de su familia. Explica Carlangas: “El pop en castellano siempre ha tirado de patata o de disparar al sentimiento, por decirlo de forma sencilla. Lo hacían Manzanita, Los Chunguitos y Los Chichos; y, antes, Serrat y toda su generación. Nosotros lo reivindicamos, tanto la gente de mi edad como la que viene detrás. Mediterráneo trasciende generaciones y hay que reivindicarlo como obra maestra, en general. La música no se hace para el público milenial, centenial o decenial; la música es para quien quiera disfrutarla”.

MEDITERRÁNEO NO CADUCA


El escritor y poeta gaditano Luis García Gil tiene algo que decir sobre Mediterráneo: “Este disco no caduca por la atemporalidad de sus textos. Son canciones sorprendentemente maduras, casi testamentarias en algún caso, resumen de febriles experiencias vitales. Llama la atención que un joven que aún no tenía 30 años tuviese la capacidad de entregar una obra tan acabada; vital y melancólica a un tiempo”.


García Gil es uno de los principales estudiosos de la obra serratiana. Es autor de varios libros; entre ellos, el imprescindible ‘Mediterráneo’. Serrat en la encrucijada (Efe Eme, 2015). “Serrat anunció que lo dejaba todo”, recuerda. “Se retiró y despidió a todos sus músicos antes del verano de 1971. Reconoció cansancio y hartazgo; dijo que necesitaba un replanteamiento creativo y personal. Además, rompió con Ricard Miralles, su arreglista primordial. Ese retiro momentáneo se produjo en Calella de Palafrugell, y allí remató Mediterráneo”. El disco se grabó en Milán en otoño de 1971 y se publicó a finales de ese año. “Pero, realmente, su recorrido comercial y de distribución se produjo en 1972”, matiza el escritor.


Luis García Gil cree que Mediterráneo es la obra de Joan Manuel con mayor calado popular, “que lo sintetiza y define perfectamente como letrista, y también perfecciona esa inspiración melódica que lo aleja de los otros cantautores y de la que nunca se ha hablado suficientemente”. Pero defiende que trabajos como Serrat 4 (1970), Miguel Hernández (1972), Per al meu amic (1973) o En tránsito (1981) merecen considerarse a la misma altura. “Serrat es consciente del valor histórico de Mediterráneo, pero no cree que sea su mejor disco, sino el que más ha impactado en una generación que lo ha incorporado a su equipaje sonoro y sentimental. Sus hallazgos siguen siendo incuestionables hasta hoy. Es un disco infinito”, remata.

En el escenario, celebrando al genio catalán, solamente una artista catalana: Maria Rodés. “Claro, sí que siento una cercanía evidente e inevitable”, dice ella. “Yo he escuchado mucho a Serrat en catalán. Y en realidad me ha llegado más con canciones en catalán, como “Paraules d’amor”. Pero él ya ha trascendido cualquier tipo de nacionalidad y barrera. ¡Es tan grande que…!”.


La voz delicada de Rodés interpreta “Aquellas pequeñas cosas”, una de las piezas más reconocidas. “Me gusta la letra y creo que la música tiene que ver con lo que yo hago”, continúa. “Mediterráneo puede reconectar con esa recuperación más reciente del folclore. Llevamos unos cuantos años ya recuperando la música de nuestra raíz y, en este sentido, quizá ahora estamos más cerca que hace diez años de llegar a un público más joven o más amplio con nuestra música tradicional”.


“Me encantaría que Serrat pudiese escuchar el concierto, porque se ha hecho con un cariño enorme” (Anni B Sweet)

En el evento de Monkey Week se suceden las actuaciones: Luis Regidor está enorme en “Barquito de papel” y Raúl Rodríguez prende fuego al escenario con “Vagabundear”. “Aquí están las mejores voces y… la mía”, dice Carlangas. Y, en estas, Anni B Sweet sale al centro y canta “Lucía”. La malagueña está especialmente implicada. Es verdad que ha puesto sus coros en otras gemas del espectáculo, pero “Lucía” es su momento. La recuerda de cuando era niña, en casa, con su familia. La ha elegido por eso “y porque me gusta ponerme las cosas difíciles, porque es muy complicada de cantar”, ríe.


Continúa Ana: “Me encantaría que Serrat me escuchase cantar “Lucía”. Sería un honor. Bueno, en general me encantaría que pudiese escuchar todo el concierto, porque se ha hecho con un cariño enorme. Teniéndole muchísimo respeto y sabiendo la preciosidad que es ese disco en letras, voz, melodías, instrumentación... Se ha hecho todo con tanto cuidado que sería maravilloso que él lo escuchase”.

“¿Que esto llegue a Serrat?”, exclama Íñigo Bregel. “Prefiero no pensarlo, estoy nervioso. Nos hemos metido en un marrón y a ver cómo salimos de aquí. Yo espero que bien, pero lo de Serrat prefiero ni pensarlo”.


En el CITE sevillano hay mil doscientos rostros cubiertos con mascarillas. Mil doscientas parejas de ojillos al aire, muchos emocionados. Bregel, director musical del evento, puede estar tranquilo: el trabajo de arreglos e interpretación saca premio, y el sonido le hace justicia. El sevillano Dani Llamas ya ha cantado “Pueblo blanco” y regresa para darle un meneo a “Vencidos”. “Ha sido especial”, resume al bajar. “La primera vez que salí era un poco más de testeo. Pero la segunda vez ya pude fijarme en la gente, que estaba emocionada. Es impresionante. ¿Y todo por qué? Porque ese disco, ya pueden pasar mil años, que siempre será una mina de la que poder sacar muchas cosas buenas”.

En el tramo final caen algunos extras fuera del repertorio: “La saeta” (a cargo de Miguelito García, de Derby Motoreta’s Burrito Kachimba); “Fiesta”, “Para la libertad”, “He andado” o una apoteósica “Cantares” a tres voces. El trabajo de Bregel y del resto de participantes ha sido fino. Lo dicen quienes saben, quienes pueden y hasta los cuñados. En la trastienda hay alivio, risas, algún pitillo y muchos abrazos. Los músicos guardan sus partituras y se aflojan las pajaritas. A pie de escenario, la madre de Luis Regidor llora; demasiadas emociones contenidas. Es el lazo a un evento único en cualquiera de los sentidos: el homenaje a Mediterráneo nació para celebrarse una sola vez.


“Hace un par de horas no imaginaba cómo iba a acabar”, confiesa Dani Llamas, ya en la calle. “Todos los compañeros estábamos súper nerviosos, con mucho respeto hacia el repertorio. Yo lo he flipado con los demás. He estado hablando con Maria Rodés y con otros y… Molaría que esto se hiciese alguna otra vez, ahora que el trabajo más duro está conseguido”.

SERRAT Y EL VICIO DE CANTAR


Mientras, desde algún punto del Mediterráneo y ajeno a todo este guirigay, Joan Manuel Serrat anuncia su despedida de los escenarios con la gira El vicio de cantar, que comenzará en abril en Nueva York y terminará en diciembre en su Barcelona.


Más información, aquí

Vídeo

Carmen Hinojosa y Alejandro Sánchez (realización)

Tito Lesende (entrevistas)

Agradecimientos

Marcos García / Ayuken

Fotografías

Javier Rosa

Enlaces

Los Estanques

Dani Llamas

Novedades Carminha

Rebe

Luis Regidor

Maria Rodés

Raúl Rodríguez

Anni B Sweet



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II PREMIO DE COMPOSICIÓN SGAE-CULLERARTS PARA VIOLÍN

Con el propósito de estimular y reconocer la creación de nuevas composiciones musicales para violín, la Fundación SGAE, a través de su Consejo Territorial de la Comunidad Valenciana, ha convocado su II Premio de Composición SGAE – CullerArts para violín. Dirigido a compositoras y compositores de cualquier país del mundo y que sean miembros de la SGAE, el certamen es único en España en su especialidad y otorgará un premio de 2.000 euros. El plazo para la presentación de partituras permanece abierto hasta el 31 de enero.